Desarticulada una trama de explotación sexual de mujeres que actuaba en Avilés

Las obligaban a estar disponibles todos los días de la semana y solo les permitían descansar, salir a la calle o bañarse con el permiso de la cabecilla

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Fernando Díaz

Oviedo - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Agentes de la Policía Nacional han liberado a cinco víctimas de un entramado criminal que estaba especializado, presuntamente, en la trata de mujeres de origen latinoamericano para su explotación sexual en pisos de citas ubicados en ciudades como Santander, Valladolid y Avilés.

La organización desmantelada obligaba a las mujeres a estar disponibles las 24 horas del día, siete días a la semana, y a pedir permiso para poder bañarse o atender su higiene menstrual.

Cinco personas han sido arrestadas, tres en Cantabria, una en Madrid y otra en Avilés. Entre ellas se encuentra la que la policía considera principal responsable del grupo, que ya ha ingresado en prisión provisional.

La investigación comenzó tras la denuncia en Cantabria de una mujer que decía ser víctima de explotación sexual. Con ese punto de partida, los agentes iniciaron una serie de pesquisas que les permitieron corroborar la existencia de ese entramado criminal asentado en la localidad cántabra de Torrelavega, pero que desarrollaba su actividad delictiva en varios pisos de citas ubicados en diferentes puntos de la geografía nacional.

Las víctimas, mujeres de origen latinoamericano, eran captadas en sus países de origen por una colaboradora de la trama. Aprovechaba la precariedad en la que vivían y la necesidad imperiosa de obtener ingresos para presentarles una oferta falsa de trabajo en España como webcammer de contenido sexual, aunque sin contacto personal directo con clientes.

Operación Desalia

Un policía abre con un ariete la puerta de uno de los pisos registrados

Una vez aceptada la propuesta, la principal responsable del entramado se encargaba de gestionar todo lo necesario para el traslado de las mujeres hasta nuestro país mediante un simulado viaje de turismo, financiando los gastos y aleccionando a las víctimas sobre cómo comportarse para lograr burlar los controles fronterizos.

Ya en España, las mujeres eran enviadas a los pisos de citas donde se les retiraba el pasaporte y se les informaba de la deuda económica que habían contraído, que podía alcanzar los 6.500 euros, y que deberían saldar a través de ejercicio de la prostitución.

La explotación sexual se realizaba en pisos de citas regentados por terceras personas, quienes se dedicaban al alquiler de habitaciones para el ejercicio de la prostitución y que no siempre eran conocedoras de que esas mujeres estaban siendo forzadas a llevar a cabo esa actividad para saldar una deuda con sus traficantes.

Las mujeres debían estar disponibles las 24 horas del día, siete días a la semana, y solo podían descansar cuando así lo establecía la responsable de la organización. Tenían que pedir permiso para salir a la calle y eran obligadas a recibir a los clientes, aunque estuvieran enfermas o con la menstruación.

Los servicios que ofrecían eran publicados en webs de contacto sexuales y por ello debían pagar 100 euros semanales al entramado, lo que incrementaba la deuda inicial.

La principal investigada era quien respondía a las peticiones de las clientes, que recibía mediante llamadas telefónicas o a través de una aplicación de mensajería instantánea, controlando así la cantidad y la duración de los servicios.

Durante la operación policial se ha llevado a cabo la entrada y registro en cinco inmuebles de Cantabria, Valladolid y Avilés, donde se ha intervenido 5.000 euros en efectivo, siete gramos de cocaína, tres terminales telefónicos y diversa documentación relacionada con la actividad ilegal

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