Sale de Huesca para trabajar en Informática, se “amarga” y el mensaje que le manda su padre le hace tomar una drástica decisión

Normalmente, cuando estamos en la adolescencia y a punto de terminar el colegio, se nos abre un abanico de posibilidades sobre lo que hacer a continuación y, con ello, un mar de dudas. Y es que decidir lo que vamos a estudiar, en realidad, no es tarea fácil. 

Hay mucha presión sobre nosotros, y llegamos a pensar que lo que estudiemos será lo que determine nuestra vida. En definitiva, dejamos poco lugar a la equivocación, que también puede suceder.

Llega a pasar, por ejemplo, que crees que tu vocación es una, o que te pones a estudiar una carrera por las salidas que pueda tener, pero, a la hora de la verdad, no es lo que quieres hacer. Hay quienes revocan y reconducen ese camino, y quienes se quedan ahí para siempre. A fin de cuentas, es una cuestión de decisiones.

Y esta encrucijada es la que se encontró Javier Duque hace cuatro años. Él es de Huesca y confiesa que desde pequeño tenía la vocación de programar, por la que abandonó su pueblo y se fue a estudiar Informática a la ciudad. Fue cuando la terminó que se dio cuenta de que algo no marchaba bien.

Entonces, tuvo que tomar una decisión de la que no se arrepiente ahora que tiene 26 años.

La drástica decisión que tomó tras una llamada de su padre

Javier estudió Informática y, más o menos, la carrera le pareció interesante y que se ajustaba a su vocación. Sin embargo, cuando empezó a trabajar en ese sector, se dio cuenta de que no era lo que le gustaba y, en sus palabras, terminó amargándose después de trabajar un año.

La situación llegó a tal límite, que su padre le llamó y le hizo reflexionar. Le pidió que fuera con él a su pueblo a ayudarle en el campo en el que trabaja. Y eso, le cambió la vida.

“Mi padre me animó a venir a ayudarle, cada vez me gustó más y han pasado cuatro años y soy feliz con lo que hago” aseguraba en 'La Tarde'.

Así pues, Javier empezó a trabajar en el campo como agricultor así como hace su padre y, poco a poco, le empezó a gustar más. Ahora, se define como joven agricultor y no puede estar más feliz de haber tomado esta decisión.

Tanto es así, que esta nueva profesión decidió mostrarla en redes sociales, y ya acumula miles de seguidores que se han interesado por su modo de vida e, incluso, le han pedido consejo para seguir su ejemplo.

“Me escriben muchos jóvenes que les anima mi tipo de vida y quieren incorporarse y hacer lo que hago yo en mi día a día. En redes estoy centrado en hacer unos vídeos de subir un resumen cada día, así hago ver lo bueno y lo malo” explicaba.

Es lo que se conoce como agroinfluencer, una profesión que comparte con Laura Vallejo, una joven de 30 años de Galicia.

Una profesión que anima a miles de jóvenes y revitaliza el sector

Laura se formó en el sector hostelero y durante cuatro años trabajó en cocina. Más tarde, decidió educarse para ser agente forestal, trabajo que a día de hoy compagina con la agricultura en su granja familiar. 

“Tuve que equivocarme para saber que mi pasión era estar en el monte y en la granja. Nuestros padres creen que encontraremos una vida mejor en la ciudad y quieren que te formes, pero ahí te das cuenta que echas tanto de menos decides volver” comenzaba explicando.

Con esta vida que ahora agradece, también se ha convertido en agroinfluencer. “Fue por casualidad en mi caso lo de abrirme redes, no me imaginé que tendría éxito en redes sociales. Empecé a compartirlo con mis amigos y hasta ahora. Es necesario planificar el contenido ahora que colaboro con marcas, pero es bueno mantener la esencia” contaba.

Cree, además, que da buen ejemplo al resto de chicas jóvenes que quieren dedicarse al sector, que tradicionalmente ha sido masculino. “Las mujeres estamos relegadas, pero siempre han estado ahí y han sido necesarias, es más complicado en el sector forestal. Ahí me costó muchísimo más entrar, se pone más en duda mi rendimiento y se trabaja día a día” decía.