REPORTAJE
Guille, el niño ciego de A Coruña que practica escalada y anda en bici sin ruedines
Este pequeño de seis años no conoce límites ni tiene miedo a nada. Su madre, María, lo tiene claro: "la sobreprotección no debería existir"
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Guille tiene seis años, vive en A Coruña y es un niño muy activo. Estudia música, hace escalada y anda en bici, ya sin ruedines. Le encantan los juegos de construcciones y muestra frecuentemente sus creaciones.
Nada frena a este vecino coruñés. Y eso que Guille no ve. Es completamente ciego de nacimiento, por un problema congénito. Pero esto es solo una característica de un peque cuya mejor definición es "feliz". Así lo resume su madre, María. Su hijo es un niño " muy inquieto, travieso, rebelde y terco". No es "ni especial ni extraordinario", simplemente tiene "unas circunstancias especiales". "Lo que lo define como persona no es discapacidad que presenta. Forma parte de él, como ser rubio de ojos azules", asegura a COPE Coruña.
UN DUELO INICIAL
Más de tres meses después, dieron con la respuesta. " A esas alturas, lo que pedíamos es que nuestro hijo 'solo' estuviese ciego", rememora María. Así fue: un instituto oftalomógico de Santiago les confirmó que Guille era ciego de nacimiento por un problema en el nervio óptico. Al principio, cuenta, fue "durísimo". "Es un duelo", dice, "como cuando fallece un ser querido". Un sufrimiento que, sobre todo, dolía al "ver sufrir a los abuelos".
DAR ALAS A LOS CUATRO SENTIDOS
Pero lo que no sabían en ese momento es que ser ciego no tenía por qué ser una condena para Guille, ni mucho menos. Con el apoyo de la ONCE, María y Camilo aprendieron a dejar volar al pequeño, allá donde lo lleven sus cuatro sentidos.
La clave, cuenta esta madre, es no ponerle límites a Guille ni transmitirle miedos. "Hay que darles alas, dejarles que sean niños, que disfruten y que aprendan a caerse para poder levantarse", cuenta cuando otras mamás le piden consejo, "con discapacidad o sin discapacidad, la sobreprotección no debería existir".
EL JUEGO, LA MEJOR TERAPIA
Guille va a un colegio público, el mismo al que va su hermano, enfrente de su casa. Recibe clase como cualquier otro niño, con profesorado de apoyo. Y sus avances se basan también en incorporar los aprendizajes al juego o al día a día: "creemos que se pueden desarrollar muchas cosas" sin necesidad de que lo vea como un trabajo o una obligación. Por eso, Guille "nunca fue a ninguna terapia" sino que fue incorporando habilidades por otros métodos.
De esa filosofía nació, por ejemplo, una de sus aficiones más recientes: la escalada. Guille va una vez por semana a esta actividad, y ha sido todo un acierto. Como le gustaba trepar en árboles o rocas, los padres vieron que "podía tener cualidades para ello". Además, relata, "le viene muy bien para desarrollar fuerza en las manos y en los dedos", algo que necesita para utilizar correctamente la máquina Perkins", de escritura en braille.
UNA VENTANA DE TRANQUILIDAD
Una de las cosas que María y Camilo echaron en falta cuando supieron el diagnóstico fue la falta de referentes de personas invidentes, de familias con peques de más edad que Guille que les contasen cómo iba a ser este inesperado escenario. La tranquilidad de saber que todo iba a
Por eso creó en agosto un
En la página se puede ver, y oír, cómo Guille lee perfectamente en braille, sube las escaleras del revés o aprende tareas básicas mediante juegos. Es un niño muy hablador y simpático pero también, como todos, con sus momentos rebeldes.
EL HERMANO DE DAREDEVIL
María procura que
A Luca, cuenta la madre, le transmitieron desde el principio la misma normalidad con la que están criando al peque de la casa. "Le pusimos la película de Daredevil, un superhéroe de Marvel que es ciego", para después explicar que su hermano era como él y podría tener un trabajo y una vida más allá de su falta de visión.
Guille, Luca, María y Camilo son el ejemplo de una familia que no cree en la palabra "discapacidad" o "especial". Él llegará donde quiera hacerlo. Parece, de hecho, que apunta maneras. Algunos días dice que quiere ser piloto de aviones. Aunque en uno de sus frecuentes juegos, sus padres tenían que acertar entre varias posibles profesiones. Ya no leyeron más allá de la primera opción: "presidente", la que precisamente escogió este niño sin miedo a las alturas.