ANDALUCIA VACIADA
Santiago-Pontones, icono de la Andalucía Vaciada con un alcalde pastor
Ginés Donaire
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Ginés Donaire
El municipio de Santiago-Pontones, en la zona más nororiental de la provincia de Jaén, se ha convertido en el paradigma de la Andalucía Vaciada. En el último medio siglo ha perdido el 82 % de su población. Antonio Rodríguez, un enfermero que dejó la UCI de un hospital para volver a su pueblo como pastor, es el nuevo alcalde de la localidad al frente del partido Jaén Merece Más.
Estamos más en peligro de extinción que el lince y el quebrantahuesos, ha declarado a EFE Antonio Rodríguez, el flamante regidor por Jaén Merece Más poniendo fin a cuatro décadas de gobiernos locales del PSOE. Es la primera alcaldía que ha logrado esta formación vinculada a la plataforma de la España Vaciada, aunque también han entrado en los gobiernos municipales de Jaén y Baeza y han sido decisivos en Santisteban del Puerto.
Santiago-Pontones tiene actualmente un censo de 2.632 habitantes, aunque son muchos menos los que viven allí de forma estable, y su tasa de envejecimiento (del 26,47 %) es de las más altas del país.
Alcanzó su techo demográfico con 15.000 habitantes poco después de su nacimiento como municipio en 1975 (de la fusión de las localidades de Santiago de la Espada y Pontones) pero desde entonces su declive poblacional ha sido constante.
Los que queremos vivir aquí queremos tener una vida digna, pero si se sigue perdiendo población se irán perdiendo servicios básicos, es la pescadilla de que se muerde la cola, ha apuntado Rodríguez, un enfermero de profesión que hace cuatro años decidió volver a su tierra para hacerse cargo de la explotación ganadera familiar. Ahora, tras haber sido elegido alcalde, busca alguien que lo sustituya como pastor.
La peculiaridad de Santiago-Pontones es la vasta extensión del municipio, que ocupa un tercio de todo el parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas, y la existencia de más de 80 pequeños núcleos habitados, lo que hace que tenga una densidad de población de 4,07 habitantes por kilómetro cuadrado, la mitad del índice en el que la Unión Europea cataloga a las zonas muy escasamente pobladas.
La economía de Santiago-Pontones gira en torno a la ganadería (hay más de 200 explotaciones censadas). Sin embargo, Rodri, como le conocen sus vecinos, lamenta que los ganaderos tengan que abonar 150.000 euros anuales para que sus ovejas y cabras puedan pastar en los montes públicos.
Tampoco la riqueza forestal del municipio (que es la cuna del río Segura) revierte entre los habitantes. Todo el valor añadido se va fuera porque las concesiones de la corta de la madera siempre van a empresas foráneas, apunta Rodríguez.
Pero la regresión demográfica de Santiago-Pontones afecta también a los municipios de su comarca, la Sierra de Segura. Estamos al borde del abismo; vamos todos en picado y cuesta abajo, alertó Pascual Bermúdez, alcalde socialista de Benatae, el segundo municipio menos poblado de Jaén (448 habitantes).
El regidor de Segura de la Sierra, José Manuel Martínez (PP), que ha participado junto a sus colegas en un Encuentro Literario sobre Repoblación celebrado el último fin de semana en Santiago de la Espada, coincide en reclamar una discriminación positiva de las administraciones públicas para los municipios más castigados por la despoblación.
Medidas, apuntan los alcaldes, que tienen que ver con los ayudas y beneficios fiscales para los pobladores y para los que quieran asentarse en estos pueblos del interior del mayor parque natural del país aunque el turismo no esté bastando para retener a los más jóvenes.