6ª FERIA DE HOGUERAS

Manuel Escribano cuaja una faena soberbia y se postula como gran triunfador de Hogueras

Decepcionante corrida de Victorino con un toro, 'Boliviano', de excepcional bravura y clase premiado con la vuelta al ruedo.

Manuel Escribano ante el quinto toro de Victorino Martín en Alicante

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Alicante amaneció cárdeno. Primicia: sin sol. Encapotado y agradable. La luz iba y venía. El sopor no hizo amago de irse nunca. Cada vez más, la Feria de Hogueras está más incrustada en las fiestas de Alicante. Los monumentos de Hogueras, con guiños a la tauromaquia. A Paquito Esplá y su incidencia en los toreros alicantinos, al vicepresidente Barrera… Una calesa con la Bellea del Foc antes del paseíllo.

En el sexteto herrado con el hierro de Victorino se lidiaron tres cuatreños y tres cinqueños. El primero de la tarde, Disparate, tomó bien la capa de Rafaelillo. Con celo y aparente clase. Lidiador comenzó Rafaelillo. Por abajo, genuflexo, tratando de abrir caminos. Se quedó muy corto, quizá acusó el puyazo. Dormidito, casi con ese gateo del toro mexicano, el murciano le robó varios muletazos meritorios por templados y largos. De buen dibujo fueron los naturales de uno en uno. Media estocada tras un pinchazo.

El cuarto fue toro protestado. El torero de Murcia le sopló dos largas en el tercio. Blando, flojo de remos. Brindó Rafaelillo a María Mayoralas, mujer del empresario de la Plaza de Alicante y apoderado del torero murciano. Fue misión imposible armar faena con un toro carente de fuerzas y emoción. Hizo bien en abreviar y mal el presidente en mantener al toro en el ruedo.

El escurrido segundo, degollado de papada, fue toro terciado. Brindó Escribano al respetable tras banderillear con facilidad y mérito especial en un par por los adentros. Molestó el gazapeo del cárdeno, ágil en sus escasas carnes. Soltó la cara y se revolvía. Y miraba y medía. Toro complejo. Cuando pudo, Escribano dejó buenos apuntes del toreo al natural. A última hora, le empaló por el muslo sin consecuencias. Se atracó de toro en la suerte suprema. Se aplaudió al toro en el arrastre. Digno de Iker Jiménez el asunto. Oreja de Alicante.

El quinto salió con pies y brío. Boliviano fue un toro de excepcional clase y excelente humillación. Escribano protagonizó un variado tercio de banderillas. Apretó el toro hacia los adentros. Manuel brindó a la Policía Nacional. Humillaba el toro y la tomaba con nobleza, bondad y ritmo. Pronto se lo sacó a los medios. El toreo en redondo brotó limpio y ligado. Frondoso, soberbio. Más rotundo al natural hasta un inoportuno desarme. Faena maciza con pasajes notables por ambos pitones. Se libró de nuevo Escribano tras ser levantado por los aires. Entró a matar o morir y cobró una gran estocada. El presidente demostró con su decisión una ignorancia digna de cese inmediato y no concedió la segunda oreja a Manuel Escribano. Lamentable y bochornoso. Una vergüenza.

Borja Jiménez firmó un vibrante saludo con el capote. Se empleó el toro en el caballo. Brindó el sevillano a la Bellea del Foc. Pasaba despacito el toro, tuvo que tragar mucho Jiménez. Los pases de pecho los borda Borja. Como los naturales finales con los vuelos, apurando el buen son que tuvo el victorino. Fue faena larga con altibajos y mal rematada con la espada. Hubiera podido cortar una oreja.

El sexto fue el toro más pesador: 557 kilos. Más alto y más largo. Borja se fajó con él por bajo en el prólogo. Tapando rendijas y abriendo caminos. El victorino obedeció las telas pero había que llevarlo muy tapado. Fue faena de toma y daca. No hubo momentos para el relajo. Mató bien y cortó una oreja.

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