La Guardia Civil no da crédito: detienen un camión que iba haciendo zigzag y quien baja no es quien conducía

Lo que parecía un control rutinario de tráfico en la antigua AP-1 se ha convertido en una sorpresa para los agentes del Subsector de Tráfico de Burgos. Todo comenzó cuando observaron cómo un camión articulado circulaba de manera irregular, haciendo movimientos en zigzag, a su paso por la comarca de La Bureba, en plena provincia burgalesa. Los agentes, sospechando una posible conducción negligente, dieron el alto al vehículo para inspeccionarlo.

Al acercarse a la cabina, la sorpresa fue mayúscula: quien descendió del camión fue una mujer. Sin embargo, los guardias civiles estaban seguros de haber visto a un hombre al volante minutos antes.

¿Qué había ocurrido?

Tras realizar una inspección del tacógrafo, un dispositivo que registra datos sobre la conducción, descubrieron el truco. Los dos conductores, en connivencia, se habían intercambiado las tarjetas que identifican al conductor activo durante el trayecto. Todo apunta a que esta artimaña tenía como objetivo alargar la jornada laboral más allá de los límites permitidos por la normativa de transportes, infringiendo las leyes sobre los tiempos de descanso y conducción.

El engaño no quedó ahí. Según las investigaciones, ambos chóferes habrían realizado el cambio de conductor en marcha, lo que explicaría los movimientos erráticos que llamaron la atención de los agentes. Esta acción no solo supone un grave riesgo para la seguridad vial, sino que también constituye un delito de falsedad documental, recogido en el Código Penal.

El caso ya está en manos del Juzgado de Instrucción número 2 de Miranda de Ebro. Mientras tanto, los dos implicados se enfrentan a varias denuncias administrativas. Entre ellas, destacan una por conducción negligente y otra, calificada como “muy grave”, por no respetar el descanso semanal obligatorio.

Este tipo de fraudes no solo son ilegales, sino que representan un grave peligro para la seguridad en carretera, aumentando el riesgo de accidentes por cansancio o distracción. Además, estas prácticas atentan contra la filosofía del uso del tacógrafo, diseñado para garantizar la seguridad vial, mejorar las condiciones laborales de los conductores y fomentar una competencia justa en el sector del transporte.