MEDIOAMBIENTE

El espectáculo natural del remonte de los salmones

El premio nacional de medioambiente Julen Rekondo, habla sobre el remonte de los salmones en Navarra

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El remonte del salmón

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Todavía podemos admirar el espectáculo natural del remonte de salmones en el único río salmonero en Navarra, que es el Bidasoa. En este río todavía se pueden observar a los salmones remontando, con sus potentes coletazos, cascadas de considerable altura. Estos peces, que han pasado dos o tres años en el mar, buscan los lugares donde nacieron, es decir, aquellos en los que las aguas son frías, libres, raudas y transparentes. De su situación, vamos a hablar hoy con Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente.

Se inició el pasado noviembre el espectáculo natural que supone el remonte del salmón atlántico (Salmo salar). Estos nadan desde el Atlántico y a contracorriente por unos 25 ríos del norte peninsular, que son lo que tienen salmones -desde el Miño hasta el Bidasoa-, éste último es el río salmonero por excelencia en Navarra.

En esas cuencas fluviales todavía se pueden observar a los salmones remontando, con sus potentes coletazos, cascadas de considerable altura. Estos peces, que han pasado dos o tres años en el mar, buscan los lugares donde nacieron, es decir, aquellos en los que las aguas son frías, libres, raudas y transparentes.

Las poblaciones de salmón atlántico (Salmo salar) han sufrido a lo largo de todo su rango de distribución a nivel mundial una reducción del 50% en los stocks salvajes durante los últimos veinte y cinco años. Según los datos de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), de los más de 2.600 ríos con presencia conocida de la especie, esta se ha extinguido como reproductora en más de la mitad de los cauces. La situación en la península Ibérica no es menos dramática, ya que de los 43 ríos salmoneros de los que se tenía constancia a principios del siglo XX se ha extinguido en 24.

En el caso de Navarra, el único río salmonero es el Bidasoa, que desemboca en la bahía de Txingudi, entre las poblaciones de Hendaia, en Francia, e Irún y Hondarribia, en Gipuzkoa.

El llamado “Rey del Río” es un termómetro de la calidad de los ríos. Su presencia, y una población estable, indican que la zona “es de gran calidad, tanto la calidad del agua, como el hábitat”. Por otra parte, la existencia de este salmónido también indica la franqueabilidad del río, es decir, si existen obstáculos para su migración.

Después de recorrer miles de kilómetros y pasar en el mar dos o tres años, al sur de Groenlandia, en las Islas Feroes, en las inmediaciones de la Península del Labrador o frente a las costas de

Noruega, regresan a casa. El instinto reproductor del salmón, la supervivencia de la especie, les impulsa a llevar a cabo grandes migraciones hasta las desembocaduras de los ríos donde nacieron.

Como cada otoño y que se prolonga con el frío de los primeros días de invierno hasta finales de enero, los salmones remontan el Bidasoa en busca de aguas óptimas en la cabecera del río para poder desovar, haciéndolo en algunos casos en el mismo lugar donde nacieron. Anualmente se producen dos picos de entrada de salmones en el río Bidasoa, en primavera y en otoño y una parte del invierno, y si el verano es lluvioso también se registran entradas, aunque de manera más discreta. El mayor número de ejemplares se concentra en otoño, y el remonte está muy condicionado con los picos de riada ya que después de una punta de caudal suelen producirse buenas entradas de salmones.

Es entonces cuando se llevan a cabo los censos en la Nasa de Bera, situada junto a un salto de agua, un enclave adecuado para poder realizar el conteo. Cada día, los guardas de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra izan la jaula y antes de soltarlos en la parte alta de la presa, realizan un exhaustivo control de todos ellos. Tras adormecerlos en unos tanques de agua, se pesan, se miden, se comprueba el sexo y se anota si están marcados o son salvajes.

La población de salmones en el río Bisadoa ha variado mucho en los últimos años. A finales del pasado siglo, la presencia de salomes en el Bidasoa llegó a ser solo de unos 60. Poco a poco con diversas medidas de conservación, en 2016 se llegó a contabilizar 600, aunque el año pasado fue un año muy malo, con solo 90, y este año, 2024 va la cosa mucho mejor, con 170 ejemplares censados y se puede pasar de 200, según el Guarderío de Medio Ambiente de la Demarcación de Bidasoa.

La mejoría a lo largo de los años ha tenido que ver con una mejor calidad de las aguas, y la eliminación de obstáculos como presas sin ninguna utilidad o construcción de escalas en otras presas con saltos hidroeléctricos, para facilitar que remonten las corrientes, además de la adecuación de los cauces promoviendo hábitats más naturales y diversos, que han permitido que algunos ejemplares, los más fuertes, hayan llegado a introducirse hasta 64 kilómetros tierra adentro a través del Bidasoa, superando Elizondo.

El proyecto europeo LIFE Kantauribai que actualmente está en marcha tiene como objetivo la mejora del estado de conservación de especies y hábitats vinculados al ecosistema fluvial en los ríos y afluentes que desembocan en el Golfo de Bizkaia. Liderado por Navarra, a través de la empresa pública del Gobierno de Navarra, GAN-NIK, esta iniciativa contempla la demolición de 25 obstáculos.

LIFE Kantauribai busca mejorar la fragmentación de los ríos por la presencia de obstáculos que conducen a un mal estado de conservación de las especies y hábitats a través de la restauración ecológica de la conectividad fluvial y la eliminación de las causas de mortalidad, como una forma de mejorar el estado de conservación de especies y hábitats vinculados al ecosistema fluvial en 15 zonas de la Red Natura 2000, una problemática que comparten los ríos de la cornisa cantábrica.

Para alcanzar dichos objetivos se están acometiendo una serie de actuaciones, entre las que destacan la demolición de 25 obstáculos que tendrá como efecto la liberación de un total de 85 kilómetros de cauces, 26 Km de cauces principales (13 Km en el río Urumea, 6 Km en Oria y 7Km en Bidasoa) y 59 Km en cauces secundarios (8,4 Km en la cuenca del Urumea, 1,2 Km en la del Oria, 33 Km en la del Bidasoa y 17 Km en La Nivelle).

Otras actuaciones destacadas son la instalación de sistemas de control y seguimiento automatizado de las especies de peces migradores que permitan su monitorización con mínima intervención humana; la restauración y mejora de los hábitats naturales y los hábitats de las especies; y la mejora del estado de conservación del desmán ibérico y visón europeo en los ríos incluidos en el proyecto, mediante la mejora de la conectividad de sus poblaciones (actuaciones de eliminación y permeabilización de obstáculos en el cauce y restauración de la vegetación de ribera), y mediante acciones directas para reducir las principales amenazas para los últimos núcleos de desmán y visón europeo.

Actualmente, la pesca del salmón está prohibida, aunque su impacto no es tan grande, pero algo ayuda a su recuperación.

Esperemos, por el bien de la naturaleza y la biodiversidad, que podamos seguir viendo ese fenómeno natural indescriptible que es el remonte de los salmones.

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