Un vecino de Madrid se queja del ruido de las persianas y la nota que deja en el portal se hace viral
Este vecino de La Latina, en Madrid, se quejaba del ruido que hacían muchos de los inquilinos y propietarios con las persianas. Por eso quiso quejarse de esta divertida forma
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La convivencia suele ser complicada, pero todavía más en una comunidad de vecinos. En las urbanizaciones de chalets, los habitantes suelen contar con una mayor privacidad y están más aislados los unos de los otros. No obstante, en los bloques de piso suele ser más complicado, dado que la gente vive pared con pared y las puertas están más cerca las unas de las otras.
Además de existir las zonas comunes, ya sea el rellano o las azoteas. Es por esto por lo que el día a día con los vecinos puede ser más difícil y se pueden generar más conflictos. Y muchas de estas discusiones llegan a nosotros a través de las redes sociales, donde podemos ver todo tipo de quejas, carteles y sucesos de lo más surrealistas.
Un vecino de Madrid se queja del ruido de las persianas y la nota que deja se hace viral
Como ya viene siendo habitual, la cuenta de X @LiosdeVecinos ha compartido el divertido cartel que se ha encontrado un propietario del barrio de La Latina, en Madrid, en su portal.
Una queja que ha venido a raíz del ruido que hacen muchos de los vecinos del bloque a causa de las persianas y la fuerza con la que muchos las levantan. Lo hace de esta curiosa y poética forma:
"En un pequeño edificio de apartamentos, las persianas tenía una vida propia. Cada mañana, cuando el sol comenzaba a asomarse, las persianas se estiraban con entusiasmo. Algunas eran más gruñonas y se quejaban del ruido que hacía al abrirlas. Otras, más optimistas, intentaban animar al resto", comienza este cartel.
Continúa diciendo: "Un día, las persianas se reunieron en secreto. "¿Por qué no podemos ser más empáticas con los vecinos?", propuso la persiana de la ventana del tercer piso. "Tal vez podríamos abrirnos con más suavidad para no molestarnos tanto. Las persianas asintieron. A partir de entonces, todas se esforzaron por abrirse con delicadeza. El vecino notó el cambio y se sorprendió al verlas moverse con más cuidado. "¿Qué les ha pasado?", se preguntó", prosigue.
Finalmente, y como en los cuentos infantiles, el cartel acaba con una moraleja: "Incluso las cosas más inanimadas pueden aprender a ser más consideradas con las demás. Las persianas entendieron que su ruido afectaba a los vecinos y decidieron cambiar. Desde entonces, el edificio vivió en armonía, y las persianas se convirtieron en un ejemplo de empatía".
Confluye firmado: "Las persianas".
Se queja del ruido de los nuevos vecinos y no da crédito a las respuestas que recibe
Hace unas semanas, y gracias a la misma cuenta de X, descubrimos el divertido cartel que se encontró un propietario de Zaragoza en su rellano. En él, uno de los vecinos se queja del ruido de los nuevos inquilinos de edificio tras montar una fiesta hasta altas horas de la madrugada.
"Hay que dar la bienvenida a unos nuevos vecinos", comenzaba la queja de este propietario. "Desconozco en qué piso, pero que desconocen las normas de la convivencia en común, saltándose a la torera el respeto hacia los demás, montando juerga hasta las 4 de la mañana y poniendo a todo volumen la música durante todo el día", reprocha este vecino.
Seguidamente, les recuerda que "hasta hoy vivíamos muy tranquilos y respetándonos. Y que si para ello fuera necesario, que no duden que se pondrá en conocimiento en la SMruz (Sociedad Municipal de Rehabilitación Urbana de Zaragoza) y que tomen las medidas oportunas, gracias", concluye. Una queja que podría parecer totalmente normal, dadas las circunstancias. Lo que no esperaba este vecino, sin embargo, fueron las respuestas que recibió a continuación, y es que otros cuatro propietarios (o también inquilinos del bloque), respondieron a su cartel.
Eso sí, seguramente no de la forma en la que él esperaba.
"¡A mí lo que me raya es no haber sido invitado a la fiesta!", se queja uno.
"JAJA yo opino igual", escribió otro, quien además dibujó una cara sonriente al lado.
"¿Pero en qué piso es la fiesta?", se preguntó otro vecino, quien claramente estaba interesado en acudir a esa fiesta.
"Yo también me apunto. ¿Llevo alcohol?", agrega otro.