Los alemanes, finalistas del Mundial

Día histórico para el fútbol: Alemania humilla a Brasil 1-7

La decepeción de la afición brasileña (Reuters)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Partido para la historia, partido para guardar, partido para recordar en la historia de los Mundiales. Recital alemán ante Brasil (1-7) al que iba ganando 0-5 en el minuto 29. Alemania se jugará el título con el ganador del Argentina-Holanda de este miercoles. Klose se coloca como el máximo goleador de la historia de los Mundiales, con 16 tantos, uno más que Ronaldo.

FOTOGALERÍA: la humillación de Alemania a Brasil, en imágenes | Las estadísticas del partido

, ante un adversario como Alemania superior que no tuvo piedad del anfitrión, al que ganó por primera vez en partido oficial para arreglar todas las venganzas por saldar.

Pocas veces sonrojado de manera similar. Para contemplar cuando Brasil padeció tantos goles hay que trasladarse a Francia 1938, cuando ganó 6-5 a Polonia, prórroga incluida. Nada que ver con esto. El peor resultado de su historia.

No llegará al templo futbolístico de Río de Janeiro el temido revés en un Mundial. Se quedó a un paso en el trayecto pero a una distancia sideral en lo futbolístico. El convencimiento de que la energía, el empuje, la historia y la condición de local bastaban para lograr el éxito Mundial que se resiste desde el de Corea/Japón 2002 fue un error del que no quiso ser consciente

.

Alemania, que disputará una final de un Mundial desde aquella de Asia en el 2002, endosó cinco goles en media hora. Cuatro en siete minutos. En una primera parte plagada de eficacia. El fruto de un equipo trabajado desde el 2008 que minimizó a un puñado de individualidades sin armazón. Brasil se había encomendado a la baja de Neymar para acrecentar el aliento la presión sobre el rival. Sin Thiago Silva, sancionado, David Luiz encarnó el papel de líder. Antes y al inicio del partido.

Hasta que

en evidencia para batir, desde la soledad del segundo palo, a Julio César en un córner botado por Toni Kroos. No era nueva la situación para Brasil. Ya tuvo el marcador en contra en el choque inaugural ante Croacia. Pero nada se hace con pausa, con cabeza, en esta selección donde casi nadie ejerce de 'jugón'.

Después, el cuarto, con una culminación de una acción que surgió con un pase del centrocampista del Real Madrid. Khedira se sumó a la fiesta. Mats Hummels se sumó al ataque y el madridista redondeó tras un centro corto de Mesut Ozil. Brasil estaba desbordado. Sin capacidad de reacción, la sangría pudo ser mayor antes del descanso, pero Alemania prefirió especular, darse un descanso y contemplar cómo su rival se ahogaba víctima de su propia angustia.

El equipo de Scolari, que dejó en el banco a Fernandinho y Hulk para dar entrada a Paulinho y Ramires, tiró de orgullo para maquillar la humillación. Low, que afrontará su segunda final en una gran competición tras la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 que perdió con España, empezó a calcular esfuerzos. Retiró a Hummels para devolver protagonismo a Mertesacker. Entonces apareció Manuel Neuer para apagar las llamas.

Brasil cercó a Alemania y el mejor meta del Mundial entró en acción para reivindicar su protagonismo y evitar que el rival asomara la cabeza. Sacó balones a Oscar, Ramires y Paulinho para desesperación local. Cuando el furor local se apagó de nuevo Alemania no perdonó. Tras un par de advertencias,

. Afeó aún más el panorama brasileño al marcar el séptimo, de un fuerte disparo a pase de Thomas Muller. El partido fue eterno para Brasil, que encontró el honor gracias a su jugador de talento,

. No supuso alivio alguno el gol. Su celebración representó la impotencia. La frustración. La imagen de un triste adiós y a las ilusione de su Mundial.

. Regresó a una final en la última oportunidad para dar brillo a una generación plagada de talento.

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