La puerta de Grada Redonda lucirá su nueva restauración para la Semana Santa
La intervención, costeada íntegramente por el Cabildo, ha tenido un coste total de 57.000 euros
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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El Cabildo Catedral ha concluido la restauración de la puerta de la Grada Redonda, situada en la esquina noreste de la Mezquita-Catedral y cuyos trabajos se iniciaron en noviembre del año pasado. De este modo, y tras un primer estudio, se concluyó que la puerta, que data de 1726, estaba afectada por una serie de patologías, entre las que destacaban las disgregaciones y oquedades, los daños superficiales de origen antrópico y las discontinuidades físicas.
La alteración de las rocas o del material pétreo suponen un proceso geológico natural e irreversible, por lo que desde el punto de vista de conservación de la piedra monumental la alteración no siempre implica deterioro, como ocurre con el caso del desarrollo de pátinas de envejecimiento. Una vez detectados los daños que afectaban a la portada, se procedió a realizar una intervención basada en la conservación de los elementos arquitectónicos y decorativos que la conforman. Para ello se emplearon materiales que destacan por sus cualidades de compatibilidad con los originales que constituyen el soporte físico de este elemento, así como la reversibilidad necesaria exigible en cualquier intervención restauradora.
De tal modo, se llevó a cabo una primera fase de limpieza, tanto química como mecánica, a la que siguió una segunda de consolidación en la que se emplearon sustancias que penetran en el interior del sistema poroso pétreo consiguiendo la adhesión de la zona superficial, generalmente más alterada, al sustrato sano. La tercera fase, subdividida a su vez en dos, supuso la reintegración volumétrica, destinada a ayudar a la comprensión de la totalidad de la obra y, en un segundo momento, la cromática, que pretende recuperar el equilibrio en la tonalidad original del bien.
La última fase la conforma la hidrofugación, donde se aplica un producto específico que impide la entrada de agua en la piedra, pero permite la salida de la misma en forma de vapor. Tratamiento que ha de repetirse pasados 4 o 5 años. Los trabajos de restauración han finalizado con la instalación de un sistema antipalomas y la limpieza total del bien.