El organista del Papa desvela en Asturias los secretos musicales del Vaticano
Josep Solé imparte clases en el curso de verano de Soto del Barco donde ofrecerá un concierto
Oviedo - Publicado el - Actualizado
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Josep Solé Coll es uno de los músicos con más público del planeta. No llena estadios de fútbol ni hace giras dando conciertos, pero sus actuaciones son retransmitidas por televisión para todo el mundo. Nacido en Sabadell hace 49 años, ha forjado su carrera en Roma y desde 2018 es el organista principal de la basílica de San Pedro. Aparte de poner música a las celebraciones litúrgicas del Papa Francisco, también fue el encargado de tocar en el funeral de Benedicto XVI.
Solé ha llegado desde el Vaticano a Asturias para participar en el III Curso Musical de Verano de Soto del Barco que organiza el oboísta ovetense Daniel Tarrio en un concejo con apenas 4.000 habitantes. Los vecinos están expectantes por ver y escuchar a un músico de tan alto nivel tocar el órgano de la pequeña iglesia que hay en el pueblo. El tirón musical del organista del Papa ha llevado, además, a matricularse en las clases de ese instrumento a destacados profesores de música de la Universidad de Oviedo. "Enseñar con el que enseña es más fácil porque hay colaboración", explica en los micrófonos de COPE.
Gustos musicales de Francisco y Benedicto XVI
El Papa Francisco deja libertad a Josep Sole a la hora de elegir el repertorio de las celebraciones litúrgicas en la basílica de San Pedro. Benedicto XVI, en cambio, solicitaba piezas concretas para ser interpretadas por el órgano porque tenía formación musical, fue pianista y era gran conocedor de los compositores alemanes. Su sucesor, sin embargo, "es melómano, no impide, pero tampoco pide", explica el músico catalán desde Soto del Barco al tiempo que desvela que Mario Bergoglio también se inclina hacia autores alemanes y le gustan, especialmente, Beethoven y Bach.
El órgano tiene cantera
El órgano se cruzó en la vida de Josep Solé siendo un niño. Preguntado sobre si existe cantera para ese instrumento, responde que sí, aunque cree que la Iglesia debería hacer más escuela al ser un instrumento estrechamente ligado a las celebraciones litúrgicas. "Hay altibajos, pero siempre hay cantera".
El músico español que toca el órgano más importante del mundo tiene claro, además, que para controlar y llevar con precisión ese instrumento hay que tener "mucha técnica, estudios y experiencia en la música litúrgica" y son las claves que quiere transmitir a sus afortunados alumnos durante su estancia en Asturias.