El magisterio de dos toreros, Fandi y Juli, en el Corpus de Granada

Foto: Capote de Pasión

David Fandila “El Fandi” tomó la alternativa en 2000. El año pasado, entre los programas taurinos que se barajaron, estaba conmemorar el vigésimo aniversario en la misma Plaza de Granada, donde alcanzó este doctorado taurino. La pandemia lo impidió y su actuación este viernes el ciclo de este Corpus, de alguna manera restaña esa mengua.

Aquella tarde de su alternativa, marcada por la heroicidad que tuvo el hacerlo con dificultades físicas importantes, el diestro granadino compartía cartel con el malogrado José María Manzanares, que le entregó los trastos, y Julián López “El Juli”, que precisamente en un guiño a la historia, fue quien completó el cartel de este mano a mano de muchos kilates.

Juli

En su primera actuación, El Juli tuvo en suerte a un toro de Victoriano del Río. Precisa y ordenada la lidia, destacando su cuadrilla en el tercio de banderillas. Llegada la faena de muleta, lo mejor vino por el pitón derecho, mientras que el izquierdo presentaba demasiadas dificultades. Lo mató de media tendida.

Durante el segundo, de la ganadería de Santiago Domecq, brillaron algunos de sus mejores argumentos. Lo brindó al público de Granada, con una faena repleta de ejecuciones circulares y un toreo con la izquierda de auténtica maestría. La falta de acierto con los aceros, le privó de los trofeos, pero la faena dejó magníficos momentos.

También toreó con clase al tercero de su lote, un “colorao” de Garci Grande que brindó a El Fandi. No fue un toro sencillo y ahí surgió el maestro y el hombre valeroso, que no dudó en pisar terrenos comprometidos y mirar al tendido cuando el astado lo tenía muy cerca. Mató al segundo intento, de una estocada casi entera y muy efectiva. El resultado fueron dos orejas.

Fandi

Espectacular una vez más el toreo del Fandi. Larga cambiada para recibir a su primero, chicuelinas en el quite, espectacular en banderillas, brindis al público y rodilla a tierra para hacerle faena de muleta a su primero, que era de Santiago Domecq y remate con estoca entera. Fue premiado con una oreja.

El segundo, herrado por Victoriano del Río, se presentaba con las fuerzas justas, pero supo extraerle lo que llevaba, volviendo a brillar en banderillas y en la suerte suprema. Obtuvo uno oreja

En el que cerraba plaza, un toro de Domingo Hernández, volvió a lucirse con el capote, apareciendo las lopecinas, añadiendo con permiso de la presidencia un cuarto par en banderillas, con una variedad magistral en la ejecución de los pares, circulares de rodillas, sobreponiéndose a los intentos del toro por marchar a las tablas y matando al recibir en una ejecución que quedará por mucho tiempo en la retina de quieres tuvimos la fortuna de ser testigos oculares de este lance. Finalmente consiguió una oreja y hubo fuerte petición de otra.

Aunque el festejo debió acabar con la vuelta al ruedo y puerta grande, los actuantes, probablemente debido a las circunstancias de la pandemia, optaron por evitar esta circunstancia. En definitiva, una tarde cargada de emociones.