Samuel Carballares, el generoso peluquero que saca una sonrisa a los sin techo de Madrid

Samuel Carballares es un vecino de Arganda del rey que tiene 17 años. A los 14 y sin gustarle absolutamente nada la peluquería empezó a cortarse él mismo el pelo para ahorrarse algo de dinero en los cortes semanales. Al principio, nadie confiaba en él, incluso, la gente de su alrededor se reía de los peinados y cortes que se hacía. Poco a poco y con mucho trabajo fue aprendiendo hasta terminar completamente enamorado de la barbería.

Desde hace años trabaja como barbero, pero dedica el tiempo que tiene libre a ayudar a quienes más lo necesitan. Hace cinco meses decidió coger su mochila y una banqueta y darse un paseo por el centro de Madrid para cortar el pelo a la gente que vive en la calle. Y allí, tirado en un soportal de la calle Preciados, conoció a Manuel, un portugués que llegó a España en el año 92. “Se me acercó y me dijo que si me importaba que me cortase el pelo. Y yo le dije que vale. Tomamos confianza y es buena gente. Da muchos consejos. Tiene buen corazón.”

Samuel se ofreció a cortarle el pelo gratis y mientras lo hacía, Manuel le contaba su historia. Había vivido en Luxemburgo, también en París y finalmente acabó en España. Hasta hace poco vivía en un piso pero por circunstancias de la vida terminó durmiendo cada noche en un portal del centro de Madrid, unicamente con un edredón. Por la mañana guarda las pocas pertenencias que lleva en una bolsa y pasea por el centro de la ciudad hasta que se hace de noche otra vez.

Manuel fue el primer cliente de Samuel y, al poco, se convirtió en uno habitual. Cada vez que el barbero se paseaba por el centro, Manuel se acercaba a él para que le arreglara el pelo y la barba... y entre corte y corte se hicieron amigos. Los consejos que el peluquero le ha dado, han animado a Manuel a cambiar de vida. “El primer día que le vi, estaba bastante mal, bebía tres litros de alcohol diarios y ahora ya está en un litro. Es un paso muy grande, poco a poco ya está reduciendo. Siempre que le veo se lo digo... me siento muy orgulloso de él”.

El boca a boca ha permitido que más indigentes se enteren del trabajo altruista que Samuel hace en el centro de Madrid. Cada día alguien nuevo se apunta a que el barbero le corte el pelo y después de cinco meses compartiendo su generosidad con quienes más lo necesitan ha ayudado a más de 50 personas. “Son gente muy agradecida. Valoran mucho mi trabajo... el hablarles, el estar con ellos... eso es lo bueno, que lo valoran todo.”

Samuel ha encontrado la forma de combinar sus dos pasiones: la peluquería y ayudar a los demás. “A mi me encanta ayudar a la gente y qué menos que con mi oficio, que es la peluquería. No solo les corto el pelo, también mientras que les estoy prestando mis servicios intento hacerles entender que pueden salir de esta, que pueden salir adelante”.

Cada semana intenta organizarse para ir un día al centro y cortar el pelo a sus “clientes de la calle”. No puede avisarles porque no tienen teléfono, pero Samuel ya sabe sabe por qué zonas se mueven así que les busca llevando su peluquería a cuestas. Qué sencillo resulta ayudar a los demás cuando las ganas y el corazón nos mueve.