HISTORIA DE PAMPLONA
Pamplona rinde homenaje a Salvador Pinaquy: ¿Quién es y por qué es tan importante en la historia?
"Hoy es un día importante, un día para recordar que 150 años después, la ciudad sigue agradecida y no olvida a los suyos", ha declarado el alcalde
Pamplona - Publicado el
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El Ayuntamiento de Pamplona ha celebrado este miércoles un homenaje a Salvador Pinaquy, figura clave en la historia de la ciudad por su ingeniosa solución para garantizar el suministro de agua durante el asedio carlista de 1874, coincidiendo con el 150 aniversario del hito.
En pleno bloqueo carlista a Pamplona Pinaquy encontró un manantial de agua dulce y del que brotaba de forma abundante, al realizar una excavación junto al molino
Historiador
- MÁS INFORMACIÓN DE SALVADOR PINAQUY AQUÍEl historiador Pedro del Guayo, ya contó la gran relevancia de Salvador Pinaquy para Pamplona en un momento trascendental de su historia.
Los actos han comenzado por la mañana con la colocación de una placa en su honor en la calle Mayor, donde vivió y estableció su fundición, y han continuado con una declaración institucional aprobada por unanimidad en la Comisión de Urbanismo, que además ha propuesto dedicarle un espacio público.
Por la tarde, a las 19:30 horas, tendrá lugar en el Nuevo Casino una mesa redonda titulada ‘Salvador Pinaquy y el impulso a la primera industrialización de Pamplona’, en la que intervendrán los expertos en historia y cultura navarra Víctor Manuel Egia y Pedro del Guayo, moderados por el alcalde Joseba Asiron.
"Hoy es un día importante, un día para recordar que 150 años después, la ciudad sigue agradecida y no olvida a los suyos", ha declarado el alcalde ante la placa conmemorativa, instalada en el mismo lugar donde Pinaquy fundó su fundición, que contribuyó significativamente a la primera industrialización de la capital navarra.
- Pedro del Guayo explica en COPE Navarra otros ataques, destrucciones, asedios y bloqueos que sufre la ciudad de Pamplona en su historia. AQUÍ
Héroe que alivió la sed en pleno asedio
La obra más emblemática de Pinaquy tuvo lugar en plena Tercera Guerra Carlista, cuando la ciudad quedó sitiada por las tropas del pretendiente al trono Carlos VII.
En septiembre de 1874, los carlistas cortaron el suministro de agua proveniente de Subiza a través del acueducto de Noáin, dejando a la ciudad, mayoritariamente afín a los asediantes, en una situación crítica.
Ante la grave situación que vivía Pamplona, Pinaquy ideó un plan para extraer agua de un manantial cercano al molino de Caparroso, en las orillas del Arga, y bombearla hasta un depósito en el lugar donde hoy se ubica la iglesia de San Ignacio.
"Se quedan sin suministro en el mes de septiembre”, ha explicado Asiron, y no brotó ni gota hasta noviembre, cuando “la situación era ya muy grave, hasta el punto de que se había declarado una epidemia de tifus que se había cobrado literalmente cientos de víctimas”.
En tan solo un mes, el sistema estaba operativo, y el 6 de noviembre de 1874 las fuentes de Pamplona volvieron a brotar, dando alivio a la ciudad y permitiendo que la guarnición liberal resistiera hasta que el sitio fue levantado el 2 de febrero de 1875.
“Pinaquy ideó de manera subrepticia la manera de subir los 39 metros que median entre el río y las fuentes de Pamplona para volver a traer el agua, que mana por primera vez tal día como hoy, hace 150 años", ha relatado el alcalde.
Por este logro, el Ayuntamiento otorgó a Pinaquy una medalla de oro como reconocimiento, en una jornada en la que la plaza de la República (hoy plaza del Castillo) se adornó con banderas y guirnaldas, y la ciudadanía festejó con bailes y la salida de gigantes y kilikis.
Un legado que perdura en la ciudad
Más allá de su heroica gesta, Pinaquy dejó una profunda huella en Pamplona a través de su empresa de fundición: su taller fabricó las columnas de hierro del cuerpo de guardia de la cuesta de Santo Domingo, hoy conocido como Espacio SanFermIN!, y diseñó el sistema de elevación del portal de Francia, uno de los accesos históricos de la ciudad.
Además, fue el responsable de la ejecución de numerosos elementos de patrimonio urbano que aún embellecen Pamplona, ya que, tras su muerte en 1890, su cuñado continuó con el legado familiar constituyendo la sociedad Sucesores de Pinaquy y Cía.
Décadas después, en los años 40 del siglo XX, esta sociedad dio lugar a Casa Sancena, que siguió produciendo mobiliario urbano y adornos arquitectónicos que forman parte del paisaje de Pamplona, como los bancos, las icónicas barandillas con el león y las fuentes decoradas con caras de león.