16ª FERIA DE SAN ISIDRO

La pasión de Roca Rey entre la casta aguada de Victoriano

El peruano cortó la única oreja de un festejo lastrado por la mansa corrida de Victoriano del Río

El diestro peruano Andrés Roca Rey durante el decimosexto festejo de la Feria de San Isidro

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La plaza de Las Ventas se transforma los días de cartel estelar. Las corbatas, los claveles en las solapas de los horteras, los del 7 con la escopeta cargada... todo es distinto a los festejos de calma chicha. Sin embargo, todo ese ambiente festivo se descompuso cuando los cielos se volvieron a abrir en forma de tormenta. Esa lluvia se llevó el hilo conductor de la tarde y aguó la casta de la corrida de Victoriano del Río. 

No entraba por los ojos el primer toro del hierro madrileño. Altón, bastito de hechuras... como tampoco gustó la flojedad de remos que evidenció en los primeros tercios. Sin embargo, no se desesperó Miguel Ángel Perera. Tremendo el inicio de faena sobre las rayas, pura suavidad y elegancia. Y después la distancia en el cite para dejarse llegar al toro. A derechas fue perfecto el trazo y la temple que imprimió. Al toro, con su punto de nobleza, le faltó chispa y poder para que lo realizado por el extremeño calase más. Al natural se notó más que el fuelle se le había acabado ya al de Victoriano. Cuando retomó la diestra fue imposible recuperar la intensidad inicial. Se puso complicado el toro a la hora de cuadrarlo para la suerte suprema y tampoco lo vio claro Perera en sus ataques toricidas. Al final descabelló entre protestas ya que no había dejado en ningún momento el estoque.

Una nube se posó sobre la plaza de Las Ventas cuando saltó el segundo de Victoriano Del Río. La noche pareció echarse sobre el coso madrileño. Un toro protestado por su vareada anatomía y por una más que evidente debilidad en sus extremidades anteriores. Una flojera que fue a más cuando Alejandro Talavante cogió la muleta y quiso hilvanar la primera tanda. El toro no respondió y el torero no se quiso dar coba. Abrevió con los tendidos más pendientes del agua que comenzaba a caer sobre la plaza. Se lo quitó de enmedio con más de media estocada tendida y varios golpes de verduguillo.

Con la tarde metida en un nuevo tormentón y la gente en huida de los tendidos salió el tercero. Rugió la plaza cuando Andrés Roca Rey lo recibió con lances a pies juntos. Empujó el toro en varas y mientras se retomaba la calma en los tendidos tras la tormenta, el peruano inició su faena de forma asfixiante en con varios pases cambiados de ajustado embroque. El toro tenía mucho que torear, con una movilidad exigente. Le faltó clase, pero transmitió la velocidad de sus embestidas. Firme, muy firme Roca Rey, que aguantó varios parones en mitad de muletazos. Con el toro refugiado en tablas, llegó el arrimón. Al segundo encuentro enterró el acero. 

No se atemperó la meteorología en el cuarto. De nuevo trasiego de gente en los tendidos. Imposible entrar en el festejo con tanto movimiento. Empujó con riñones el toro en las dos varas que tomó. He hizo concebir esperanzas cuando se arrancó con prontitud a la muleta de Perera. Largura y mando en las dos primeras tandas en redondo. Tanto mando que el toro sacó la bandera blanca de la rendición. Muy firme el torero, logró robarle a base de ponerse en el sitio y llevarle muy tapado una tanda muy meritoria. Pero después ya fue imposible rascar más. El de Victoriano ponía rumbo a tablas a la salida de los muletazos. Fue suficiente la estocada casi entera desprendida.

Subieron los kilos de la tablilla con el quinto, pero no por ello el trapío. Alto de cruz y sin terminar de rematar, el toro pasó sin decir nada por los primeros tercios. Se lo llevó Talavante a terrenos del 7 para iniciar faena. Puesta la derecha, embarcando con delante y templando el viaje. El planteamiento de Alejandro no tuvo respuesta por parte de su oponente, que perdió las manos cada vez que lo obligó el diestro. Demasiada apuesta para tan poco contrincante enfrente. En la segunda tanda el toro ya llevaba las luces de freno puestas y Talavante no se lo pensó a la hora de irse tras de la espada. 

Con la tarde ya en una cuesta abajo imparable, Roca Rey, que quitó por gaoneras, prologó su faena al sexto por estatuarios. Impávido el torero, sin rectificar ni un milímetro. Pero cuando comenzó el toreo fundamental, el toro siguió los parámetros de blandura de sus hermanos de camada. De ahí el mérito de Andrés al atornillarse sobre el ruedo e ir asentando al toro para después atacarlo por abajo. Respondió el toro y permitió varias tandas de profundo trazo a derechas. Al natural hubo un muletazo tremendo por la hondura aplicada. Luego, con el animal más parado, llegó un arrimón sincero con voltereta incluída que llevó definitivamente la pasión de los tendidos. La estocada fue letal y los pañuelos afloraron en los tendidos. La oreja cayó por mayoría.

Madrid, miércoles 23 de mayo de 2018. 16ª de Feria. Lleno de 'No hay billetes'.

 Toros de 

, de justa y desigual presentación. Conjunto manso, bajo de raza y desfondado en el último tercio. El único con opciones fue el sexto.

Miguel Ángel Perera, silencio tras aviso y silencio.

Alejandro Talavante, silencio y silencio.

Andrés Roca Rey, silencio y oreja.

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