23ª FERIA DE SAN ISIDRO

Revista de prensa: Los distintos méritos del triunfo de Sebastián Castella

Consulta en cope.es las principales crónicas publicadas sobre el vigésimo tercer festejo de la Feria de San Isidro.

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Redacción Toros

Publicado el - Actualizado

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"Castella se suma con benevolencia al póker de Puertas Grandes", por Sixto Naranjo (COPE.ES)

El toro del hierro salmantino sacó buen fondo, lo que aprovechó Castella para ir desgranando tandas de notable limpieza y mando en redondo. Al natural, el de Domingo Hernández ya había gastado toda la gasolina y embistió de forma más cansina, por lo que el galo recurrió a las cercanías que tan bien maneja. Se tiró muy derecho a matar. Quedó prendido del pitón mientras enterraba la espada en todo lo alto. La primera oreja tenía su verdad y su peso. La segunda sonó a premio excesivo.

"Cogida y Puerta Grande de Castella", por Andrés Amorós (ABC)

El toro resulta ser el único bueno de la tarde, un «Juglar» que canta con la clase de un trovador. Sebastián se queda quieto, aguanta con firmeza las embestidas; cuando el toro se para, recurre al encimismo. Entra a matar «a sangre y fuego» (el título de Chaves Nogales): la emoción del momento provoca que se concedan las orejas. Después de pasar por la enfermería, sale a hombros.

"Emotiva Puerta Grande a la hombría de Castella", por Zabala de la Serna (EL MUNDO)

Crecido en esos terrenos de fuego que son su hábitat. En las distancias cortas. Una espaldina sumó emotividad. La emotividad que corría como un reguero de pólvora. Incendiando Madrid desde el volteretón. Todavía. El volapié fue bárbaro. Perfecta la estocada. La pañolada cuajó por el héroe reconstruido. Una oreja. ¡Y otra! La Puerta Grande descerrajada por el cañonazo y la hombría. Sobre todo, eso. Celebrada la gloria, Sebastián Castella marchó por su propio pie a la enfermería.

"Castella se olvida del cuerpo y entrega la vida", por Patricia Navarro (LA RAZÓN)

Exprimió las arrancadas del toro después que fue noble y con ritmo y cuando se vino abajo el animal hacía tiempo que el diestro francés se había crecido. Más allá de los detalles técnicos, fue una de esas faenas vividas con mucha intensidad por la épica del momento, la entrega y la verdad. Momento estelar llegó después. En esa suerte suprema que fue mayúscula. Derecho, encunado entre los pitones. Forzado a matar o morir. 

"Milagros en Las Ventas", por Antonio Lorca (EL PAÍS)

Ese animal que a punto estuvo de segarle la vida a Castella le ofreció un torrente de dulce nobleza, y el torero, empujado por unos tendidos sobrecogidos aún por la cogida, comenzó de rodillas en el tercio, dibujó una emotiva faena de suaves muletazos por ambas manos -el torero, transfigurado, y el público entregado-, y cuando acabó de una buena estocada paseó el excesivo premio de dos orejas que le abrió la puerta grande. Cómo cambia el panorama una voltereta…

"Sebastián Castella corta dos orejas al quinto y se gana la Puerta Grande", por Paco Aguado (EFE)

Aun así, después de que Castella saliera trastabillado de una estocada volcándose entre la cuna de los pitones, se pidieron y se concedieron esas dos orejas, que fueron un desmedido premio acorde a las desmedidas reacciones de un público más impresionable de lo que era habitual en esta seria y exigente plaza.

"Que la Puerta Grande no emborrone la actitud de figurón de Castella", por Juan Diego Madueño (EL ESPAÑOL)

Al toro le faltaba ese ímpetu; embestía con clase, a medias entre la calidad y la falta de raza. Castella se arrimó de verdad. Saltó detrás de la espada sin paracaídas. Se presentía una de las orejas más importantes de la feria. El presidente aceptó el órdago de la masa. Las dos fueron exageradas y no borrará la dimensión de figurón del mejor torero de Francia. 

"Castella, espeluznante cogida y sensiblera puerta grande", por Carlos Ilián (MARCA)

Le echó tanta voluntad como ramplonería a un buen toro y cuando el animal se apagó echó mano del recurso de ponerse muy encima lo que la gente, con la sensibilidad a flor de piel, recibió con clamores. Castella enfiló la suerte suprema y se entregó en una estocada en todo lo alto. Se desmelenaron los tendidos y el presidente no tuvo aguante, se rajó sacando el segundo pañuelo. Dos orejas de plaza turística y un presidente de pueblo.

"Cosas que nos hicieron grandes", por Ismael del Prado (MUNDOTORO.COM)

Para que comprueben que aún existen esas cosas que nos legitimaron como país, llamadas verdad, esfuerzo, vergüenza, responsabilidad. Esas cosas en desuso que nos hicieron grandes como país. Valores que el toreo mantiene aún vírgenes. Que vean la respuesta desnuda de rodillas con la izquierda, con el cuerpo machacado por una brutal cogida, de Castella. Comiéndose cualquier gesto de dolor, sintiendo vergüenza de exteriorizar una queja. Dando una lección máxima de despreciar hasta su propia vida en una estocada a matar o morir. 

"Emociones fuertes con Sebastián Castella, puerta grande en Madrid", por Gonzalo I. Bienvenida (APLAUSOS.ES)

La humillación fue la mayor virtud. Después el toro se paró y Castella decidió meterse entre los pitones como es habitual en su tauromaquia. La estocada fue a carta cabal, los pitones rebañaron el chaleco en el embroque. La espada quedó arriba. Le dieron dos orejas que se pidieron con fuerza. La emoción fue de dos orejas pero a la faena le faltó toreo fundamental para ser de puerta grande en Madrid.

"Santa Rita, Rita...", por Marco Antonio Hierro (CULTORO.COM)

Cierto es que la de Castella será, seguramente, la Puerta Grande más protestada de una feria donde lo más rotundo –lo de Juli- se fue a medio premiar. Pero no lo es menos que el momento de la tarde en que la garganta se nos hizo un gurruño lo firmó el galo de Beziers. Y lo rubricó con su propia sangre, a pesar de que fue bien poca para lo que pudo haber sido. Mejor ni recordar.

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