Una camarera sale corriendo de la barra después de lo que hizo una persona en su terraza: "Se queda una cara"

Blanca explica en su cuenta de TikTok una experiencia que vivió mientras estaba trabajando en un restaurante cuando estaba a punto de cerrar

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En un bar y un restaurante, aparte del dueño del local, los cocineros o los ayudantes de cocina, hay camareros. Muchas veces estos últimos tienen que soportar situaciones que se escapan de lo normal. Así lo explica Blanca, que trabaja en un local de Barcelona, poniendo un ejemplo de lo que le sucedió a ella.

Una de esas frases que seguro que has escuchado antes es que "todo el mundo debería trabajar de cara al público al menos una vez en la vida". Y muy probablemente haya sido de boca de un camarero. De hecho, otra cuestión recurrente es comentar que si quieres conocer realmente a alguien, entonces debes fijarte en cómo trata a quien le sirve a un bar.

Trabajar de cara al público es una de las actividades más complejas y que más habilidades requieren para desempeñar el trabajo de la manera más eficiente. Una buena presencia, empatía, amabilidad, capacidad resolutiva y humildad son, entre otras, las más destacadas.

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Cada vez, por desgracia, son más las profesiones que son muy duras y están mal pagadas. Y por eso debemos empatizar con los que se dedican a esos oficios.

Una de las más difíciles es la de camarero, donde habitualmente se trabaja durante un gran número de horas, sin apenas descanso, con una remuneración que no suele ser la merecida.

Una camarera

Por respeto y amabilidad, muchos de ellos mantienen la máxima de que ‘el cliente siempre lleva la razón’, pero todos sabemos que eso no es cierto y que cierto tipo de clientes abusan de su estatus en el local para hacer o decir cosas molestas o inapropiadas.

"Oye las cosas que me pasan a mí", comienza su vídeo Blanca, "es que, vamos, no tiene nombre": "Acabamos de limpiar la terraza. Limpio, divino, precioso. Y pasa un chico muy relajado. Él con su perrete y con su móvil en la mano. Yo veo que no tiene botella de agua ni nada de esto, que es lo que suelen tener las personas que paseaba su perrito".

Entonces, la camarera ve algo con lo que se queda atónita: "El perro mea en la terraza, estaba acabada de limpiar y yo me quedé así, mirándolo, escondida detrás del mostrador y digo bueno, que mea el perro y me imagino que le eche agua, a lo mejor tiene la botella en alguna parte del cuerpo, no sé".

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"Él está con el móvil, el perro sé que está meando, ni corto ni perezoso a lo del perro, cuando terminó de mear continuó su paseo como si el perro no hubiera hecho nada", relata la camarera, "me la suda, me da igual, no me importa, me canso, me transformo y salgo automáticamente".

"Se queda una cara"

Blanca le increpa: "Señor, ¿y el meado de su perro? Lo tiene que limpiar". "Nosotros, que acabamos de fregar toda esa terraza, se queda con una cara y me dice que se me quedo la botella de agua en mi casa", explica la camarera de Barcelona, "¿qué quiere? ¿Que yo me quede y no le diga nada?".

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"No, no, queremos que te hagas responsable de tus actos, porque para eso es tu perro, que luego se ponen a hablar mal de los animales, que realmente los animales no tienen culpa, muchos dueños, los responsables de las cacas de sus animales, el civismo brilla por su ausencia".

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