Trabaja en una pescadería en Málaga y odia ver cada día que los clientes lo hacen: "Si las miradas mataran"
El empleo de cara al público siempre obliga a contar con grandes dosis de paciencia, pero son muchos trabajadores los que no se cortan a la hora de señalar lo que les sienta mal
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Por mucho que trabajemos de cara al público, seguimos siendo personas y se nos debe tratar como a iguales. Se trata de una cuestión de empatía con la persona que está en su empleo. Eso lo sabe cualquiera que se ha visto en esa situación, pero una pescadera de Málaga señala lo que le molesta de muchos clientes a los que atiende.
Hay cientos de tipos de puesto de trabajo que requieren un contacto directo con el consumidor, usuario o paciente, y eso requiere a su vez de una serie de cualidades. No todos estamos preparados para tener ese tipo de relación, pero no solo por parte del que atiende, también del atendido.
Es por lo que trabajar de cara al público supone estar expuesto a multitud de situaciones que pueden poner en riesgo la salud mental. El tratar directamente con clientes la mayor parte del día hace que las personas tengan que amoldarse a comportamientos y a personalidades muy diferentes.
Según la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos, originariamente el síndrome del trabajador quemado fue identificado en empleos de cara al público y con trato con clientes. Ocultar las emociones de forma constante puede producir un desgaste emocional que perjudica la salud.
Una pescadería
A pesar de estos problemas asociados a una profesión de cara al público, también son una gran oportunidad. Supermercados como Mercadona, Carrefour o Lidl demandan, sobre todo, manipuladores de frío y es que, de todas las especialidades entre carnicería o frutería, pescadería se alza como la más demandada en los últimos años.
Trabajar en la sección de pescadería de un supermercado conlleva una gran responsabilidad en el trato de un género de sumo valor y que necesita un tratamiento y un corte elevado, a pesar de que llevar un delantal manchado y con olor a pescado en vez de un traje no parece la mejor carta de presentación para un oficio.
Es un trabajo muy esclavo, muy sucio, son muchas horas, pero es bonito, porque estás con el público y es muy gratificante. Normalmente, es muy agradecido el trato con los vecinos de un barrio, por ejemplo, pero también hay situaciones desagradables que se producen dentro de esa relación.
Empatía, don de gentes, buena presencia, paciencia, amabilidad... ¿te suenan? Todas ellas son cualidades o requisitos que se suelen exigir a la hora de optar para un trabajo de cara al público, además de la formación correspondiente o la experiencia, dependiendo del puesto. Todas ellas las pone en práctica esta pescadera.
Odia ver cada día que los clientes lo hacen
Hay tantos caracteres como personas hay en el mundo y no todas compatibles. En consecuencia, saber lidiar con las desavenencias y utilizar mucha mano izquierda se convierten realmente en el verdadero requisito. Pero esta joven de Málaga no soporta varias cosas que repasa en este vídeo y que ocurren habitualmente en su pescadería.
Internet está lleno de anécdotas de personas que, como tú o como yo, alguna vez en su vida han tenido que trabajar de cara al público. La manera en que manejamos estas situaciones puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y estos vídeos hacen que entendamos mejor a los trabajadores.