Paco Molina: una investigación que sigue abierta tras siete años de su desaparición

La Fundación por las Personas Desaparecidas y AFADECOR piden que exista una ley que convierta en mandato legal la búsqueda continuada de las personas desaparecidas

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Escucha al periodista y vicepresidente de la Fundación por las Personas Desaparecidas, Paco Lobatón

Laura GarcíaFran Durán

Córdoba - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El 2 de julio de 2015 fue el día en el que un joven llamado Paco Molina, no volvió a casa. Aquel día su padre, Isidro, lo recuerda a la perfección, después de haber analizado cada segundo de aquel fatídico jueves, intentando buscar alguna pista o simplemente entender qué ocurrió.

Desde aquel momento, la Policía Nacional ha estado investigando este caso, centrándose en una línea que apuntaría a que en su desaparición participaron personas mayores que él. En esto mismo se ha centrado hoy el periodista y vicepresidente de la Fundación QSD Global, Paco Lobatón, que esta tarde ha participado en un acto en el Colegio de Abogados de Córdoba bajo el título "El múltiple impacto de una desaparición". Allí, entre otros temas, se ha hablado de lo que supone una desaparición en una familia y cómo se vive con un familiar en paradero desconocido. Lobatón ha asegurado que estas personas "se convierten en auténticos supervivientes", como han demostrado Isidro y Rosa, los padres de Paco.. Lobatón ha explicado que no todos los casos con como el de Paco, porque muchos de ellos se dejan de investigar por falta de pruebas. Por este motivo "desde la Asociación AFADECOR y nuestra Fundación estamos luchando para conseguir una ley que convierta en un mandato legal que la búsqueda continúe, y lo haga hasta el final".

Todos los años han venido celebrando una concentración para recordar la desaparición de su hijo, pero este año han decidido no hacerlo. Isidro asegura que "ese tipo de actos revive nuestro dolor y se incrementa, pero lo que sí tenemos que agradecer es el cariño que nos trasladan todos aquellos que acuden a la cita".

El daño emocional por la desaparición

La pérdida de un familiar por desaparición "genera un shock inmediato, que supone una fuerte desorientación para los afectados", como ha explicado a COPE la psicóloga Rocío Aceituno. La forma en que se conduce esta primera fase dependerá "de las circunstancias de la propia desaparición, si se localiza o no a la persona, el tiempo que esté desaparecido o el apayo externo que se reciba", asegura. En este momento, el cerebro de los afectados se encuentra "elevamente activado" que permite colaborar en la investigación en todo momento. "El cerebro bloquea las emociones y nos induce a la dinámica de búsqueda", afirma. Ira, miedo y bloqueo mental caracterizan esta primera fase. "Habitualmente, los padres se reprochan lo que ha ocurrido y se culpabilizan", prosigue, asegurando que pueden llegar a pensar que, como padres, "no deberían estar recibiendo ayuda para estar con su hijo o hija".

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Paco Molina y otros casos desaparición: las fases emocionales de la búsqueda

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El siguiente fase es la de búsqueda, la más dura porque puede prologarse en el tiempo -como es el caso de Paco Molina. Aquí, los padres deben buscar "realidades probables" que serán mucho más manejables que "un vacío en el que todo es posible". La fase de duelo real nunca puede comenzar "si el familiar no tiene la certeza de que la persona desaparecida ha fallecido". Por eso, la labor de los psicólogos es esencial para permitiles que vivan buscando. Las familias, en ese momento, generan ciclos de esperanza y desesperanza muy habituales y "completamente normales", que pueden incluso generar brechas familiares.

Finalmente, la úlima fase sería la de la localización, que permitiría a los familiares cerrar un proceso emocional de enorme incertidumbre; o, en su caso, el comienzo del duelo si la persona ha fallecido.

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