El Camino de Santiago le trajo a Burgos, montó una empresa que el Covid arruinó y terminó en el programa 'Nadie Sin Hogar' de Cáritas
Esta es la historia de Son Seon Min, un cocinero coreano que lleva 36 años en España
Burgos - Publicado el
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Llegó a España hace 36 años. Son Seon Min es un coreano que vivía y trabajaba como cocinero en Barcelona, ciudad en la que estuvo 25 años. Por estrés decidió tomarse un respiro y lo encontró en el Camino de Santiago, que le trajo a Burgos. Una ciudad de la que se enamoró. Tanto le enganchó la ciudad que voluntariamente dejó su trabajo en Barcelona y se instaló aquí. Sus 23 años de experiencia en la cocina le permitió encontrar rápidamente trabajo. Las cosas le iban bien. Tal es así que decidió dar el paso y montar su propia empresa.
Un proyecto que se vio truncado, como tantos otros, por la llegada del COVID. “La gente me rehusaba por ser asiático por mucho que explicara que era coreano y que llevaba aquí desde 1988. Estuve tres años sin poder ejercer mi profesión”, recuerda.
A su ya complicada situación se unió el hecho de que le caducó su permiso de residencia. No podía renovarlo al no poder presentar un contrato de trabajo. Pasó el tiempo y sus recursos se agotaron. Cuando su situación tocó fondo llamó a la puerta de Cáritas. “Me acuerdo que llegué temblando a Cáritas buscando ayuda. Me dieron todo lo que yo no pude hacer solo. Me dieron cama y tres comidas calientes y me ayudaron también con los papeles”.
Nueve meses después Son vuelve a ver la luz. Ha encontrado trabajo y está a la espera de que la burocracia gubernativa le de el último documento que necesita para volver a renovar su permiso de residencia. De momento Son vive en el hotel en el que trabaja pero su intención es ahorrar el dinero suficiente para buscar de nuevo una vivienda y poder vivir de alquiler.
Programa Personas Sin Hogar
Son es una de las 1.138 personas a las que ha atendido en el último año el Programa de Personas en Situación de Sin Hogar y Acceso a la Vivienda de Cáritas Diocesana de Burgos. El perfil de las personas sin hogar sigue siendo femenino, con 92 mujeres atendidas, aunque el dato que más se ha incrementado ha sido el de menores de 36 años. La falta de vivienda pública y el precio de la vivienda de alquiler está llevando al límite a las entidades y organizaciones que atienden a estas personas. Desde Cáritas se ha intentado alquilar en el mercado libre pero en estos momentos no han encontrado nada en Burgos por debajo de los 300 euros, sin contar los gastos.