MADRID
La pasión de Madrid por Curro Díaz en el tradicional Domingo de Resurrección
El torero de Linares firmó los mejores pasaje del festejo mientras Borja Jiménez cofirmó su alterantiva con dignidad.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La pasión de Madrid por Curro Díaz no es nada nuevo, hoy se volvió a vivir tras una faena salpicada de naturales muy toreros, pero a la que le faltó para que fuera redonda de verdad, ante el mejor toro de una corrida en la que Borja Jiménez anduvo digno y José Garrido se marchó de puntillas.
Lo que es innegable es que esa labor del torero de Linares fue lo más reseñable de una tarde que se iba por los derroteros del sopor, en la que saltaron al ruedo ocho toros de hasta cinco hierros diferentes, cada uno de su padre y de su madre, muy desiguales en todo, de apariencias y comportamientos.
Ocurrió en el cuarto toro, de El Tajo, el animal de más opciones del envío, sobre todo por el pitón izquierdo, por donde Curro argumentó una faena bonita, con momentos de buen toreo, pero sin acabar de aprovechar del todo la posibilidad que tenía delante por mucho que le jalearan aquello como si fuera la obra del año. Pero no fue así. Ni muchísimo menos.
Que hubo alguno bueno y con ese sello tan aromático que posee este torero, por supuesto, ese duende tan característico lo lleva innato, pero faltó compactar todo más y mejor, que aquello fluyera de otra manera, no dejarse tropezar tanto los engaños y, sobre todo, mejor rúbrica con la tizona.
Antes, con su primero, anduvo entregado y con oficio el linarense para sacar lo poco o nada que tenía el de Las Ramblas, al que dejó alguna pincelada suelta y, sobre todo, una estocada como Dios manda.
El toro de la confirmación de Borja Jiménez apuntó gran calidad de salida, lo que permitió tanto al confirmante como a José Garrido paladear unas arrebujadas chicuelinas y unas cadenciosas verónicas, respectivamente, en sendos quites de bella factura. Colocaba de maravilla la cara el del Tajo, al que, sin embargo, se le adivinaba también que de fuerzas andaba más bien justito.
Y Jiménez, tras unas probaturas muy toreras, estuvo perfecto con él, gustándose sobre todo en varios naturales de exquisito trazo, muy encajado y haciendo las cosas con gusto y suma suavidad, aunque, no se sabe muy bien porqué, sin llegar a los tendidos, demasiado fríos con la puesta en escena tan impecable que llevó a cabo el sevillano.
Con el quinto, en cambio, quedó prácticamente inédito ante un toro insulso y que apenas se prestó al lucimiento.
Después de más media hora en la que los cabestros hicieron acto de presencia hasta dos veces para llevarse al titular tercero de Martín Arranz y también a un primer sobrero de Martín Lorca, Garrido se enfrentó, por fin, a un ejemplar de Escribano Martín que hizo bueno ese dicho infalible que dice que las hechuras son el espejo del alma, porque fue un animal tan basto por fuera como vacío por dentro. El extremeño anduvo de aquí para allá, pero sin dejar ningún poso.
El sexto se movió sin gracia alguna y Garrido pegó muchos pases en una faena en la que primó la cantidad sobre la calidad.
Madrid, domingo 9 de abril de 2023. Un cuarto de plaza (8.164 espectadores, según la empresa).
Dos toros de El Tajo (1º y 4º), tres de Las Ramblas (2º, 5º y 6º) y un sobrero bis (3º) de Escribano Martín, que sustituyó al titular de Martín Arranz y a un primer sobrero de Martín Lorca, inválidos ambos. Corrida muy desigual de presentación y de juego también variado. Destacaron los del Tajo, sobre todo el cuarto, con un gran pitón izquierdo. Sin raza y deslucidos el resto.
Curro Díaz, ovación y ovación tras aviso.
Borja Jiménez, ovación y algunas palmas.
José Garrido, silencio tras aviso y silencio.