¿Por qué pitan el himno nacional?

La final de la Copa de la Reina entre Barcelona y Real Sociedad volvió a escenificar una protesta contra el himno de España,aunque sólo se ha criticado la ceremonia de entrega

¿Por qué pitan el himno nacional?

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

Saltaban las alarmas el sábado, un sobresalto recorría España, los lamentos aparecían las redes sociales entre interrogantes y palabras gruesas como "vergüenza", "bochorno" en el fútbol español. Era la final de la Copa de la Reina entre Barcelona y Real Sociedad (8-0), con dos goles de la mallorquina Mariona Caldentey y la presencia de Patri Guijarro, Cata Coll.

Al ver este sobresalto de tantos pensé que por fin se empezaba a dar importancia a la falta de respeto al himno nacional, silenciado antes del partido en presencia de la Reina Letizia además, por parte de algunos miles de aficionados presentes en La Romareda. Pero no, no se trataba de eso, resulta que al final del partido, la Reina entregaba la Copa a la capitana y que las medallas las repartía el propio club barcelonista.

Algunos caían en la cuenta, seguramente tras recordatorio de los responsables de la Federación, que en la final de la Copa del Rey que le ganó por penaltis el Athletic al RCD Mallorca el mes pasado, tampoco hubo entrega de medallas, guste más o menos, y que se hace así para agilizar al máximo la ceremonia; son motivos televisivos básicamente, como buena parte de lo que marca el fútbol hoy en día.

Es decir, entre los profesionales del odio que tratan de dirigir las lapidaciones públicas y que tratan de erigirse en los jueces de la verdad única, del pensamiento único, entre aquellos que tratan de decidir qué es tolerable y qué intolerable, aquellos que deciden por los demás cómo hay que pensar y por qué motivo nos tenemos que indignar los demás, el escándalo era la ceremonia protocoloria tras la final.

Es más, esos mismos jueces de la verdad única y directores de la lapidación pública, destacaban el valor de la sonora pitada al himno español por parte de aficionados del Barcelona y la Real Sociedad. Lo destacaban como algo digno de tener en cuenta porque ellos viven del autoodio, es decir, comparten la necesidad de odiar todo lo que tenga que ver con su país. El himno nacional es últimamente como el saco de boxeo al que te invitan a golpear, parece que está para eso, sencillamente porque nadie lo defiende.

No se trata de ponerse en frente de quienes pitan o silban pero sí de que la propia competición y el propio país se haga respetar. Si se pita el himno no hay final. Es verdad que la cacareada libertad de expresión protege ese derecho, aunque parece que sólo existe en algunos casos para según quién. En posible que los mismos que silbaban el himno y decían "fuera" serían los más ofendidos si se pitaran Els Segadors o se dijera "fuera" ante la bandera del País Vasco o de Catalunya. ¿Por qué pueden ofender pero no ser ofendidos?

No es algo que ocurra con el himno de España tan solo, ocurre en demasiadas ocasiones, por ejemplo en diferentes Estadios se pita el himno de la Liga de Campeones antes del partido. Un himno que representa la mayor grandeza del fútbol europeo pero que algunos identifican quizá con el organizador, la UEFA, quizá con una sanción del pasado, quizá con sombras de corrupción, vaya usted a saber. En algunos partidos de España también se ha pitado por parte de algunos el himno del otro país. Esos mismos se sentirían muy ofendidos con razón si se pita el himno de España en otro país. Y también ha ocurrido.

Es cierto que en muchos casos hablamos de una minoría ruidosa, es sabido que hace más ruido un tonto que el silencio de una mayoría, ya se sabe que llama más la atención el que causa problemas que una gran mayoría que disfruta. Lo comprobamos en la reciente final de Copa del Rey. Hacía dos décadas que no acudía a una final y pude observar a miles y miles de aficionados del Mallorca y del Athletic (estos mayoría quizá en proporción de 4x1), viviendo unos días fantásticos en Sevilla, disfrutando, conviviendo, muchas veces bailando juntos o tomando cañas juntos. Lo normal entre la gente sana de España. Pero unos ultras quedaron el día de la final para pegarse y esa fue la imagen de la final de Copa del Rey durante algunas horas. Querían su cuota de pantalla y sabían que la tendrían.

Pero volviendo al tema en cuestión: ¿por qué se pita? qué interesante sería conocer las respuestas de todos y cada uno de los que pitaban el himno nacional. ¿Qué rechazan? ¿España? ¿la monarquía? ¿el himno? Si es así, si tanto lo detestan, ¿por qué se movilizan? ¿por qué quieren ganar sí o sí el título de un país que no les gusta? ¿por qué celebran con locura ganar esa copa o se hunden si no la ganan? ¿cómo se llama odiar aquello que tanto deseas?

Sería muy interesante un análisis psicológico del autoodio, porque lo que todas las personas que pitan a rabiar el hinmo de España deberían analizar es qué están pitando. Quizá asocien el himno con Franco, pero el himno es anterior, no hay coartada. Quizá sea un rechazo a su condición de españoles, pero es lo que son, no hay coartada. Ellos pueden sentirse marcianos si quieren, interiormente nadie les va a imponer que deben sentirse, pero son españoles.

Lo que les permite salir de casa y tenerla, lo que les permite tener derechos y obligaciones, lo que les permite llegar a otro país, todo lo que sea en relación con los demás en la sociedad en la que viven, se debe a su ciudadanía y su nacionalidad española. Por lo tanto, aquel que detesta lo español se está detestando a sí mismo. España no es algo ajeno a ellos, no es algo que está ahí en una tierra de Castilla o Andalucía y ellos son algo diferente.

Ellos son España, en la condición de vascos, baleares, andaluces, catalanes o canarios está la españolidad, pues son todos estos ciudadanos y territorios los que hacen España. Cada uno es libre de amar y detestar lo que quiera, el odio es libre, pero es digno de estudio cuando es autoodio. El odio no es un momento pasajero sino que según los psicólogos es una actitud. Es decir, alguien ha tomado la decisión consciente o inconscientemente de odiar algo o a alguien.

El odio es una fuerza muy fuerte, puede mover tanto como la ira o la ambición o el deseo, pero es peligroso para uno mismo porque es como caer en un mar en el que nunca se llega a tocar el fondo. Dijo Jiddu Krishnamurti que "el rencor nos ahoga, el perdón nos oxigena". Habría que añadir que para poder perdonar hay que estar preparado, y hay gente que no está preparada para perdonar aquello que rechaza de sí misma.

Esa condición de españoles es quizá la parte de uno mismo que algunos rechazan ferozmente, porque han relacionado ser español sólo con la parte que no les gusta de la nación a la que pertenecen. Ser español no es una única cosa, es tan variado como su riqueza cultural. Rechazan sus símbolos porque llevan décadas hablando de lo español como algo ajeno, lejano a ellos y sobre todo negativo, sin conocer la historia real de su país en la que sus ancestros, no digamos ya si hablamos de vascos, fueron importantes.

Pero por qué se ha normalizado que esto pueda ocurrir, por qué se asume como un peaje que hay que pagar cuando son algunos aficionados quienes acuden a una final. Quizá porque se juega con normalidad una competición en la que los aficionados expresan su rechazo a lo que representa.

Un país que se hiciera respetar detendría la competición si se rechaza el símbolo nacional. He estado en varias finales de la NBA y hasta los extranjeros nos levantábamos al sonar el himno de Estados Unidos. Es respeto. Quizá aquí hace mucho tiempo que una parte ideológica ha abandonado el respeto a su nación, como si fuera sólo cosa de otro bando ideológico, un absurdo monumental porque la nación propia no tiene ideología, Es, la bandera nacional no tiene ideología, Es. Reúne a unos y otros, les guste o no. España no existe sin su totalidad.

¿Pero todos los que pitan es porque se sienten sólo catalanes o vascos? Seguramente no, simplemente hubo un momento en el que se vendió un marco mental, que transmitía que pitar el himno y rechazar lo español, himno o bandera, era "cool", era moderno, era progresista, en contraposición a una forma de ser con la que ellos no se identifican. Hábilmente, en el nacionalismo regional y sus satélites pagados en ocasiones con dinero de todos los españoles, lo que ya es el acabóse, difunden ese odio a lo que consideran ajeno, España, cuando ellos son España.

Finalmente, por qué odiar tanto algo que quieres ganar como sea. Es decir, quieren ganar la Copa como sea, quieren celebrar con locura una Copa o un título de un país que es el tuuyo pero que rechazas. No me dirán que no es un chollo para el especialista mundial más prestigioso en el campo de la psicología.

Pero si algo me gusta de mi país más allá de los problemas que podamos tener, más allá de cosas que tampoco me gusten, porque uno ama a su familia sin por ello tener que elogiar todo de su familia, pero es tu familia, es que la capacidad para reírse de todo. La capacidad para quitar hierro a todo.

Démosle la vuelta, no pitar al Rey o la Reina, o el himno, no tendría por qué significar un apoyo a la monarquía si uno se siente republicano, ni ser un españolazo presumido, significaría simplemente una norma elemental, básica, de educación, de respeto hacia los demás si se quiere. Pero claro, entonces ya no sería alguien "progresista", "moderno", "cool", ese marco mental vendido por algunos.Quizá debieran profundizar en el fondo de su alma y preguntarse por qué se odian tanto.

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