Una mujer entre los restos de 23 monjes guerreros hallados en el castillo de Zorita de los Canes
Una investigación, liderada por la URV de Tarragona y el Instituto Max Planck, determina que fue una guerrera más entre esos miembros de la Orden de Calatrava
Guadalajara - Publicado el - Actualizado
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Entre los restos óseos de 25 individuos enterrados entre los siglos XII y XV en el cementerio del castillo de Zorita de los Canes, se han descubierto los cuerpos de una mujer y un niño de corta edad.
Así se ha derivado de la investigación liderada por la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona que, junto con el Instituto Max Planck, han estudiado esos restos, determinando que 23 de esos individuos, que fueron monjes guerreros de la Orden de Calatrava, murieron en batalla y seguían una dieta propia de la alta sociedad medieval, basada en una importante ingesta de proteína animal y pescado marino, en una zona evidentemente alejada de la costa.
"Se han hallado en el castillo de Zorita de los Canes", ha señalado en Herrera en COPE en Guadalajara la investigadora del Departamento de Ciencias Médicas Básicas de la URV Carme Rissech, apuntando que esa fortaleza, mandada construir en el año 852 por el emir Mohamed I de Córdoba, fue conquistada en 1124 por los cristianos "y entonces, en ese momento, es cuando van los Caballeros de Calatrava, que se instalan allí para vigilar la frontera del Tajo".
Pero la certeza de que se trata de miembros de dicha orden militar y religiosa cisterciense se basa en que, salvo uno de los individuos estudiados, "los demás, todos, presentan lesiones de batalla y, por lo tanto, concluyo que eran guerreros de la Orden de Calatrava".
En cuanto al tipo de lesiones, Rissech ha especificado que, por un lado, se han encontrado "lesiones punzantes, penetrantes", es decir, "pinchazos fuertes que, si pueden, entran en el cráneo, en el abdomen, en la pelvis o en las piernas", y, por otro lado, "lesiones contusas", o lo que es lo mismo, "golpes". Además, a pesar de que disponían de espadas, tan sólo se ha observado "un corte en un individuo", ya que, "las cotas de malla protegen mucho de los cortes, pero no de los pinchazos ni de las contusiones".
Pero, sin duda, uno de los datos más interesantes de este estudio capitaneado por la universidad tarraconense es el que confirma que, entre esos monjes guerreros cistercienses, había una mujer, que "curiosamente también presenta lesiones de batalla" y que "comía menos proteínas que los demás individuos", según indica "el análisis de isótopos estables, que se publicó en el Scientific Reports hace un mes". Evidencias que han hecho descartar la idea de que esta mujer fuera una sirvienta del castillo, haciéndose más plausible la tesis de que se trató de una guerrera.
"Las lesiones de guerra hacen pensar que ella también estuvo en la lucha y que, por lo tanto, tenía que ser una guerrera", ha afirmado Carme Rissech, argumentando que, "aunque la historia no habla de mujeres guerreras, sí tenemos algún ejemplo, como de algunas reinas que se han puesto al frente de la batalla o de Juana de Arco, por ejemplo. Las mujeres también estaban dentro de la guerra, sabían cómo funcionaba y, por lo tanto, podían luchar".
Con respecto a la presencia de un niño, además "muy pequeño", entre aquellos guerreros, la investigadora de la URV se ha apoyado en el dato aportado por uno de los arqueólogos que han dirigido las excavaciones, que mantiene que "a veces, este tipo de órdenes religiosas solían acoger a algún niño relacionado con la familia de alguno de ellos".
En este estudio, cuyos datos serán publicados "a finales de 2025", también han participado investigadores de la Universidad de Barcelona y los arqueólogos que han dirigido las excavaciones.
La investigación se enmarca en el proyecto MONBONES, cuyo objetivo es ofrecer una nueva perspectiva histórica del modo de vida, la dieta, la salud, la economía y la sociedad en contextos monásticos de los siglos XIV al XIX desde una perspectiva multidisciplinar, que aúna la zooarqueología, la antropología, la documentación y los análisis moleculares.