29ª FERIA DE SAN ISIDRO

La firmeza de Robleño, el gran especialista en Escolar

Destacada actuación del diestro madrileño en su primera faena. Bolívar destacó con el sexto

El diestro Fernando Robleño da un pase a su primer toro en el vigésimo noveno festejo de la Feria de San Isidro

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Después del atragantón de Saltillo, reinaba una calma chicha sobre Las Ventas. Los debates sobre la corrida de José Joaquín Moreno Silva antes de la llegada a la plaza relentizaban la entrada a la misma. Bendita pasión con distintas visiones sobre los toros. Hoy tocaba una nueva ración de grises. Los toros de José Escolar.

El primer toro tiró más a la línea Santa Coloma del hierro abulense. Nada descarado de pitones pero de unas hechuras muy buenas y entipadas. Pese a su discreta pelea en varas, no tomó mal los vuelos del capote en el quite de Robleño que tuvo como broche una media que tuvo sabor. Se dobló el murciano con el de Escolar en el inicio de faena. Marcaba mucho el toro por el pitón derecho. No permitía ningún hueco libre porque se metía por dentro. Firme Rafaelillo, tirando mucho del toro en intentando llevar tapada la embestida del animal. Al natural el toro se venía al bulto directamente. Cuando retomó la diestra, el astado ya no pasaba. Rafael hizo lo más inteligente, irse a por la espada. Pero la espada no quiso entrar hasta el cuarto intento.

Tampoco fue un dechado de bravura el segundo en el caballo. Además, perdió las manos en varias ocasiones. El toro, sin terminar de romper, al menos se desplazó por el pitón derecho. Fernando Robleño, el gran especialista en los grises de Escolar, supo cogerle la distancia al animal. En redondo hubo muletazos largos y empacados. Al natural, cuando la primera tanda comenzaba a coger vuelo, el toro le tropezó el engaño y él perdió la vertical. Un milagro que el toro se quedase fijo con la muleta y no hiciese por él. Dos tandas postreras a derechas acabaron por apurar lo que tenía el toro. Gran dimensión de Robleño, que rubricó su labor de una estocada casi entera en el rincón que necesitó de dos golpes de verduguillo.

Se protestó al tercero por blandear en los primeros tercios. Sin embargo, el de Escolar retomó bríos en banderillas. En la muleta fue incierto en el inicio de faena de Luis Bolívar, que vio que el pitón más potable era el izquierdo. De uno en uno, porque el toro salía dormido del muletazo, aunque sin terminar de ajustarse con él. El quehacer del colombiano no pasó de discreto. La espada, caída, fue mortal de necesidad.

El cuarto también tuvo un discreto comportamiento en el caballo, pero tuvo humillación cuando Rafaelillo le presentó la muleta por el pitón izquierdo. No se le vio a gusto el torero murciano, en una distancia corta en la que el de Escolar protestaba. Y menos cómodo se le vio cuando por el derecho el animal se lo pensaba y reponía más. Abrevió entre algunas protestas. De nuevo no anduvo eficaz con la espada.

El quinto bajó en presentación la media de la corrida. Algunos recordaban las corridas serias y cornalonas del hierro con divisa rojiblanca. Éste de Escolar fue el astado menos claro en la muleta. Probón, muy mirón y embistiendo al bulto. Robleño tiró de experiencia y oficio e incluso fue capaz de robarle algún muletazo de mucho mérito a su altura. Una estocada delantera y desprendida y varios golpes de descabello acabaron el toro.

La desbandada de público antes de que asomase el sexto fue general. El frío extemporáneo de junio y la cuesta abajo de la tarde no invitaban a seguir en los tendidos, la verdad. Los que se fueron se perdieron un buen ramillete de verónicas de Luis Bolívar que remató con una acinturada media. El colombiano lució en el caballo al toro. Se arrancó con alegría en el primer puyazo y marró en el segundo el picador Félix Majada. Lo volvió a colocar en la distancia el torero y de nuevo se vino con todo el de Escolar. La ovación para el toro y el picador auguraban que algo podía pasar. También porque después el toro de deslizó con franqueza durante la buena lidia de El Jeringa. Bolívar brindó, pero no le cogió el aire al toro por el derecho. Al natural el toro se desplazó mucho mejor. Una primera tanda tuvo limpieza y la segunda más mando. Al toro le costaba humillar, pero seguía con fijeza el engaño. Siguió por la zurda el torero, esta vez a pies juntos, pero aquello no terminó de romper. Todo fue a menos, toro y faena. Se volcó Bolívar en la suerte de matar. Tremendo el golpe tras enterrar la espada. Y duro el toro que se resistió a caer hasta el descabello final.

Madrid, martes 5 de junio de 2018. 29ª de Feria. Dos tercios de plaza (15.528 espectadores según la empresa)

 Toros de 

, de correcta presentación, de buenas hechuras en conjunto aunque sin excesos en su seriedad de cabeza. A menos el primero; encastado con sus teclas el segundo; un tercero manejable por el izquierdo; encastado el cuarto; manso y deslucido el quinto; bravo en varas, noble pero sin humillar el sexto, que fue ovacionado en el arrastre.

Rafael Rubio 'Rafaelillo', silencio y silencio.

Fernando Robleño, saludos tras aviso y silencio.

Luis Bolívar, silencio y ovación tras dos avisos.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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