CIUDAD REAL

Tarde de triunfo y reivindicación de Sergio Serrano en Manzanares

El diestro albaceteño cuaja una gran tarde cortando cuatro orejas y un rabo. Un trofeo pasearon Ponce y Curro Díaz. Vuelta al sexto de Las Monjas.

Cuatro orejas y un rabo ha sido el balance de Sergio Serrano en la plaza de Manzanares

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Suya fue la tarde y suyo el triunfo. Sergio Serrano cuajó este sábado una gran actuación en la plaza de Manzanares. Bien es verdad que se llevó el lote, pero la dimensión que ofreció en sus dos actuaciones no dejó lugar a dudas y evidenció que sus notables actuaciones el pasado año en Madrid y Albacete no fueron fruto de la casualidad.

Con una larga de rodillas recibió Sergio a su primero. Y también de hinojos comenzó la faena de muleta ante un toro que tuvo alegría y movilidad. El trasteo del albaceteño se dividió en dos partes. La primera, con el torero dando distancias al toro y aprovechando la inercia de la embestida para ligar varias tandas por el pitón derecho con la ligazón y el mando como armas. La segunda, cuando se echó la muleta a la izquierda. Ahí hubo menos gobierno pero más emoción por la apuesta y la firmeza de Sergio. Una estocada trastera y desprendida tumbó al toro y dio paso a la concesión del doble trofeo.

Pero la gran faena llegó en el sexto, un buen toro en el último tercio. Nobleza, duración y yendo siempre a más. El torero de Albacete volvió a repetir la fórmula de la distancia en los cites en las primeras tandas a derechas. Pero donde llegó el cante grande fue al natural. Reduciendo las embestidas a base de mando y temple. Encajado de riñones y tirando hasta el final del toro. Después todo se desordenó con una absurda petición de indulto de la que se dejó llevar el torero. El palco se mostró inflexible y lógico y, tras una estocada entera, llegaron los máximos trofeos para Sergio Serrano y la vuelta al ruedo para el toro de Las Monjas.

El astado que abrió el festejo llegó muy parado al tercio de muleta. Enrique Ponce, muy paciente con él, trenzó una faena siempre a media altura para sostener a base de temple y técnica al astado del hierro sevillano. Una tanda postrera al natural, de uno en uno, resultó la más conseguida. Una estocada corta fue suficiente para hacer doblar al toro. La oreja fue el premio para el valenciano.

El cuarto duró menos aún. Entre lo medido de raza que estaba y el fuerte castigo en varas que sufrió, el toro se paró nada más comenzar la faena de muleta de Ponce, que lo avió con habilidad y prontitud de una estocada muy baja.

Se arrebató Curro Díaz en el saludo capotero a su primer toro. Inspiradas las verónicas y humillador el de Las Monjas. Pero fue un espejismo. El astado cambió en el último tercio para embestir siempre por dentro, quedándose corto y lanzando derrotes a la altura de las hombreras del torero de Linares. Lo intentó Curro, pero no había material para moldear una faena mínimamente lucida. Se le ovacionó como recompensa a su disposición.

El quinto se movió sin clase en los primeros compases de la faena de Curro Díaz, sobre todo por el lado diestro. Sin embargo, por el izquierdo fue otra historia. Humilló más y fue más largo, lo que aprovechó para cuajar una tanda rotunda al natural. Pero en la siguiente, el toro le prendió por la corva izquierda y le volteó de forma fea. No caló el pitón y volvió a la cara del toro Curro para dejar otra tanda con la intensidad del momento. Una estocada baja y atravesada no importó para que Curro pasease una oreja.

Manzanares (Ciudad Real), sábado 5 de septiembre de 2020. Un cuarto de plaza.

Toros de

, de correcta presentación. Conjunto bajo de raza y desfondado en el último tercio. Con más duración y movilidad el tercero y noble el sexto, premiado con la vuelta al ruedo.

Enrique Ponce, oreja y silencio.

Curro Díaz, saludos y oreja.

Sergio Serrano, dos orejas y dos orejas y rabo.

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