Un clarividente y comprometido Tomás Rufo corta tres orejas y rinde Santander

El toledano sale a hombros ante una corrida de El Pilar que mostró tanta calidad como malos apoyos. Talavante fue ovacionado en el quinto

Tomás Rufo en su salida a hombros este miércoles en Santander | ARJONA | LANCES DE FUTURO

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Tras los fastos de este martes, llegó la resaca al coso de Cuatro Caminos. Desde 2011 no asomaban los toros de El Pilar por la Feria de Santiago. No fue el regreso soñado del bueno de Moisés Fraile. El sexteto enviado a tierras cántabras tuvo calidad en sus embestidas, pero todo quedó tamizado por su escasísima fortaleza y contado poder. Toros sin apoyos, malandados y sin el motor necesario para aguantar las lidias. De la terna, todos de nazareno y oro, solo Tomás Rufo, clarividente de mente y con actitud de figura, supo poner lo que le faltó a su lote y se llevó de calle la tarde.

Perfectas fueron las hechuras que trajo el abreplaza de El Pilar, con su remate y su generoso cuello. Pero más allá de la fachada, al chasis le faltaron los apoyos desde el saludo capotero de Manzanares. El tercio de varas fue el simulacro nuestro de cada día. Pero ni con esas. En el primer muletazo de tanteo al iniciar faena, el animal se derrumbó por completo. La calidad presentida se evaporaba por las escasas fuerzas del toro pese a la voluntad de Manzanares por darle mimo y temple. Con la espada no falló y todo pasó a mejor gloria.

No mejoró el panorama para el alicantino con el simplón cuarto, que acabó muy agarrado al piso y al que despenó Manzanares de una estocada casi entera, trasera y tendida.

Tuvieron sello y buen aire las verónicas con las que Talavante saludó al primero de los ‘Niñito’ anunciados en el sexteto del hierro salmantino. Le puso voluntad el extremeño, pero la feble condición de su oponente fue una barrera insalvable para que aquello trascendiese. Tuvo que recurrir Talavante a un toreo más efectista que puro para captar la atención de los tendidos en la parte final del trasteo con el animal, además, lesionado visiblemente de la mano izquierda. Pinchó ante de un bajonazo y todo quedó en silencio.

El tercer ‘Niñito’ saltó en quinto lugar y no dio muchos motivos para la esperanza en los primeros tercios, donde perdió las manos en un par de ocasiones y embistió con cansina nobleza. Talavante lo sostuvo en una labor fácil y templada con el pupilo de Moisés embistiendo para entonces con mejor son. Pinchó ante de enterrar una estocada pescuecera que hizo rodar al de El Pilar. Se pidió sin mucha convicción una oreja que el palco no concedió.

El segundo ‘Niñito’ había caído antes en manos de Tomás Rufo, que hizo estallar de júbilo a los tendidos de Cuatro Caminos con un explosivo inicio de faena con las dos rodillas en tierra. Ya incorporado dejó muletazos de buen trazo por ambos pitones ante un animal con clase y humillación, pero al que le faltó en algunos momentos ese último tranquito para rebosarse en su embestida. Rufo lo vio y le exigió en una notable tanda a derechas, en el último tramo de faena, que fue la más compacta del conjunto. La espada se le fue dos dedos, pero fue letal y ayudó a la concesión de la oreja.

La faena al sexto se la inventó Rufo ante otro ejemplar muy bajo de casta y fortaleza. Le cogió la distancia y la altura al toro de El Pilar que quiso más que pudo en ocasiones. Lo mejor, una tanda al natural muy embrocada y profunda que, sin embargo, fue la menos jaleada. Pero todo lo elevó al premio de las dos orejas una estocada de la que el toledano salió rebotado con el pitón apuntando al bajo vientre y doliéndose después de la zona lumbar. La emoción del instante y la prontitud en caer del toro acabó por rendir al palco. Las dos orejas y la puerta grande estaban conquistadas.

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