REFORESTACIÓN ABEJAS

Samuel Cerrudo,el apicultor que planta árboles para "salvaguardar la memoria"

Marta Montojo

Agencia EFE

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Marta Montojo

Samuel Cerrudo siempre pensó que seguiría los pasos de su abuelo y sería militar, pero la vida le llevó por otros senderos y ahora, con 29 años, es a la vez diseñador de moda, apicultor y agricultor, centrado en salvaguardar la memoria y convertir los bosques en su casa.

Tras una experiencia de un año y medio en Australia, la cuna de la permacultura -un método que aplica los criterios de sostenibilidad al diseño de asentamientos humanos y de su modo de vida-, el madrileño de entonces 21 años aprendió que el mundo necesitaba y podía adoptar una nueva forma de producir alimentos.

De regreso en España, decidió mudarse al conquense pueblo de Rubielos Altos, donde desde la casa de su abuela pondría en marcha su proyecto, que combina colmenas, tierras de cultivo y un taller donde da forma a nuevas prendas a partir de telas recicladas.

En este municipio sin bares ni tiendas, en el que apenas quedan 25 personas censadas, Cerrudo trabaja desde 2018 en su iniciativa Apícula Raw Honey, de apicultura biodinámica, una práctica de producción de miel ecológica que además tiene en cuenta las "energías que crean y mantienen la vida" y sigue el calendario lunar.

Este apicultor solo cosecha en invierno -así las abejas tienen alimento suficiente el resto del año- y rechaza, por ejemplo, la cría artificial de reinas y el uso de cera estampada o ajena a la explotación, para asegurar que la cámara de cría está libre de químicos y que se recupera el tamaño original de la Apis mellifera ibérica.

Cerrudo tampoco recurre a los clásicos panales, sino que aprovecha las celdillas naturales que las abejas construyen por sí solas siguiendo la guía de pequeñas tiras de madera.

Además de sus colmenas, su iniciativa de permacultura incluye la agroferestería. Sobre todo, se dedica al cultivo de frutos secos y de aceitunas con las que produce un aceite en envero como hacían antiguamente, para conseguir un carácter polifenólico, con el objetivo de que no solo se consuma para freír, sino "que sea un producto medicinal" y pueda tomarse crudo, por ejemplo, en ayunas.

En total, dispone para ello de 29 hectáreas, en las que ahora está plantando 10.000 árboles donados por el proyecto Life Terra, creando una barrera arbórea que convertirá su terreno en un "oasis".

Este regalo ha supuesto para él un "aliento", pues llevaba tiempo queriendo hacerse con esta cantidad de árboles, pero no habría podido permitírselo todavía dadas sus limitaciones económicas, pese a sus ahorros de Australia.

Más allá de las ventajas que los árboles aportan a largo plazo a su empresa, Cerrudo destaca el beneficio físico, in situ, en el terreno que no tiene precio.

Por ejemplo, la regeneración del suelo -con especies arbóreas que se encargan de nitrogenarlo- o la estructura que dan a suelos en principio arenosos.

Los árboles se han plantado en los bordes de las parcelas, explican desde Life Terra, porque es una zona que normalmente no se aprovecha pero donde estos darán sombra a los cultivos, los protegerán del viento, servirán de refugio para los animales y ayudarán a fomentar la biodiversidad.

La idea, señalan desde el proyecto, es crear setos vivos plantando diversas especies de árboles y arbustos y jugando con diferentes alturas, con lo que además atraerán a polinizadores y así apoyarán también la producción de miel.

UN OBSERVATORIO PARA PROFESIONALES

Cerrudo aspira a que su proyecto de permacultura y apicultura biodinámica se convierta en un observatorio para los profesionales del campo.

Detecta que respecto a prácticas agroecológicas "hay un exceso de información pero hay una carencia muy grande de actuación, y esa necesidad de empirismo es la que Cerrudo quiere solventar mostrando que con su metodología se puede cosechar agua, combatir plagas y optimizar el uso de energía.

Con su iniciativa, que persigue un fin divulgativo, además de productivo, Cerrudo se dirige a los agricultores de la zona, a quienes quiere dar la mano y hacer que se relajen y vean que es algo viable, que esas asociaciones entre especies existen, y que no pelean entre ellas.

En última instancia, su objetivo es construir un archivo a partir de lo que los bosques le enseñen, y generar una nueva memoria que derrumbe las falacias de la agricultura convencional. EFE

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