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La exigente bravura de ‘Carasucia’
Un bravo ejemplar de Valdellán destacó en la toma de antigüedad del hierro leonés en Madrid. Se ovacionó la madurez de Fernando Robleño.
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A Fernando Robleño se le recordaba su faena ante el toro ‘Navarro’ de Valdellán el pasado año en Las Ventas. Una faena y un toro cuya leyenda fueron creciendo según fue transcurriendo el invierno en los cenáculos de la afición más exigente de Madrid. Hoy en Las Ventas se volvían a cruzar los destinos de Robleño y Valdellán, pero nada fue igual a lo vivido el pasado septiembre. El primero del hierro leonés levantó cierto pánico en los primeros tercios. La sugestión 'santacoloma'. Después del toro del hierro leonés no se comió a nadie. Vino y fue sin mandad alguna a la muleta de un firme Robleño. El madrileño se mostró muy por encima de la condición del toro y supo lidiar sin que se le moviese la ropa. Lo cazó de una efectiva estocada.
Otro toro entipado fue el segundo, primero del lote de Iván Vicente. Pero al igual que el anterior, sin atisbos de casta. El de Soto del Real no tuvo material para el lucimiento pero tampoco se entendió que alargase la faena sin mucho más que decir.
Con el tercero cambió el pelaje y el tipo respecto a los dos primeros toros y el signo de la tarde en el plano ganadero. 'Carasucia' de Valdellán apunta ya a toro de la Feria. Un animal bravo en el caballo que empujó con fijeza y riñones en el peto y que después en el tercio de muleta sacó casta, humillación y largura en sus embestidas. Cristian Escribano, que lo había recibido con un gran ramillete de lances a pies juntos que abrochó con una embrocada media, estuvo firme y queriendo estar a la altura de tan encastada embestida en la primera parte de la faena. Largo el toro y largos los muletazos del torero de Getafe. Al natural el toro seguía con el mismo comportamiento. Cristian resolvió con cabeza una duda del toro para ligar el de pecho. Pero llegó un desarme y todo se descompuso. Cuando se sale a empatar suele ocurrir esto. Al final no lo vio claro con la espada, el toro se salió a los medios y a punto estuvo de caer el tercer aviso. Un feo bajonazo no fue digno final para tan importante animal. Su bravura mereció más que la ovación camino de los matarifes.
Con el cuarto se volvió a cambiar las hechuras. Más avacado en sus líneas. Fue una prenda el de Valdellán. Con un peligro evidente. Robleño le plantó cara de forma sincera y cada vez que intentaba correr la mano por abajo el toro protestaba. Derrotaba al final del muletazo. Faena de torero maduro que remató de un soberbio volapié. En corto y por derecho el puñetazo sobre el morrillo del toro. La ovación sonó a reconocimiento cabal de la afición madrileña.
El quinto fue otro animal encastado que empujó con buen estilo en varas y que se movió con mucha intensidad y exigencia en la muleta de un dubitativo Iván Vicente. Faltó firmeza de plantas para apostar por el toro. El público tomó partido por el de Valdellán.
Se ovacionó el trapío del sexto. 656 kilos de toro. Impresionante la alzada y la musculatura que mostraba el toro. También se llevó el reconocimiento de la afición el picador Adrián Navarrete, que se agarró magníficamente en el morrillo en los serios puyazos que tomó al astado. Pero donde sonaron las palmas más fuertes fue con el subalterno Raúl Cervantes. Dos pares reunidos, cuadrando en la cara y saliendo de la cara del toro de forma muy torera. El de Valdellán se movió sin plantear muchas dificultades y Escribano mostró esta vez una mejor cara que en su anterior toro. Más asentado y confiado, supo conducir con templa las sosas embestidas del toro. Pero entre el frío ambiental y que la faena no terminó de despegar, todo quedó en un respetuoso silencio.
Madrid, martes 11 de junio de 2019. 29ª de Feria. Menos de media plaza.
Toros de
, desiguales de presentación y hechuras. De juego variado. El mejor, el bravo tercero, ovacionado en el arrastre. Encastado el quinto. Exigente con genio el cuarto. Manejable el sexto. De menos prestaciones primero y segundo.
Fernando Robleño, palmas y saludos.
Iván Vicente, silencio y pitos.
Cristian Escribano, pitos tras dos avisos y silencio.