DOMINGO DE RAMOS
Con la bendición de las palmas recibe la Iglesia de Jaén al que viene en nombre del Señor
Al igual que en años anteriores, el Obispo compaginará su agenda de celebraciones cultuales con la participación en algunas procesiones de Jaén y de la provincia
Jaén - Publicado el - Actualizado
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Domingo de Ramos. Inicio de la Semana Santa que culminará con la alegría de la resurrección. Antes, un recorrido por la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo que la Iglesia de Jaén vivirá con la celebración de los actos litúrgicos en los templos y desde la piedad popular en las calles. Con la mirada puesta en un cielo que amenazaba lluvia, y que a la vez es tan necesaria para los campos y los cultivos.
A las 10 de la mañana, en la iglesia del Sagrario tuvo lugar la bendición de las palmas. Congregados por el Pastor diocesano, se dieron cita numerosos fieles que han querido participar en este tradicional acto. Junto al Obispo, algunos canónigos y los seminaristas. Con la lectura del Evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén, que ha proclamado el canónigo D. Juan García Carrillo, daba comienzo la celebración. El Obispo ha bendecido las palmas y las ramas de olivo, para después procesionar con ellas hasta la Catedral, mientras se entonaba “Bendito el que viene en nombre del Señor”.
En las lecturas han participado cofrades de la Buena Muerte y los seminaristas, del mismo modo que en la proclamación del Evangelio, que, junto al Rector del Seminario, los seminaristas han puesto voces a los distintos personajes que aparecen en la lectura de la Pasión y Muerte del Señor, según Marcos, que es la que se ha proclamado el Domingo de Ramos. El acompañamiento musical ha corrido a cargo del canónigo, D. Alfonso Medina y también del canónigo, D. Emilio Samaniego.
En su homilía, Monseñor Chico Martínez ha comenzado recordando la entrada de Jesús en Jerusalén: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna al Hijo de David! Esta entrada de Jesús en Jerusalén, popular, alegre, espontánea, parece que tenía que haber ido seguida de una acogida y convivencia amable y tranquila. La historia nos dice que, a los pocos días, en aquella misma ciudad, Jerusalén, Jesús se vería condenado a muerte, rechazado y crucificado”.
Después ha hecho referencia a las tres lecturas de este Domingo de Ramos. En un primer momento, el Obispo ha subrayado que lo que queda de manifiesto “es la gran bondad de Dios que nos entregó a su Hijo para que nos quedara abierto el camino de la salvación y de la vida verdadera. ¡Demos gracias a Dios por todo ello!” Para después abundar sobre el misterio de la redención, “La muerte de Jesús fue una muerte prevista y anunciada por Él, una muerte aceptada por fidelidad, por amor, como el ejercicio supremo de su obediencia a Dios y su amor hacia nosotros. No nos salvan propiamente sus muchos dolores, sino su obediencia al Padre y su amor a la humanidad, mantenidos hasta la saciedad, a pesar de los muchos sufrimientos físicos y morales, en el momento culminante de su muerte”.
Por último, ha querido alentar a los fieles congregados a vivir este tiempo con profundo sentido evangélico, que los acerque al corazón de la fe y que le sirva para renovarse desde dentro: “Queridos hermanos, haced que esta Semana santa sea para todos nosotros un tiempo de acercamiento a Jesús, que el recuerdo de su Pasión y de su Muerte por nosotros nos lleve a vivir más cerca de Él durante todos los días del año, nos lleve sobre todo a recordar más a Dios, a amarle más sinceramente, a vivir más intensamente nuestra vocación cristiana como verdaderos discípulos de Jesús y como verdaderos hijos de Dios”.
Al igual que en años anteriores, el Obispo compaginará su agenda de celebraciones cultuales con la participación en algunas procesiones de Jaén y de la provincia.