El error que cometes casi a diario en la cocina y puede afectar a tu salud: “Nunca más de cuatro”

Los expertos recuerdan que una cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias típicas en estas fechas tienen su origen en una incorrecta manipulación de los alimentos en casa

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

A todos nos ha pasado alguna vez y periódicamente nos encontramos también a nuestro alrededor a familiares, amigos o compañeros que sufren una gastroenteritis, una diarrea o como se suele decir, un “virus de esos de 24 horas”.

Y aunque parezca increíble, muchas veces somos en parte los responsables de estos episodios de malestar. Porque los expertos confirman que “una cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias tienen su origen en una refrigeración inadecuada de los alimentos”.

Al final nosotros mismos influimos en la cadena desde que compramos un producto hasta que lo consumimos.

La mayoría de las veces no somos conscientes pero en nuestras cocinas, a veces cometemos fallos que pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud.

Es importante conocerlos para evitar riesgos innecesarios y saber por ejemplo, cuánto dura un alimento en la nevera, cómo almacenar las sobras o qué hacer si se va la luz en casa durante varias horas.

Irene Caballero es Experta en Nutrición y alerta sobre los alimentos especialmente delicados. Entre ellos llama la atención por ejemplo sobre la carne fresca, la carne picada, pescados o alimentos que contienen nata, cremas. Ahí debemos ser más estrictos y vigilantes.

¿Y sobre qué debemos ser vigilantes? Pues sobre unas condiciones que ayudan a que proliferen los microorganismos. Un dato clave es que la temperatura ambiente es la ideal para que proliferen todo tipo de microorganismos, independientemente de la estación del año.

Por eso hay que por un lado, respetar la cadena del frío y por otro, “recordar la regla de dos a cuatro, una regla básica”. Si algún alimento perecedero ha estado en el rango de peligro de 2 a 4 horas a temperatura ambiente, hay que consumirlo inmediatamente. Si han pasado más de 4 horas en ese rango de temperaturas, no es seguro consumirlo.

Esto ocurre por ejemplo cuando nos llevamos la fiambrera al trabajo, a la playa, de viaje, etc, o incluso cuando nos dejamos la bolsa con comida cocinada en el maletero del coche o cuando se va la luz durante muchas horas.

En caso de duda, la experta lo tiene claro: Hay que tirarlo, desecharlo y nunca consumirlo si ha pasado más de cuatro horas sin refrigerar, porque en esas condiciones ya han podido proliferar libremente los microorganismos.

Otras recomendaciones

En nuestras cocinas, a veces pasamos por alto otros detalles importantes que pueden también afectar nuestra salud y que podemos evitar para no sufrir riesgos innecesarios.

No descuidarnos con las fechas de caducidad y consumo preferente

Es común ignorar las fechas de caducidad o consumo preferente de los alimentos, pero prestarles atención puede prevenir problemas graves. La fecha de caducidad indica hasta cuándo el alimento es seguro para consumir, mientras que la fecha de consumo preferente indica hasta cuándo se conserva la calidad del producto. Es importante saber que los alimentos pueden durar más tiempo si se almacenan adecuadamente, especialmente en la nevera.

Controlar el tiempo en la nevera

En la nevera, algunos alimentos tienen una duración limitada. Por ejemplo, la carne cruda puede durar de 1 a 2 días, mientras que las sobras cocidas suelen durar de 3 a 4 días. Los productos lácteos como la leche o el queso pueden mantenerse frescos durante varios días, pero es importante verificar la fecha de caducidad y consumirlos antes de que expiren.

¿Qué hacer si se va la luz durante varias horas?

Si te enfrentas a un corte de energía prolongado, es importante actuar con rapidez para proteger los alimentos en tu nevera. Mantener la puerta de la nevera cerrada tanto como sea posible para conservar el frío. Una vez que se restablezca la energía, verificar la temperatura interna de la nevera para asegurarse de que esté por debajo de los 4°C. Si los alimentos aún están fríos al tacto, es probable que estén seguros para consumir. Sin embargo, si detectamos algún signo de deterioro, como un olor desagradable o textura extraña, es mejor desechar los alimentos para evitar riesgos para la salud.

Reconocer los signos de deterioro

Si un alimento huele mal, tiene moho o tiene una textura extraña, es mejor desecharlo. Las sobras o los botes por ejemplo de conservas que no hemos consumido por completo, podemos etiquetarlos con la fecha en que se abrieron, para poder calcular cuánto tiempo llevan en la nevera y si es un tiempo razonable o ya puede suponer un riesgo su consumo.

Prestar atención a los detalles puede marcar la diferencia entre una comida segura y una potencial intoxicación. Conocer las fechas de caducidad y consumo preferente, almacenar los alimentos adecuadamente en la nevera y mantener la higiene en la cocina son pasos clave para proteger la salud.

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