CINE Y MOTOR

Crimen perfecto

Grace Kelly se bajaba de un coche, a la puerta de su casa, secundada por dos policías, era un Humber Snipe de 1947

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

En 1954 Hitchcock estrenó Crimen perfecto, la adaptación de una exitosa obra de teatro de Frederick Knott, quien se encargó de escribir el guion a partir de su propia novela. Esta fue la última película a que se extendía el contrato de 4 años que el director había firmado con la Warner.

Pensó en el film como un trabajo rutinario porque estaba ilusionado con su siguiente proyecto, La ventana indiscreta, una película mucho más personal; sin embargo, el resultado de esta fue brillante.

La historia se desarrolla en Londres durante tres días, con un epílogo situado meses más tarde. En un céntrico barrio de la capital vive Tony Wendice, una antigua estrella del tenis retirada de las pistas, aunque tiene un trabajo con el que sigue vinculado al deporte de la raqueta. Su mujer, Margot, posee una fortuna, pero tiempo atrás, harta de sentirse abandonada por su esposo conoció a Mark, un escritor americano, y el flechazo les llevó a vivir un apasionado affaire. Él le ha seguido escribiendo cartas de amor y ahora acaba de regresar a Inglaterra a bordo del Queen Mary. Margot se atreve a presentárselo a su marido como un viejo amigo, quien lo recibe amablemente, pero ya para entonces su esposo sospecha algo, al punto de que ha planeado asesinarla y quedarse con su patrimonio.

Contacta con un antiguo compañero de la Universidad, Charles Swann, un exconvicto, que carece de escrúpulos y es capaz de todo por dinero. Así, le ofrece 1.000 libras para que cuando él se ausente una noche, se interne en la vivienda donde estará su esposa y la asesine. Para ello le dejará la llave de acceso oculta bajo la alfombra de la escalera. Sin embargo, en el interior de la casa nada sale como había planeado, el asesino acaba con unas tijeras clavadas en la espalda y, a la larga, la llave del piso se convertirá en la clave para solucionar el caso.

En el reparto encontramos a Grace Kelly, con 25 años. Esta fue su primera colaboración con Hitchcock, aunque prácticamente a renglón seguido rodó La ventana indiscreta y al año siguiente Atrapa un ladrón, que fue uno de sus últimos films. Entonces era ya una estrella, gracias también a películas como Solo ante el peligro, Mogambo y Los puentes de Toko-ri. Además, acababa de ganar el Óscar a mejor actriz por el drama La angustia de vivir.

Después de sus colaboraciones con Hitchock, solo intervino en dos producciones más de Hollywood: El cisne y Alta sociedad. Luego viajaría a Mónaco para casarse con el príncipe Rainiero.

A la belleza de Kelly se oponía la maldad que representaba un veterano actor, muy habitual en este tipo de papeles, como Ray Milland, un intérprete nacido en Gales que tenía 47 años en ese momento. Fue militar en su juventud, pero ya por aquel entonces había tocado el cielo actoral por su magnífico papel de escritor alcohólico y autodestructivo en Días sin huella que le valió un Óscar. También será recordado por El hombre con rayos X en los ojos, El último magnate y por su personaje de padre dominante y cruel en Love Story.

Y en roles secundarios encontramos a Robert Cummings, un galán que participó en largometrajes como Sabotaje, Mi dulce geisha, Los insaciables, y otro actor de carácter de gran reputación como era el ya veterano John Williams, al que vimos haciendo de chófer en Sabrina, y también en El proceso Paradine, Testigo de cargo y La ciudad frente a mí. Aquí ejercía de inspector de policía, el mismo papel que él mismo había interpretado en el teatro en Broadway y que le había valido un premio Tony. También repetía el papel interpretado sobre las tablas el actor británico Anthony Dawson que encarnaba al asesino asesinado.

Hitchock hace su famoso cameo a los trece minutos de la película. En una fotografía de una celebración de antiguos alumnos y profesores se le ve sentado en la mesa de un banquete.

El rodaje se llevó a cabo en tan solo treinta y seis días, desde el 5 de agosto al 25 de septiembre de 1953, sin contar sábados y domingos, y prácticamente en su totalidad se filmó en interiores. Su coste fue relativamente bajo, 1,4 millones de dólares.

Rodada en tecnicolor, a lo largo del film es fácil percatarse de los movimientos y ángulos que toma la cámara. Ofrece planos elevados, planos de detalle que refuerzan la incertidumbre, claroscuros y un montaje fluido y suave. Se utilizó la cámara de «visión natural», que fue la antecesora de las actuales cámaras de 3D. Sin embargo, la proyección en tres dimensiones no funcionó y se acabó proyectando de forma convencional.

De hecho, en la película hay un intermedio, y eso es porque el cambio de bobinas de las películas en 3D, como se había pensado proyectar inicialmente, era más laborioso que la de los rollos convencionales.

Hitchcock quería que la primera toma fuera la de un primer plano de un dedo marcando la letra M en un teléfono de marcación giratoria, pero la cámara de visión natural no podría enfocar un primer plano correctamente. Así que ordenó que se fabricará un dedo gigante hecho de madera con una esfera telefónica realizada a la misma escala para lograr el efecto deseado.

Por otra parte, el director ordenó que Kelly luciera prendas de colores brillantes al comienzo de la película y que fueran oscureciendo progresivamente a medida que avanzaba la intriga y aparecía como culpable.

El crimen se narra en tres ocasiones, una primera cuando Tony, el amante de Margot, fantasea con el argumento de una novela negra, y todo ello con un plano picado brillante. Luego cuando lo vuelve a repasar y el verdadero criminal señala los puntos débiles y finalmente el propio intento de asesinato que queda truncado a pesar de parecer un plan infalible. Precisamente esta escena se ha convertido en una de las secuencias clásicas del maestro del suspense.

Sin embargo, Hitchcock nunca quedó del todo contento. Repitió obsesivamente la escena, toma tras toma para capturar la inserción de las tijeras de la forma en que la había imaginado. Después de varios intentos fallidos dijo: "Esto está muy bien hecho, pero no hay suficiente brillo en las tijeras, y un asesinato sin tijeras relucientes es como espárragos sin salsa holandesa.., insípido "

En 1998, el director Andrew Davis filmó un remake protagonizado por Michael Douglas, Gwyneth Paltrow y Viggo Mortensen, correcto en líneas generales pero que quedaba lejos de la obra de Hitchcock. También ha habido otras adaptaciones para la televisión.

La banda sonora fue obra de Dimitri Tiomkin un compositor que nació en Ucrania y estudió música en Rusia, en San Petersburgo. En 1925, con 26 años se marchó a Estados Unidos. Allí, curiosamente, elaboró las bandas sonoras de diferentes clásicos de un género tan americano como el wéstern, poniendo música a títulos como Solo ante el peligro, Río Rojo, Duelo de titanes, La gran prueba, El Álamo y Duelo al sol, pero también a otros films conocidos como Gigante, 55 días en Pekín y Los Cañones de Navarone.

El coche tiene muy escasas apariciones, teniendo en cuenta que estamos ante una adaptación de una obra de teatro que transcurre básicamente en interiores. No obstante, en una de las secuencias finales, vemos a Grace Kelly bajarse de un coche, a la puerta de su casa, secundada por dos policías que van de paisano con sus correspondientes gabardinas y sombreros de ala ancha, lo que delataba su presencia tanto como los propios uniformes. Ese coche era un Humber Snipe de 1947.

El fundador de la empresa, el británico Thomas Humber, abrió en 1868 una fábrica de bicicletas en la ciudad de Sheffield y tuvo un éxito fulgurante porque en 1889 ya disponía de cuatro factorías, entre ellas la que acabaría siendo más importante que tenía su sede en Coventry. Fue en aquellos años cuando incorporó al ingeniero francés Louis Coatalen quien amplió el negocio a los automóviles. Así en 1901 salía de fábrica el primer coche y poco después, en 1903 el exitoso Humberette, que tenía un motor monocilíndrico y cinco caballos de potencia.

No se le dio nada mal este nuevo sector porque antes de la Primera Guerra Mundial, Humber llegó a ser el segundo mayor fabricante de automóviles del Reino Unido con una amplia gama de vehículos, desde un nuevo Humberette con motor de dos cilindros y 8 caballos hasta modelos con motores de 6 cilindros.

Después de la guerra retomó su producción de vehículos recuperando la buena fama entre el público británico, hasta que en los años de la Gran Depresión fue absorbida por Rootes Brothers, empresa que mantuvo la marca hasta 1976.

Bajo el auspicio de ese grupo empresarial aparece el coche que nos ocupa, el Humber Snipe se fabricó desde 1930 a 1948. El de la película, que pertenece a la última generación, apareció en el mercado a principios de la posguerra.

Era un lujoso sedán de 4 puertas, con un diseño muy sobrio del que destacaban sus cuatro faros delanteros, flanqueando la parte superior e inferior de la parrilla central. Venía equipado con un motor de seis cilindros en línea, con 4 velocidades de transmisión manual y alcanzaba una velocidad de 116 kilómetros por hora.

Medía 4,57 de largo y 1,75 de ancho, y pesaba casi 1.600 kilos. Solo se fabricaron 1.240 unidades.

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Con Carlos Herrera

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