RUNNING
Las lesiones habituales a la que se enfrentan los corredores amateurs: "Cuidado con las zapatillas"
Si te gusta correr ten en cuenta las lesiones a las que te expones si no llevas la preparación adecuada
Málaga - Publicado el - Actualizado
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Cada vez son más las personas que se animan a correr y abandonar el sedentarismo. Solo hace falta fuerza de voluntad, unas zapatillas de deportes y salir a la calle. Tras la época del confinamiento, muchas personas se animaron a salir a la calle y realizar esta práctica deportiva. Sin embargo, la falta de práctica y el entrenamiento descontrolado puede conllevar lesiones que pueden afectar a nuestro día a día.
Hay personas que se animan a correr por el simple hecho de mantenerse en formas y otras que se empiezan a animar y compiten en carreras en distintas distancias. El running, que se diferencia del jogging en la velocidad a la que se corre. Se estableció que el límite superior del "trote cochinero", que es la forma hispana de llamar al jogging, era correr a un máximo a 6:20 minutos /km, unos 10 km/hora, por encima se considera running.
El doctor Vicente De la Varga, traumatólogo y experto en cirugía ortopédica desde su clínica CAMDE de Málaga, considerado uno de los 50 mejores médicos privados de España por Top Doctors, desvela cuáles son las lesiones más recurrentes a las que se enfrenta un corredor.
EXTREMIDADES MÁS AFECTADAS
Al ser un deporte en el que participan fundamentales las extremidades inferiores, las lesiones más frecuentes suelen afectar a las piernas, aunque también pueden afectar a la pelvis y la columna vertebral. Salvo por una caída suelen ser lesiones por sobrecarga. Las roturas musculares son raras, pues la intensidad del ejercicio suele ser uniforme y de una intensidad moderada, pues suelen ser carreras de resistencia. Para que se rompa un músculo requiere un cambio brusco de velocidad.
Las más frecuentes son las lesiones tendinosas, pues los tendones son las estructuras que más sufren por la sobrecarga continuada. Estas lesiones tendinosas pueden ser de muchos tipos diferentes. Algunas las hemos tratado ya en programas de una forma específica, como las tendinosis del Aquiles, las del tendón rotuliano cuando hablamos de la rodilla del saltador, o la fascitis plantar, por lo que no nos repetiremos pese a ser las lesiones más frecuentes y graves.
LESONES HABITUALES
La periostitis, que es el dolor en la espinilla, en la cara anterointerna de la pantorrilla, que aparece inicialmente cuando corremos una determinada distancia, pero que gradualmente aparece desde el principio impidiéndonos correr e incluso llega a doler caminando. Se debe a una tracción continuada de la musculatura de la parte anterointerna de la pantorrilla, sobre todo del músculo tibial anterior, el que tira del pie hacia arriba, que irrita su anclaje en el periostio que es la funda que envuelve al hueso. Es, por tanto, una tendinosis por tracción. Duele al presionar sobre la espinilla y con frecuencia se palpan como pequeñas irregularidades, abultamientos en la cresta de la tibia. Aparece con más frecuencia en corredores con los pies planos y pronadores, es decir, los que apoyas de más la mitad interna del pie. La causa más frecuente es un exceso de kilómetros, sobre todo con unas zapatillas desgastadas, con poca cámara de aire, o al cambiar de correr en blando, a hacerlo en asfalto y a ir incrementando las distancias de las tiradas de forma muy brusca.
Suelen ser muy pesadas de tratar, sobre todo porque el mejor tratamiento es dejar temporalmente de correr y eso es complicado en un corredor envenenado con el running. La radiofrecuencia suele ir muy bien y los ejercicios excéntricos, a final se trata de una tendinosis, pero sobre todo no ser agarrados y cambiar las zapatillas cada 500 km.
Otra lesión reservada a los corredores es el síndrome de la cintilla o banda iliotibial, o la cintilla, que es como se conoce a esta lesión. Es extremadamente frecuente, y curiosamente puede aparecer y dar síntomas en la cadera y en la rodilla. Recordemos que la banda o cintilla iliotibial es un tendón muy ancho que recorre toda la cara lateral, externa del muslo. Haceros la idea de la banda de color en los pantalones de los músicos de una banda o los de infantería de marina. Este tendón, tan ancho como la palma de la mano, va desde la cresta ilíaca en la parte alta de la cadera hasta la rodilla, en la parte externa de la tibia. Por lo tanto, participa en el movimiento de la cadera y en la flexión de la rodilla. Este tendón se tensa por un pequeño músculo llamado tensor de la fascia lata y por el glúteo mayor. Con menos frecuencia se degenera en la parte alta, causando un dolor característico en la parte lateral y posterior de la cadera, y lo hace sobre todo en corredores de largas distancias o con mucha continuidad en el entrenamiento. Lo más frecuente es que se degenere en la rodilla. Como la fascia se inserta en la parte externa de la tibia y al tirar ayuda a flexionar la rodilla, tiene un movimiento como de limpia-parabrisas rozando con la parte más externa del fémur en la rodilla, lo que se denomina el epicóndilo externo que es el relieve óseo que nos palpamos en la parte externa y más alta de la rodilla. Este rozamiento continuado, repetidos cientos y cientos de veces durante la carrera, acaba desgastando, degenerando la cintilla iliotibial e inflamando el periostio, la cubierta del hueso con el que roza.
Origina un dolor quemante en la cara lateral de la rodilla que se irradia hacia la pantorrilla e impide correr. El tratamiento en las fases agudas, cuando el dolor está iniciando, consiste en ejercicios para alargar la cintilla y que roce con menos tensión, frío y posteriormente radiofrecuencia. Si el dolor persiste, una infiltración con corticoide puede ayudar, pero si se hace crónica suele responder a las infiltraciones con plasma rico en plaquetas, aunque alguna que otra vez hay que recurrir a la cirugía