El barrio de Monte Alto (A Coruña), con "orgullo" tras conseguir echar los okupas del narcopiso
La Policía custodia la vivienda de la Calle Washington tras la tensa protesta en la que intentaron entrar en la vivienda
Coruña - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El barrio de Monte Alto, en A Coruña, respira hoy más tranquilo, tras el desalojo de la narcovivienda frente a la que se concentraron en las últimas horas. Todos los ocupantes de la casa fueron abandonando las dependencias debido a la fuerte presión vecinal en una cacerolada en la que se vivieron muchos momentos de tensión.
La última pareja que quedaba, un hombre y una mujer, dejó la vivienda en torno a las dos de la madrugada, después de que se marchasen los vecinos que, durante horas, pidieron con gritos y ruidos de cacerolas y sartenes que se marchasen. Durante toda la noche, la Policía custodió la vivienda para evitar nuevas intrusiones.
Vecinos aliviados y con orgullo
La mañana de este miércoles, ha continuado la vigilancia por parte de dos patrullas policiales frente a la vivienda y a mediodía varios obreros han tapiado los accesos. Vecinos que participaron en la protesta pasan por delante para cerciorarse de que ya está vacía. Una de ellas es María: “si no hubiese robos tanto a niños como a personas mayores, en comercios, en hostelería... todos los días no hubiésemos hecho nada, el problema es la inseguridad que tuvimos, y cuando vives con inseguridad, buscas la seguridad”, afirma.
Uno de los episodios que más ha indignado a la gente es que “le robaron a un niño de ocho años un móvil”. “Ves a señores y señoras con 80 años y redución de la movilidad, se les acerca una persona así, con cualquier golpe se nos caen. No puede ser”, concluye. Hoy, se siente “muy orgullosa” de la contundente respuesta del barrio y crítica con la asociación vecinal, cuyo presidente negó que Monte Alto fuese un lugar inseguro y discrepó de las protestas: “Manolete, si no sabes de lo que va, para qué te metes”.
“Se demuestra que estamos unidos y que cuando de verdad la gente nos necesitamos entre nosotros estamos ahí”, comenta Juan, otro de los participantes. “Que lleguemos a tirar una puerta y tengamos que hacer el trabajo de la justicia es muy triste”, afirma, al tiempo que se siente aliviado porque “hemos conseguido sacar esta lacra”.