Esta es la contraseña que usan para pedir droga en un narcopiso de A Coruña
Vecinos del barrio Os Mallos convocan una nueva cacerolada contra el infierno que supone el constante trasiego de 'clientes' a un punto de venta de estupefacientes.
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Un silbido y tres golpes al contenedor. Ese es el principio del particular código que tienen las personas que van a por droga a un narcopiso del barrio coruñés de Os Mallos. Los vecinos conviven con un trasiego constante de toxicómanos en una de las viviendas del edificio.
Los clientes habituales ya ni timbran al telefonillo. “Les bajan a abrir y ya y ya suben a por la mercancía”, asegura Montse, la presidenta de la comunidad. En ocasiones, ni siquiera suben a la vivienda a por el material y tiran el dinero en un paquete de tabaco para que llegue al primer piso por la ventana.
Una pesadilla diaria
La pesadilla comenzó hace tres años y medio. En el piso se realquilan las habitaciones y las dueñas promueven ese presunto tráfico de drogas. Cada día es una sorpresa distinta. Desde el hombre que se encontró una señora sentado en el salón de su casa hasta el extintor que vaciaron clientes disconformes en el portal. “Al acostarse o levantarse dices: bueno, a ver qué sorpresita tenemos hoy”.
Son tantas las denuncias que las acumulan antes de ir a la policía. “Voy a comisaría cada veinte días más o menos o incluso menos, porque voy juntando varias, junto las de quince días”, cuenta.
Aumento de robos
En el barrio están desesperados. Los primeros, los vecinos, que tienen que soportar día y noche una situación insostenible. Pero además, la presencia de este punto de venta de droga ha hecho aumentar la inseguridad en el entorno, con más hurtos en tiendas y coches. “Los ves por la calle e igual que pasan los chicos poniendo la publicidad en los en los parabrisas de los coches ellos van tocando las puertas. Van por la acera y te van tanteando las manillas”, dice el presidente de la Plataforma Vecinal de Os Mallos, José Roble. Pasa a todas horas: “ A las cuatro de la tarde, a las nueve de la mañana, les da igual el horario”.
Los vecinos han intentado atajarlo, con denuncias por lo penal y reuniones tanto con la concejala de Seguridad como con la Subdelegación del Gobierno. Este jueves por la tarde convocan la segunda de las caceroladas frente al piso para denunciar la situación y pedir soluciones. Se sienten “solos” e indefensos. “Pueden hacer lo que les da la gana, les piden como mucho la documentación, ya los saludan como si fuesen coleguitas”, es el modo en el que describe Montse algunas actuaciones policiales.
El de Os Mallos es uno de los puntos negros de venta de droga que hay en la ciudad de A Coruña. El tráfico de estupefacientes se ha diversificado desde hace años pero, a la vez, también ha aumentado la contestación social. Además de en este barrio, ha habido concentraciones en la Sagrada Familia o Monte Alto contra una actividad ilegal cuyos efectos acaban por hundir a todo un barrio.