Los vecinos de la calle Joaquín Costa advierten que con el nuevo horario, el Ayuntamiento seguirá pagando indemnizaciones millonarias

En la calle Joaquín Costa, una tranquila vía residencial que ha sido invadida por la bulliciosa vida nocturna, los vecinos luchan por encontrar un equilibrio entre el ocio y el descanso, una tranquilidad que reconocen llegó cuando el Ayuntamiento impuso el cierre a los bares y restaurantes a las 10 de la noche, pero ahora se podría ver vulnerada con la resolución judicial que obliga a recuperar el horario anterior y cerrar a las 12 de la noche. 

Durante años, el aumento de bares, restaurantes y pequeños piscolabis ha transformado esta zona, atrayendo a multitudes de clientes, pero también generando un problema creciente: el ruido nocturno. A partir de las diez de la noche, la calma que alguna vez definió este barrio se diluye entre las conversaciones al aire libre, la música alta y los ecos de las risas y gritos que resuenan hasta la madrugada.

el ayuntamiento debe actuar

Uno de los vecinos afectados, Alberto Álamo, expresa su frustración: “Quien debe actuar es el Ayuntamiento. Son ellos los que deben encontrar una solución que sea positiva para ambas partes. Entiendo que el ocio es importante, pero también lo es nuestro derecho al descanso. Esperamos que se convoque pronto la Mesa del Ocio, aunque la verdad es que no tengo mucha esperanza”.

Esta Mesa del Ocio, una propuesta de conciliación entre los intereses de los vecinos y los propietarios de negocios, ha sido el centro de debate durante años. José Moma, un empresario del ocio nocturno, también está desencantado con la situación. “No es tan difícil poner de acuerdo a los vecinos y empresarios si el Ayuntamiento tomara cartas en el asunto. Pero no tengo fe. Hace cinco años se aprobó una moción para crear la mesa, y aquí estamos, sin ningún avance”.

en la capital hay 4 zonas problematicas

Este vacío en la gestión del conflicto deja a los habitantes de Joaquín Costa y otras zonas de ruido nocturno en una situación de impotencia, "a día de hoy hay 4 zonas problemáticas en la capital" asegura Álamo quien también desvela que "el problema no es solo por las noches, también por el día hay demasiado bullicio y molesta a los vecinos."

 Las quejas a la policía por el ruido son frecuentes, pero las multas y sanciones no parecen suficientes para disuadir a los locales que dependen del flujo constante de clientes nocturnos. Al mismo tiempo, los empresarios defienden que el ocio es una fuente vital de ingresos, sobre todo en tiempos de crisis económica.

El Ayuntamiento, por su parte, ha adoptado una postura ambigua. Si bien ha prometido tomar medidas para regular el ruido y crear un marco de diálogo, los vecinos y empresarios coinciden en que la lentitud burocrática está prolongando un problema que podría tener una solución más rápida y efectiva. Mientras tanto, la convivencia entre el derecho al descanso y la necesidad de un ocio activo sigue siendo una cuestión sin resolver en esta céntrica calle de la ciudad.

Para los vecinos, el reloj avanza con el ruido de fondo, y aunque sus noches continúan siendo interrumpidas, la esperanza en una solución a corto plazo se desvanece con cada mes que pasa sin una respuesta clara.