Los Despertadores del Bajo Aragón, una tradición centenaria que se resiste a desaparecer

Este fin de semana, la localidad de Torrecilla de Alcañiz, situada en la comarca del Bajo Aragón, será el epicentro de una tradición que despierta a toda una región: los “despertadores”. Esta actividad, profundamente metida en la historia cultural y religiosa de Aragón, reúne a varios municipios que mantienen viva una costumbre de más de cinco siglos de antigüedad. En los micrófonos de COPE, José Miguel Celma, alcalde de Torrecilla de Alcañiz y presidente de la comarca del Bajo Aragón, nos ha explicado la relevancia de los “despertadores” y el esfuerzo de los vecinos por preservar esta tradición, que aspira a ser declarada Bien de Interés Inmaterial.

orígenes y Evolución de una Costumbre Singular

Los “despertadores” del Bajo Aragón son grupos de vecinos que recorren las calles de los pueblos al amanecer, especialmente en días de celebración religiosa, para despertar a los habitantes con cánticos y música que los invitan a rezar el Rosario de la Aurora. Esta práctica se remonta al siglo XV o XVI en algunos lugares, aunque en otras áreas su inicio es más reciente, datando de los siglos XVIII y XIX. En tiempos en que no existían relojes ni teléfonos móviles, estos grupos de “despertadores” tenían la misión de asegurar que los vecinos se despertaran a tiempo para las oraciones matutinas. A pesar de que hoy existen múltiples medios para madrugar, este ritual sigue vivo en varios pueblos de la comarca.

Celma ha explicado que estos grupos adoptan diferentes nombres según la localidad: en algunas son los “rosarios”, en otras “auroros”, denominaciones que reflejan la particularidad de cada municipio. Sin embargo, la esencia de la costumbre es la misma: una manifestación de devoción popular que, más allá de la religión, constituye un símbolo de identidad y de cohesión social para las comunidades aragonesas.

Una Tradición Viva 

En la localidad de Torrecilla de Alcañiz, los despertadores salen a las calles ocho veces al año, cantando también las “completas” el Día de San Blas. En cada una de estas ocasiones, los vecinos de todas las edades se unen en la madrugada para mantener vivo este legado. Celma ha destacado que en las fechas más señaladas, como el Día de la Virgen de Agosto, el grupo puede contar con hasta 20 o 21 personas, incluyendo a jóvenes y descendientes que regresan al pueblo durante el verano. En el resto de salidas, el grupo suele estar compuesto por 17 o 18 personas, con edades que van desde los cuarenta hasta los noventa años. Para muchos de estos participantes, los “despertadores” no solo son una tradición, sino un vínculo vital con sus raíces y con la historia de su municipio.

Aunque en Torrecilla de Alcañiz la tradición sigue gozando de buena salud, Celma reconoce que en otras localidades de la comarca se ha perdido con el paso del tiempo. Por ejemplo, en Alcañiz, donde en los años cincuenta existían hasta tres grupos de despertadores, la tradición fue abandonada. De manera similar, en Valdealgorfa, el grupo de despertadores que se había restablecido en los años ochenta también se desintegró. Sin embargo, el deseo de preservar la memoria de los despertadores es fuerte, y los habitantes de Torrecilla han recopilado letras y melodías antiguas, algunas de ellas escritas por figuras notables como José Pardo Sastrón y Lorenzo Grafulla, quienes documentaron estas coplas para que perduraran en el tiempo.

el futuro

Para Celma, el objetivo de preservar esta tradición no solo implica continuar con la práctica, sino también documentarla para que las generaciones futuras puedan retomarla si lo desean. Con el apoyo de personas comprometidas, como el profesor jubilado Benito Gómez, los despertadores de Torrecilla de Alcañiz han logrado mantener la calidad y precisión de los cantos, corrigiendo posibles errores que surgieron al transmitir las letras de manera oral durante siglos.

Este sábado y domingo, Torrecilla de Alcañiz acogerá el Encuentro de Despertadores del Bajo Aragón, un evento que promete ser histórico, ya que por primera vez varios grupos de pueblos vecinos, como Calanda, Castellote e Híjar, se unirán en una misma localidad para compartir sus cánticos antes del Rosario de la Aurora. Este encuentro no solo es una muestra de la fuerza de esta tradición, sino también una oportunidad para que los habitantes del Bajo Aragón, y los visitantes curiosos, disfruten de una experiencia cultural única.

Así, en el Bajo Aragón, los despertadores representan mucho más que una simple llamada a la oración. Son el eco de una época en la que las comunidades rurales se unían para mantener sus tradiciones, una identidad que hoy es motivo de orgullo y de lucha por no caer en el olvido.