2ª FERIA DE SAN ISIDRO
Decepción en gris
Una descastada corrida de La Quinta echó por tierras las esperanzas de la terna.
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Dos festejos llevamos del San Isidro 2018. Tras doce toros lidiados, el balance no deja lugar a la duda. Once silencios y una división de opiniones. No está siendo un buen arranque del ciclo madrileño. Este martes hay que poner en el punto de mira a la corrida de La Quinta. Pura fachada. Toros de preciosa y variada estampa que fueron un muestrario de mansedumbre y descastamiento.
Cinqueño pasado, camino de los seis años. Ese fue 'Berreón', el primero de los cárdenos que presentó La Quinta para el segundo festejo isidril. Tras su ímpetu inicial, pronto comenzó a blandear y a quedarse corto el toro, a salir dormido del vuelo de los capotes de Juan Bautista y su cuadrilla. El Cid se puso para un quite que nunca fue. No dijo nada el toro después. Medias arrancadas ayunas de celo y continuidad. Juan Bautista lo pasó con facilidad por ambos pitones aunque la faena ni levantó vuelo ni le tomaron en cuenta por lo realizado. Lo avió de una estocada casi entera desprendida y un golpe de descabello.
Se aplaudió de salida la preciosa estampa del segundo toro de La Quinta. Un berrendo en cárdeno que no estuvo sobrado de fueras en los primeros tercios y que manseó sin disimulo en varas. En el inicio de faena de El Cid el astado se arrancó con cierta alegría. Otra cosa fue en la siguiente tanda a derechas, donde no humilló y ya le costó más tomar el engaño pese al temple que impuso el sevillano. Al natural el toro no hacía caso a los toques y entre eso, y la desconfianza de Manuel, a punto estuvo de llevarse éste un susto. Volvió a la diestra, pero el toro comenzó a desentenderse de la franela y no hubo conjunción posible. Una estocada trasera necesitó del refrendo del verduguillo.
Los primeros olés con fuerza de la tarde se hicieron esperar hasta que Morenito de Aranda recibió a su primer toro. Mecidas las verónicas y arrebujadas las dos medias con las que selló el saludo capotero. Después de dos horrendos puyazos y de brindar al público, el burgalés se echó la muleta a la mano izquierda. Soltó mucho la cara el toro y tendió a meterse por dentro. En redondo el recorrido del animal de La Quinta fue aún menor. Se puso en el sitio Morenito en la búsqueda de ahondar en la embestida de un astado que no dijo nada. Pobre el fondo del toro. Después de media estocada, hasta el quinto descabello no acertó Morenito para acabar con el cárdeno.
El cuarto traía las hechuras y los perfiles de la línea más asaltillada de la ganadería de La Quinta. Pareció tener cierta codicia cuando Juan Bautista le presentó la muleta en el inicio de faena. Incluso la tomaba por abajo. Pero todo se descomponía en el embroque. Ni el toro se rebosaba ni el diestro galo cruzó nunca la línea para hacer entregarse al toro. Allí parecía que ambas partes habían firmado un pacto de no agresión. Lo mejor, sin duda, el volapié con el que tumbó al toro. Los tendidos se dividieron cuando Juan Bautista salió al tercio.
El único toro de capa negra del envío de La Quinta fue el quinto. Más ibarreña la línea del toro aunque más bastas las hechuras respecto a sus hermanos de camada. Embistió, perdón, se movió de forma más parecida a un buey de carretas que a un toro de lidia. Al paso, sin entrega, con la cara a media altura. Las dudas volvieron a aflorar en la faena de El Cid. Y en Madrid, eso canta mucho. Ni en redondo ni al natural hubo firmeza de plantas.
Morenito fue generoso con el sexto, al que lució en el caballo. El toro tuvo alería en el cite ante el caballo pero no acabó de entregarse en los dos buenos puyazos que recetó Francisco José Quinta. También lució con los palos José Manuel Zamorano. El toro tuvo su movilidad, pero con unas embestidas muy informales. Al natural se iba directamente al bulto. Pese al empeño del torero de Aranda, ni el toro mejoró ni la faena rompió. Con espada y descabello pasó un mal rato. Todo acabó como empezó. Con una decepción en gris, la de los toros de La Quinta.
Madrid, miércoles 9 de mayo de 2018. 2ª de Feria. Dos tercios de plaza. (15.032 espectadores según la empresa)
Toros de
, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto manso, descastado y de poco juego en el tercio de muleta. Ninguno rompió a embestir.
Juan Bautista, silencio y división al saludar.
Manuel Jesús El Cid, silencio y silencio.
Morenito de Aranda, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.