Jaén - Publicado el
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También hubieron Reyes Magos nuestros ancianos de la residencia. Los que celebraron el Año Nuevo con adelanto. Anselmo se tiznó de negro la cara y la calva lironda. La muleta la portaba como un cetro regio. Dolores se empeñó en ser Gaspar, “tengo el pelo largo y blanco. Con una barba, clavadita a Su Majestad”. Se empeñaron en que el Niño, así llamaban a un enfermero guaperas y joven, llevara los ropajes de Melchor. Hubo muchos pajes voluntarios, “cuando hagamos la cabalgata por el jardín, algunos no necesitamos carroza. Ya vamos en silla de ruedas”. Sacaron de los cajones los pendientes y los collares, “son los que me regaló mi Antonio cuando la pedida de mano”. Por los altavoces pusieron villancicos y algún que otro pasodoble, “que, aunque no los podamos bailar, dan alegría”. El roscón, con poca azúcar, llevaba escondido algún cigarro. Sirvieron palomitas de anís muy rebajadas. Tiraron trozos de pan duro en lugar de caramelos para que los gorriones habituales de cada mañana también tuvieran sus regalos.
Postula la Real Academia que “trambólico” es una corrupción popular del adjetivo “estrambótico”. Admitamos que el neologismo tiene fuerza expresiva. Recoge admirablemente el espíritu de su madre lingüística para referirse a aquello que nos produce vergüenza ajena. Los Reyes Magos de la residencia de ancianos son peculiares, pero tiernos y encantadores. Obvio es que no les cuadra ninguno de los sinónimos que propone el diccionario: estrafalario, extravagante, grotesco, raro, excéntrico, chocante, ridículo.
Trambólico es el cuñado que entrada la madrugada de Noche Vieja se empeña en enseñar la cicatriz de la liposucción para quitarse las lorzas. Ridículo, que se pase la cena tomando bebidas de avena, “se consuela con el parecido a la cebada de la cerveza”, mientras alardea de las extravagantes “zapas” de correr con las que se ha presentado, “cámara de aire, amortiguación tutiplén y reflectores en los talones”. Alguien le ha preguntado si lleva frenos de disco o convencionales. Chocante es que se haya molestado por la broma. Grotesco que haya empezado a hacer flexiones para demostrar las bondades de su nueva vida al tiempo que su señora le clava el tacón del zapato en la espalda para que baje de verdad el abdomen. Tras la demostración física, salió a colación Pedro Sánchez. Requerida la presencia de la Policía Local, la autoridad advirtió de que no acudirían. El presidente de Gobierno era un problema común en todas las cenas.
Un último ejemplo de trambólico Donald Trump es la quinta esencia del adjetivo. Incluso tienen similitud fonética, Trump, Tramb-ólico. Como anillo al dedo.
Palabras, divinas palabras.