Preocupación en La Palma por las dudas sobre la nueva dirección que tomará la colada de lava

Tras 16 días de erupción, no se plantea un final cercano, aunque Involcan asegura que esta se producirá cuando se observe una disminución en la emisión de dióxido de azufre

La Palma espera las ayudas para paliar los daños del volcán aunque todavía sigue en plena fase eruptiva

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La erupción que comenzó hace 16 días en Cumbre Vieja, en La Palma, no da tregua a la población de los municipios cercanos que intentan aceptar con la mayor normalidad que pueden los comportamientos de este volcán, que según los científicos, se ajustan a las pautas de una erupción estromboliana.

Tras unos días de relativa estabilidad en la actividad volcánica, pasadas las 19.00 horas del domingo una parte del cono se rompió, lo que produjo, además de una fase explosiva, la salida de abundante lava fluida que se fundió en una única colada.

Aunque estas roturas ya se han producido en varias ocasiones, esta vez la emisión de la lava fue mayor y aunque desde el inicio de este episodio, se informó que parecía que la lava transcurría por las rutas realizadas por anteriores coladas, los científicos y los dispositivos de seguridad se mantienen vigilantes por si hay algún cambio.

Además intentan tranquilizar a la población ante el aumento en las últimas horas de la sismicidad y señalan que este enjambre se produce a niveles profundos y no implica que se vaya a abrir una nueva boca eruptiva. La superficie afectada por la erupción asciende a 413,38 hectáreas, 14,2 más que este domingo, y el perímetro de la zona afectada es de 36,3 kilómetros aunque se confía en que no toda esta superficie esté arrasada por la lava.

La anchura de la colada en algunos tramos es de 1.250 metros, 300 metros más que un día atrás, mientras que la fajana que se ha creado al caer la lava al mar tiene ya una superficie de 32,7 hectáreas. Al respecto de la lava que cae al mar, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha constatado a través de satélites la existencia de unos tubos volcánicos que están ayudando a canalizar la lava hacia el mar.

Tras 16 días de erupción, por ahora nadie se plantea un final cercano, aunque Involcan asegura que esta se producirá cuando se observe una disminución en la emisión de dióxido de azufre a la atmósfera, que este domingo se estimó en 16.000 toneladas.

Por primera vez en muchos días, la meteorología está ayudando a la mejora de la calidad de aire aunque esta mañana el valle de Aridane amaneció cubierto por una densa nube que impidió al sistema de satélites europeo de monitorización terrestre Copernicus actualizar la evolución de las coladas del volcán.

El viento se presenta favorable para que la nube de cenizas y de dióxido de azufre no afecte, entre otros servicios, a la operatividad del aeropuerto. Y mientras tanto las administraciones intentan reparar los destrozos que ha provocado esta erupción volcánica que, entre otros daños, ha roto las redes de abastecimiento de agua de regadío en una zona considerada como una de las más ricas de la isla por sus plataneras.

El consejero de Aguas de La Palma, Carlos Cabrera, ha anunciado que este lunes han comenzado los trabajos para elevar agua desde la zona de Las Hoyas, en la parte baja de Los Llanos de Aridane, hasta la balsa de Cuatro Caminos, en el área alta, donde unos 350 agricultores "no están regando o están mal regando".

Los trabajos han comenzado una vez que el Cabildo de La Palma ha declarado su emergencia, ha indicado el también presidente del Consejo Insular de Aguas, quien ha explicado que el agua saldrá de las desaladoras portátiles que previsiblemente llegarán el miércoles.

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