SEVILLA

Roca Rey, a puro huevo entre los mansos

El peruano corta dos orejas ante una mansa y deslucida corrida de Victorino del Río. Castella fue ovacionado y Ortega, silenciado.

Derechazo de Roca Rey frente al sexto astado de Toros de Cortés este viernes en Sevilla

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Entre tanto triunfalismo desatado con rabos históricos y Puertas del Príncipe con más o menor rigor, a Sevilla se le olvidó sacar a saludar a Roca Rey después de su última salida a hombros. Fue el viernes pasado. Pero como si hubiese pasado un siglo. Nadie fue capaz de hacer romper una ovación para el peruano tras el paseíllo.

Un Roca Rey que este viernes rozó de nuevo la Puerta del Príncipe. Pero se topó con un presidente que tuvo criterio y rigor a la hora de premiar lo que ocurrió en el ruedo frente a una desbravada y deslucida corrida de Victoriano del Río con los dos hierros de la casa.

Tras los dos primeros de Victoriano, cambió la marca con la salida del primero de Toros de Cortés que cayó en el lote de Roca Rey. Alto y largo como él solo. Fue de caballo en caballo hasta que se sujetó con él Sergio Molina que hacía puerta. Mansito pero de fondo encastado, Roca Rey le sacó todo lo que tenía en las tres primeras tandas en redondo. Baja la mano, profundo y ralentizado el trazo del muletazo. Pero hasta ahí llegó el del hierro madrileño. Al natural se perdió la ligazón y el peruano insistió ya con el astado asomando la bandera blanca de la rendición. La espada, caída pero de efectos fulminantes, desató una petición que desembocó en una nueva oreja de escaso valor.

El sexto traía como nombre 'Cóndor', habitual en los triunfos de Victoriano. Bruto y exigente. Así fue el toro. Y frente a él, un bravo Roca Rey. A puro huevo. Un toma y daca entre la fuerza bruta del animal y la bragueta y el mando del torero. Se la jugó a carta cabal el puruano, consciente de que solo siendo él mismo podría conquistar de nuevo la Maestranza. Tras un nudo de la faena poderoso, todo explosionó en un final de cercanías en las que Roca Rey hizo auténticos ochos con el toro alrededor de su anatomía. Pases circulares

eternos, pitones lamiendo las espinillas y la emoción que depara el toreo ajustado a más no poder. Pero una estocada atravesada que fue escupiendo el toro y un golpe de descabello hicieron que se rebajase algo el souflé de la emotividad. Se pidió la segunda oreja, pero el palco, con buen criterio, dejó el premio en un trofeo de mucho peso y mérito cabal.

No se tapó el primero de Victoriano. Salió oliendo el capote que le presentó Castella para salir como alma que persigue el Diablo. Le costó centrarse al animal en los engaños. Perfecta la lidia de José Chacón y poderoso el inicio de faena de su jefe de filas. Doblándose con el toro, abriéndole los caminos y haciéndole ver para qué estaba en el ruedo. Muy centrado Castella, pisando terrenos comprometidos y lanzando la moneda al aire en cada muletazo por la desententida condición de su oponente. Faena medida sin los recursos finales habituales al antes de la retirada. Y la estocada, arriba, necesitó de un golpe de descabello. Fue ovacionado por su seria actuación.

Con el descastado y parado cuarto, ahora sí Castella se enfrascó en un trasteo tan largo como insustancial. Un auténtico ladrillo con la gente pidiendo que diese por concluido aquello.

Juan Ortega pecho en primer lugar con un toro que salió del peto asfixiado y con ese ronquido habitual que denota que la puya llega al pulmón. Quería el de Victoriano, pero la verdad es que no podía… El torero de Triana estuvo más tiempo del necesario buscando un lucimiento que nunca pareció llegar.

El precioso y cuajado quinto, de espectacular capa sarda, fue otro burel vacío por dentro. Estuvo mucho tiempo en la cara del toro Ortega. Algún muletazo de bella composición logró. Pero lo suyo no son las faenas estajanovistas al por mayor. El de Cortés acabó desarrollando sentido y yendo al bulto descaradamente.

Sevilla, viernes 28 de abril de 2023. 12ª de abono. Lleno de ‘No hay billetes’.

Tres toros de

(1º, 2º y 6º) y tres de

(3º, 4º y 5º), bien presentados aunque de desiguales hechuras. Conjunto manso, descastado y deslucido en conjunto. De fondo encastado mientras duró el tercero y exigente y emotivo aunque el sexto.

Sebastián Castella, saludos y silencio tras aviso.

Juan Ortega, silencio y silencio.

Roca Rey, oreja y oreja con petición de la segunda.