2ª FERIA DE ALCALÁ DE HENARES

Ferrera y Morante, dos artistas que cautivan en Alcalá de Henares

Antonio Ferrera y Morante de la Puebla cortaron tres orejas cada uno y salieron triunfadores del último festejo Alcalá de Henares.

Morante de la Puebla durante su actuación este domingo en Alcalá de Henares

Agencia EFE

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Ferrera cautivó al público que hoy sí acudió casi en masa a La Estudiantil, un coso para más de 10.000 espectadores y que se cubrió en más de la mitad de su aforo (unos 6.000 aproximadamente), algo que puede considerarse un éxito a tenor de que Alcalá de Henares llevaba seis años sin dar toros y ha tenido que esperar a 2021 para este regreso triunfal de la mano de Martínez Erice y Arellano.

El torero extremeño fue el encargado de abrir fuego con una primera faena de alto voltaje ante un buen toro de Bañuelos, al que toreó con el percal por arrebatadas verónicas y chicuelinas, para llevar después una faena de mucha personalidad, en la que la suavidad, el relajo y el desmayo fueron los mimbres de una faena premiada con una oreja por el pinchazo previo a la estocada.

En el cuarto, un toro extraordinario, Ferrera anduvo muy variado de capa para protagonizar acto y seguido un vibrante tercio de banderillas, que Morante declinó compartir tras el ofrecimiento del torero pacense. Destacó un tercer par al quiebro colosal.

Muleta en mano volvió a Ferrera a torear con ese desparpajo, ese abandono tan heterodoxo que le hace ser tan singular. Un toreo que no acaba de convencer a los más puristas, aunque, en esta ocasión, sí puso a todo el mundo de acuerdo, pues la gente disfrutó y a él se le vio también disfrutar en una faena muy comunicativa y bien rubricada con una estocada en la suerte de recibir. Dos orejas.

Morante se las vio en primer lugar con un sobrero muy noble pero cogido con alfileres por sus pocas fuerzas. El de la Puebla del Río, que se gustó en un bonito quite por chicuelinas, anduvo por encima de las circunstancias en una labor técnicamente impecable y salpicada con destelles de tremenda torería. Cortó una oreja.

Aquí se vivió un momento de muchísima angustia, cuando el toro que había sido devuelto se dio la vuelta antes de entrar a los corrales y, tras pegar un fuerte topetazo contra la puerta, derribó al torilero, que quedó merced del animal que, aunque hizo por él, no llegó a herirle. Fue un milagro.

En el quinto llegó lo más torero de la tarde. Este fue un toro de muy buena condición y Morante, que dejó cositas de tremenda belleza con el capote, lo cuajó de principio a fin en una faena exquisita, de mucho gusto y sabor añejo.

Hubo muletazos que fueron auténticos carteles de toros por la estética, la cadencia, el temple que imprimió el sevillano en todo su quehacer. Se tiró a matar muy de verdad y para él fueron dos orejas sin discusión.

Y Juan Ortega, que entró por la vía de la sustitución por el lesionado Cayetano, sorteó en primer lugar el toro de menos opciones, un ejemplar sin fuerzas con el que el sevillano anduvo en labores de enfermero, dejando, eso sí, algún pasaje aislado de preciosa interpretación. El espadazo que agarró ya valía por sí solo la oreja que acabó paseando.

No remató Ortega en el sexto y eso que la apertura de faena fue de muchos quilates por lo despacio y lo bonito que lo hizo; pero luego todo se fue diluyendo, ora porque el sevillano no acabó de cogerle el aire al toro, ora también porque el de Bañuelos no fue tampoco un dechado de bravura. Además, no estuvo esta vez fino con la espada.

Alcalá de Henares (Madrid), domingo 29 de agosto de 2021. 2ª de Feria. Más de media entrada.

Toros de Antonio Bañuelos, el segundo como sobrero, bien presentados, nobles y de buen juego en distintos grados, a excepción del inválido tercero.

Antonio Ferrera, oreja y dos orejas.

Morante de la Puebla, oreja y dos orejas.

Juan Ortega, oreja y ovación.

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