La localidad pirenaica de Ansó muestra orgullosa sus tradiciones y vestimentas más típicas

Recordar y promocionar nuestras tradiciones para que todo el mundo las conozca y no caigan en el olvido, es una labor muy importante que realizan muchos municipios como es el caso de Ansó, en el Pirineo aragonés, que puede presumir de contar con una celebración declarada en el año 2011 como Fiesta de Interés Turístico Nacional y que convertirá este domingo 25 de agosto las calles de este municipio en una especie de pasarela de la moda más tradicional de los habitantes de esta zona de la provincia de Huesca.

Hablamos de la edición número 53 del Día de Exaltación del traje típico ansotano, una fiesta que volverá a reunir en las calles de este municipio del Pirineo a cientos de visitantes y sobre todo a los vecinos de esta localidad jacetana que lucirán ese día su indumentaria más tradicional, como ha explicado en COPE la alcaldesa de Ansó, Blanca Alfonso de la Riva.

Un museo viviente

Como ocurre cada año el último fin de semana de agosto, las calles de Ansó se llenarán un año más de historia y de color. Es como si el municipio se convirtiera en un museo viviente no solo con la vestimenta tradicional del lugar sino también con la recreación de las costumbres típicas y las tareas cotidianas que se realizaban antaño.

En distintos lugares del pueblo se escenifican algunas costumbres típicas y tareas cotidianas que se realizaban antiguamente en el ámbito familiar. De esta forma, el visitante puede apreciar de cerca cómo eran esas labores y la la belleza de los distintos trajes. Todo ello se recoge también en el Museo del Traje Ansotano que se puede visitar en la Ermita de Santa Bárbara.

Cada año, vecinos y turistas se reúnen en este enclave privilegiado de La Jacetania, para disfrutar de una gran jornada festiva de exaltación del orgullo ansotano y de los aspectos más destacados de la tradición, de las costumbres más ancestrales y de la historia de este municipio montañés. Un legado que ha sido transmitido durante siglos, de generación en generación.

El visitante puede disfrutar este fin de semana de escenas costumbristas, de la música tradicional y del folklore del Pirineo, en un ambiente un poco más fresco del que se pueden encontrar en otras ciudades aragonesas en verano.