Daniel comenzó a consumir porno con 8 años, con 18 se enganchó. "No es voluntario, te incapacita"
El consumo de la pornografía en Cantabria, al igual que en el resto de España, aumenta entre la población más joven debido a la facilidad para acceder a estos contenidos en la red
Santander - Publicado el - Actualizado
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El consumo de pornografía, el visionado compulsivo de este tipo de contenidos, representa una realidad para muchas personas, que buscando placer y evasión caen en una conducta descontrolada, con consecuencias negativas para sus vidas. Como estamos contando en este nuevo Informe COPE sobre la pornografía, el acceso a este tipo de contenidos se produce cada vez antes en España y en Cantabria.
Se entiende por pornografía todo aquel contenido sexual explícito registrado con el objetivo de provocar placer en quien lo consume. En este sentido, se puede definir de forma más amplia como la “exhibición auditiva, visual y táctil de contenidos sexuales, cuya intención apunta a despertar, generar excitación sexual”.
Hay expertos que aseguran que la pornografía circunscribe la sexualidad únicamente a su dimensión física. Y, en esta línea, tiene como objetivo que el observador vea a la persona del sexo opuesto o del mismo sexo, según sea su orientación sexual, como el medio para alcanzar un fin: su placer.
Las estadísticas indican que en España se ve más porno entre las 9 y las 5 de la tarde, posible franja de consumo de menores. Y, de hecho, el último informe de Proyecto Hombre en Cantabria alertaba de un aumento importante de jóvenes “enganchados al porno”.
La historia del cántabro Daniel Rego es una de estas. Con 8 años comenzó a consumir contenido pornográfico a través de las revistas. Fue cuando se compró el primer smartphone, con 18 años, cuando se enganchó. "No es algo voluntario, es algo que te destruye, te incapacita" le ha contado a Carlos Herrera en el Informe COPE.
La conducta adictiva está determinada por la liberación de dopamina en el cerebro que nos conduce de forma incontrolada a consumir o realizar un comportamiento, pese a sus consecuencias.
La liberación de dopamina afecta al funcionamiento del lóbulo frontal del cerebro, que es el área encargada de las funciones cognitivas y conductuales. Y la que interviene en nuestro juicio y en el control de los impulsos. Por lo que su alteración dificulta mantener el control de la conducta.
En algunos casos, según el perfil de la persona, el consumo de imágenes sexuales explícitas puede crear la necesidad de consumir más y más, para que se mantenga la liberación de dopamina y así experimentar el bienestar que producen otros neurotransmisores.
Este es el punto donde empezar a detectar si el consumo, aunque se haga con fines de placer y diversión, está perjudicando por su patrón compulsivo y sus consecuencias.
A diferencia con la ludopatía, la cleptomanía, la piromanía u otras adicciones comportamentales cuya recompensa se consigue con el hecho en sí de jugar, robar o quemar, la pornografía, sin embargo, no conduce a la recompensa si no existe un orgasmo, es decir, que la recompensa a la conducta de consumir pornografía lo constituye el momento del éxtasis, no el consumo de la pornografía como tal.
La producción de dopamina, que interviene también previamente en generar el deseo por consumir porno, refuerza a su vez la conducta. Envía un mensaje para repetir la acción, para buscar más, igual que en un encuentro erótico, esa acción que produce placer.
CAUSAS
El consumo adictivo, por ejemplo, se puede asociar con problemas de pareja, ruptura de la misma, problemas de trabajo. Se transforma en una vía de escape hacia la búsqueda de relajación.
La evasión de una realidad que le resulta frustrante, insatisfactoria, no deseada. O escapar de una dificultad en algún plano de su vida privada que no puede, no sabe o no se atreve a enfrentar.
En algunos casos, también puede deberse a la presencia de alguna dificultad sexual previa, como la eyaculación precoz o falta de erección y la incapacidad de conseguir un orgasmo a través del coito.
SINTOMAS y DETECCIÓN
Dentro de un comportamiento adictivo, la persona busca tener acceso a contenidos pornográficos y, si no lo consigue, comienza a tener síntomas como:
• Ansiedad
• Irritabilidad
• Disforia
• Agresividad
• Profundo malestar
Cuando se desarrolla el impulso de necesitar el estímulo y aumentar la cantidad cada vez más, pasamos al terreno de la dependencia, de adicción a la pornografía.
Hay algunas señales que ayudan a identificar un comportamiento compulsivo hacia la pornografía, aunque esto siempre resulta complejo y, en ocasiones, subjetivo.
• Pasar mucho tiempo dedicándose a visualizar material pornográfico.
• Coleccionar gran cantidad de contenido de cualquier medio, digital o físico.
• Aislamiento social para consumir pornografía.
• Gastar dinero en exceso para conseguir más y más variedad de contenido erótico explícito.
• Renunciar a los encuentros sexuales y poner el énfasis en la masturbación a través de visionar contenidos eróticos.
• Tendencia marcada a la depresión.
• Sufrir consecuencias negativas físicas, emocional y socialmente por el excesivo consumo de pornografía y, pese a ello, reincidir en el consumo.
FACTORES QUE INFLUYEN
Igual que en muchas otras adicciones, los factores que puedan influir para desarrollar una conducta adictiva hacia la pornografía, aunque no de forma aislada, son:
• El malestar emocional
• La soledad
• Las crisis de ansiedad
• Los cambios hormonales en la etapa de adolescencia
• Tristeza
• Vacío emocional
• Situaciones de duelo
• Características congénitas y hereditarias