3ª FERIA DE JULIO

Manzanares, oreja tras una faena sin huella estética ni peso artístico

Decepcionante balance artístico en el cartel estelar de la Feria de Julio con Castella y Talavante de vacío.

José María Manzanares con la oreja cortada este sábado en Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Casi dos tercios de plaza aforó la plaza con Castella, Manzanares, Talavante y una insoportable ola de calor. No está nada mal para ser toreros tan vistos. Poco fresco el cartel para día tan bochornoso.

Rompió plaza Dudoso, de El Pilar. Colorado, estrechi de sienes, altito… Pocas dudas de su encaste. José Chacón dejó un gran par y Castella dejó la montera a su mozo de espadas. Frágil de apoyos el toro, endeble. Claudicante pero de buen fondo y hasta con noble celo. A más el toro, hecho que propició que Castella pudiera conectar con los tendidos con pasajes estimables con la mano derecha y con remates marca de la casa. Hubo una serie ligada en una baldosa meritoria. Más apasionada que limpia. Pinchó antes de dejar una buena estocada.

El cuarto derribó al piquero. Tenía carácter el victoriano. Flameaba la flámula de Sebastián en la boca de riego. Eolo molestó lo suyo. Clásico el inicio del francés. Dos pases cambiados y el de pecho. Trastabillada la embestida y manso el fondo. Rajado.

Renacuajillo presagió con su nombre su anovillada expresión. Tenía la cara lavada pero tomó con celo el capote de Manzanares. Rebrincado, deslucido, sin clase. Vulgar. El alicantino abrevió. Mal con la espada y no es novedad. La mejor noticia a esas horas para Valencia es que el valenciano Samuel Navalón había cortado tres orejas en Santander.

El quinto exhibió temperamento. Manzanares le bajó los humos pero no redujo la velocidad en el prólogo. Ni durante la faena tampoco. Tensión, trallazos también. El toreo en redondo también tuvo su electricidad. No se impuso nunca José Mari: toro y torero a su aire. Toro incómodo aunque también incomodó el viento. Un toma y daca. Y un daca y toma, si me permiten la licencia. Un espadazo abrió las puertas de una oreja ligera. Como la faena.

Empanado salió olisqueando el albero. Manaeó, salió de najas, suelto, hizo sonar el estribo. De manual de mansedumbre los primeros tercios. Javier Ambel despertó del letargo a la parroquia con los palos. Ante semejante podredumbre de bravura, Talavante le robó varios naturales meritorios. Entre las rayas. Buscando inercias y querencias ante un toro que la tomó siempre con nervio y genio. Se esforzó el extremeño. Pinchó.

Talavante abrió faena con delicadeza al sexto. El aroma de la suavidad. Cayó el toro de El Pilar a las primeras de cambio. La ilusión del proyecto de faena fue un espejismo. Desentendido además. Rajado. Se echó el toro. Lamentable final.

Mañana Ureña y Román, mano a mano con la corrida de Santiago Domecq. Alea jacta est.

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