Triunfo de Chacón y López Simón con dos buenos “victorinos” en Utrera

No ha sido buena la corrida de Victorino Martín. La bravura, que manifiesta en muchas tardes de lidia, ha sido escasa, casi nula, a excepción del sexto, de notable pitón derecho, al que premiaron con la vuelta al ruedo. Tampoco la casta, ingrediente esencial de los toros de la A coronada, ha permitido lidias apasionadas que evidenciaran la emoción. La casta es el quid de la cuestión. Toros encastados mantienen la tensión del espectador, crean expectación y acaban provocando emociones. La corrida venida de Las Tiesas ha adolecido de ella. Sólo el exigente cuarto y el bravo sexto mantuvieron el interés en la larga tarde de toros en Utrera. Mas de dos horas y media de corrida es demasiado. Cansa, sobre todo, cuando las escasas importancia de las acometidas dejan de apasionar y no hacen gozar de la lidia.

Alcanzó nota el segundo de Octavio Chacón, un toro importante, que no bueno, exigente y serio, con el que el torero gaditano pudo mostrarse en esencia. De su muleta surgieron muletazos templados con la derecha que se perfilaron como fuente de una expresión tan emotiva como sugerente. Y así continuó Chacón con la izquierda, trazando despaciosos naturales con los que mostró los aspectos más importantes de su tauromaquia: un oficio definido y maestría en la lidia del característico toro de Victorino Martín. Al segundo intento hundió la espada con la que aseguró el doble trofeo.

También le cortó la oreja al flojo primero, un toro sin humillar, de escasa seriedad en sus pitones escobillados y que se quedaba al pasar en los tobillos del torero. Octavio le abrió la embestida para alargarle el natural y torear despacio consiguiendo una serie con la izquierda rematada con su excepcional pase de pecho. Oficio y firmeza, y con un espadazo, precedido de pinchazo, certificó el trofeo.

Alberto López Simón tuvo en el sexto un buen toro para alcanzar su objetivo. Lo consiguió muy al final logrando mostrar ese concepto interesante y expresivo que tantas tardes de gloria le ha proporcionado. Utilizó la derecha para torear con frescura las nobles y bravas embestidas de “Milenario”. Gustó el epílogo diestro donde consiguió llegar a los tendidos y cuajar las mejores series con el buen “victorino”. Bastó la estocada y las dos orejas fueron a su poder. Para el toro la vuelta al ruedo póstuma.

Sin embargo, el torero madrileño se mostró muy inseguro con el complicado tercero. Un toro al que se le picó mucho, como a toda la corrida, y que necesitaba de una muleta firme y poderosa. Con media estocada y descabello lo mandó al desolladero.

El segundo fue un toro de embestida sosa que iba y venía sin codicia. Ni parecía un “victorino”. Fue picado en exceso y su comportamiento no ayudó a Pepe Moral a mostrar ese toreo ligado en él característico. El natural destacó en lo hecho logrando con la izquierda los escasos y mejores momentos de la lidia. Tras pinchar fue ovacionado.

Serio, y complicado por reservón, fue el quinto que nunca humilló. Ante estas complicaciones, el diestro palaciego lo intentó por ambos pitones consiguiendo algún que otro trazo diestro y escasos naturales. Su esfuerzo sólo le valió para dar una vuelta al ruedo tras pinchar antes de la estocada.

Utrera (Sevilla), domingo 5 de septiembre de 2022. Corrida de Feria de Consolación. Media plaza.

Toros de

, de desigual presentación y seriedad, muy bajo el trapío del primero, un toro de escasa fuerza. Noble y de sosas embestidas el segundo; muy complicado el tercero; exigente e importante el cuarto; serio y reservón el quinto, de excelente pitón derecho el sexto, premiado con la vuelta al ruedo.

Octavio Chacón, oreja y dos orejas.

Pepe Moral, saludos tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso.

López Simón, silencio y dos orejas.