¿Qué alimentos debemos meter en la nevera y cuáles no, durante el confinamiento por coronavirus?
Que levante la mano quien no hizo acopio de víveres antes de la cuarentena y, ¿sabemos cómo conservarlos mejor?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las imágenes de las colas en las líneas de caja de los supermercados con carros llenos de alimentos, ya fueran víveres básicos -o no tanto-, ya fueran artículos de primera necesidad como el papel higiénico, las tenemos todos muy presentes. Forman ya parte de nuestro álbum gráfico de la crisis del coronavirus COVID-19.
Ante tal panorama, a quien les escribe le asaltaba la misma duda inquietante, ¿cómo voy a hacer una compra así, si en mi nevera no tengo espacio?, ¿cómo voy a almacenar paquetes y paquetes de papel higiénico si mi casa es pequeña, más bien, pequeñísima?, ¡¿DÓNDE VIVE ESTA GENTE?!, ¡¿QUÉ NEVERAS TIENEN?! Y les confieso que algo de lo que carezco, como la envidia, me empezó a brotar por cada poro del cuerpo. Ahora pienso que, cuando todo esto acabe, debo ahorrar para poder adquirir una vivienda enorme en el mercado inmobiliario -puede que sea el momento idóneo-.
Pero vamos a centrarnos en lo que nos ocupa y preocupa. Ya que muchos, muchísimos han comprado tantos y tanta cantidad de alimentos que ¿sabemos qué podemos meter en la nevera -pequeña o grande- o en esos enormes arcones frigoríficos que por lo visto tienen muchos ciudadanos epañoles? ¿Qué alimentos debemos conservar a temperatura ambiente? y ¿cuáles una vez abiertos hay que mantener a una determinada temperatura si no queremos que se echen a perder?
Conservar en sitio fresco y seco
Lo primero es leer. Leer las etiquetas y los consejos de conservación que llevan todos los envases. Sí, eso que no hacemos nunca o casi nunca. Ahora que tenemos muchas horas que consumir dentro de casa, podemos empezar un hábito que nos será muy útil para siempre.
Al leer esos consejos de conservación, en muchas etiquetas, en los envases ponen explícitamente "conservar en sitio seco y fresco". Aquí viene una primera confusión. Hacemos la equivalencia entre fresco y frío y los metemos en la nevera. Y no es necesario, es más, en la nevera algunos se estropean porque es verdad que el refrigerador es un lugar fresco, frío -aunque no sea equivalente-, pero no seco.
Por ejemplo, debemos mantener en lugar fresco y seco y a temperatura ambiente:
el arroz, las legumbres, la harina, la sal, la miga de pan, los ajos, los cereales, las galletas, la bollería, la miel, los frutos secos y sobre todo las patatas que además de ponerlas en un lugar fresco, seco, debe ser oscuro y como ya te contamos en cope.es nunca debes ponerlas al lado de las cebollas, que tampoco hay que meter en la nevera
Fecha de caducidad o consumir preferentente antes de...
Tenemos que leer más. Tenemos que leer más las etiquetas, las recomendaciones de los envases. En tiempos en los que todos queremos comer sano y miramos con lupa los ingredientes y la composición de los alimentos que compramos y nos fijamos mucho en el contenido de grasas, azúcares, sal..., también debemos poner atención en el modo de conservación y en qué periodo debemos consumirlo, porque pasado ese tiempo indicado, el producto pierde todas o parte de sus propiedades o lo que es peor, podría ser perjudicial para nuestra salud, comerlos.
Durante el problema que sufrimos este verano con la listeriosis, María Rosa Urdiales, miembro de la Sociedad Española de Seguridad y Calidad Alimentarias (SEAL) nos advertía en COPE que "lo primero que hay que mirar en un alimento para no poner en riesgo la salud es fijarnos si tiene fecha de caducidad o fecha de consumo preferente. ¿Con qué no nos tenemos que jugar el tipo? Consumiendo alimentos que llevan fecha de caducidad una vez superada la fecha que indica el fabricante porque si se supera corres un riesgo”
Lo primero, por tanto, es diferenciar estas dos cuestiones a la hora de saber cuándo un alimento ya no lo podemos consumir: la fecha de consumo preferente o fecha de duración mínima de un alimento que nos indica el tope hasta que un alimento conserva todas sus propiedades funcionales, específicas, siempre que se haya almacenado y conservado correctamente.
Y no pasar por alto un detalle muy importante, si el envase cambia de aspecto, se abomba, por ejemplo, no debemos consumir el alimento porque se habrá estropeado.
No basta con meterlos en la nevera, hay que estar pendientes de las fechas de embutidos, yogures, quesos, salchichas, congelados, latas, cremas, salsas, suelen indicar la fecha de caducidad
Conservar en la nevera una vez abiertos
El caso más claro es la leche. La podemos almacenar en nuestra despensa hasta que abrimos el tetrabrik o la botella, a partir de ese momento hay que meterla en la nevera y consumir en el plazo de cuatro días como máximo.
Hay discrepancias de criterios con las salsas como el kétchup, la soja, la mostaza, las salsas picantes..., si seguimos las recomendaciones de los fabricantes hay que guardarlas en la nevera una vez abiertas, pero hay quien sostiene que se pueden mantener en el armario en lugar oscuro y seco, algo que hacemos con el vinagre o el aceite. Precisamente el vinagre que suelen contener estas salsas hacen de conservante natural.
Siempre en la nevera
La carne, el pescado, que si son frescos y no los vamos a consumir en fechas próximas, es recomendable congelarlos. Si los vamos a cocinar en breve, en la parte superior de la nevera.
¡Las frutas tienen hasta un cajón especial en nuestros frigoríficos! Hay quien los prefiere tener en el frutero encima de la encimera. Como bodegón, precioso sobre todo cuando son colores tan alegres como los de las naranjas y los limones o las fresas, pero evidentemente van a madurar mucho antes y también se van a estropear antes.
Y ¿qué pasa con los huevos? ¿Por qué los metemos en la nevera si en el súper están fuera de las cámaras frigoríficas? La clave está en la cáscara del huevo, en lo que se llama cutícula que es la capa que protege el interior -la yema y la clara-, de posibles bacterias como la salmonela o la listeria, que suelen aparecer en la superficie de la cáscara. Si en el súper se conservaran en frío, al sacarlos de esa temperatura para trasportarlos a casa, esa capa se estropearía al sufrir un cambio brusco de temperatura. Ese proceso sería fatal para el alimento.
Según una encuesta del portal sobre consumo y costumbres de los consumidores Which solo una de cada cinco personas revisa la etiqueta de los alimentos para saber cuál es la mejor forma de conservarlos y en qué fecha debería consumirlos. Ahora que tenemos más tiempo, quizá deberíamos cambiar ese 20% y empezar a consumir de forma más conveniente los productos de la compra.
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