2ª FALLAS DE VALENCIA

Román culmina un hito histórico y sale por la Puerta Grande en Valencia

El valenciano corta dos orejas y estoquea una muy seria corrida con suficiencia, torería y toda la honradez que entraña ser torero.

Román en su salida a hombros este domingo de la plaza de toros de Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Por la mañana, Valencia era un infierno de frío y viento, el mayor enemigo de los toreros. Más mérito si cabe tuvo la gesta de Román, el último eslabón en la historia contemporánea de la tauromaquia valenciana: Vicente Ruiz “El Soro”, Enrique Ponce, Vicente Barrera, José Pacheco “El Califa” y Román… Y en la memoria, el celeste y azabache de Manuel Granero con el que inmortalizó la tarde.

Román hizo algo inédito: la primera vez en la historia que un torero se anunciaba con seis toros en Fallas. Enrique Ponce lo hizo dos veces en julio y octubre, Barrera por San Jaime, e Iván Fandiño, Gallito varias veces en octubre, Manolo Sales de novillero… Hubo presencia institucional de alto rango: Vicente Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, María José Catalá, alcaldesa de Valencia, y José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid. Y Vicente Barrera, vicepresidente de la Generalitat, con José Luis Aguirre, conseller de Agricultura.

Román, un valenciano de Benimaclet, de madre francesa, que jugó en las categorías inferiores del Valencia C.F y que estudió en el Liceo Francés de Valencia se anunció con 6 toros un 10 de marzo para conmemorar el X aniversario de su alternativa. El doctorado fue en Nîmes, y su padrino fue su ídolo: el maestro Juli.

El primero de El Parralejo fue toro hondo que iba y venía. Brindó al público. La muleta flameaba como un banderín. Tuvo entidad y mérito el toreo a derechas, por abajo. Con mando. Había que mandar al toro y al viento. Aferrado a la arena el valenciano.

El de Fuente Ymbro era un tío. Serio como él solo. Dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, una chicuelina intercalada... Y más chicuelinas, al paso, para llevarlo al caballo. Soberbio par de Fernando Sánchez. Molestó el aire, y el carácter del toro, bueno. Román le robó una serie notable con la diestra. Hubo varias con similar intensidad. El palillo por la espinilla. Por abajo, profundidad y mando. Soberbia una serie rematada con un pase de pecho. Unas bernadinas marcaron la victoria del matador ante el toro, que se fue a tablas al final. Notable toro “Sacacuartos”, bravo. Buena obra, excelente estocada y oreja de peso.

El de Pedraza fue un torazo. Dio espectáculo en varas. Román tenía eso en su cabeza. Brindó a los alcaldes de Valencia y Madrid. A media altura, el valenciano lo muleteó con suavidad. Un aire poncista tuvo una serie con la derecha sin apretar, cambiando exigencias y alturas. Otra buena estocada finiquitó el tercer capítulo.

'Estufista' salió caliente. Vibrante y emotivo el saludo liador del valenciano con el victorino. Brindó a El Soro, que en su encerrona en Benidorm también mató uno de Victorino. Cazaba moscas el toro. Pasó Román un mal trago. Hubiera sido más oportuno -estimamos- machetearlo por a bajo y entrar a matar. Una lidia antigua.

A porta gayola se fue con el quinto, un hombre de Domingo Hernández. Cogió los palos el matador y cedió un par a Raúl Martí, que finalmente no banderilleó. Muy aquerenciado en toro en tablas. Román le dio distancias. Ofrecida la muleta plana en la misma boca de riego. Pero el toro no quería coles. Manso de libro. Cinco toros había tumbado Román con la sensación de no desgastarse. En el mismo burladero de capotes le robó varios muletazos de tremendo mérito. Espeluznante sobrevino la voltereta con caída feísima. Y luego otra entrando a matar. Mucho mérito del valenciano en tarde dura y sin concesiones.

El muy serio sexto era toro de Bilbao. Bajo, con leña para un invierno. No cabía en la muleta. Algunos toros estuvieron muy por arriba del nivel habitual del toro de Valencia. Brindó al público, mermado el torero. El algarra la tomó con nobleza. El toreo en redondo tuvo limpieza y orden. Y desgarro el toreo al natural, dando distancias. Román dio tiempos al toro y a sí mismo. Inteligente. La eficacia de la espada le valió una oreja y una puerta grande de mucho mérito, verdad, sufrimiento y honradez.

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