Madrid - Publicado el
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«Nuestra indiferencia los condena al olvido» aunque este es el lema de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, bien podría ser el eslogan de campaña de cualquiera de los partidos que hoy concurren a las elecciones autonómicas. Porque si, los políticos llevan días recorriendo cada rincón de la Comunidad, lugares que, una vez que se apagan los focos de los mítines y las cámaras de televisión, vuelven a su vida cotidiana, vuelven a ser olvidados, dejan de ser únicos para volver a formar parte de ese conjunto llamado «España vaciada».
Los castellanoleoneses estamos hoy llamados a votar para elegir a nuestro presidente regional. Seguro que no me equivoco si afirmo que nos gustaría que nos gobernase alguien que, como dice el lema de la Jornada Mundial del Enfermo, nos «acompañe en el sufrimiento» y entienda los problemas y las necesidades de cada provincia y cada colectivo. Quizá esto suene a utopía. Mientras, seguiremos ejerciendo nuestro derecho democrático a votar libremente.
Y tras los votos, llegan los regalos...o no. El 14 de febrero todos tenemos algo que celebrar. Esa fecha aprovechada por la vorágine consumista para alentarnos a decirle a nuestras parejas cuánto los queremos con objetos materiales. En torno a este día de San Valentín la Iglesia celebra la Semana del Matrimonio, de la que hablamos con la responsable del Secretariado de Familia y Vida de la Diócesis, Juana Alonso. Y con Gabriel Pérez Falcón, padre de familia.
Esta semana surge en el marco de la celebración del Año de la Familia «Amoris Laetitia», con la intención de poner de relieve la grandeza del matrimonio cristiano y sus bondades. Una semana a la que se han adherido todas las diócesis del país con diferentes propuestas. En Segovia, la primera actividad se celebró ayer, un paseo romántico en el que novios y matrimonios revivieron su amor. El jueves 17 tendrá lugar la conferencia «El matrimonio: vínculos sólidos en un mundo líquido», impartida por Pedro García Lario, psicólogo del Centro de Orientación Familiar de la Diócesis. Y, como broche de oro a esta semana, se celebrará una Eucaristía en la Catedral el domingo, con un reconocimiento a los matrimonios que celebran este año un aniversario significativo y un homenaje musical en el enlosado para todos los matrimonios en general.
Matrimonios como el de Gabriel que, precisamente este año, celebra 30 años de casado. Fruto de esa unión, dos hijos que son lo mejor de todo este tiempo. Ellos conforman una familia normal, con altibajos, problemas, disputas diarias y alegrías compartidas. Algo de lo que Gabriel asegura sentirse «contento». Para él, el valor más importante de un matrimonio cristiano es el amor, gracias al que puedes emprender cualquier proyecto común y es que, «sin amor, no tienes nada». Asegura creer firmemente en lo que ha hecho ya que, a pesar del desgaste, el matrimonio y la familia son lo que da sentido a su vida todos los días.
Y qué mayor signo de amor que ser padres. Los hijos rompen la rutina de las parejas, ya que cambia el discurrir la vida de dos polos a tres. Pero es importante disfrutar de ellos, y de cada etapa que te brinda la vida a su lado puesto que, como recuerda Gabriel «cuando te quieres dar cuenta, no hay niño». La vida pasa rápido, y hay que aprender a disfrutar de cada momento junto a los seres queridos como si fuera único.