HISTORIA

Un magnate del petróleo, del monopolio a la filantropía

El periodista de Diario de Navarra Javier Iborra habla sobre uno de los primeros y más importantes magnates de la historia reciente

La historia de John D. Rockefeller
00:00
Cope Navarra

Javier Iborra acerca la historia de Rockefeller

Fermín Astráin

Publicado el

2 min lectura

La historia de John D. Rockefeller, el magnate que marcó un antes y un después en el mundo de los negocios, es la de un hombre que se convirtió en sinónimo de riqueza y poder. Nacido el 8 de julio de 1839 en Richford, Nueva York, Rockefeller creció en una familia modesta con un padre comerciante itinerante y una madre profundamente religiosa. Desde joven mostró un agudo sentido para los negocios, empezando como contador antes de entrar en el comercio de productos básicos. 

Sin embargo, su gran oportunidad llegó con el auge de la industria petrolera a mediados del siglo XIX. En 1870 fundó Standard Oil Company, la empresa que revolucionaría el mercado energético y se convertiría en el símbolo del capitalismo moderno. “No sólo en la abstracción del petróleo, sino en el refinado y en el transporte. En todos los aspectos derivados del petróleo. En el siglo XIX llegó a tener el control sobre el 90% del petróleo mundial y esto le hizo que tuviera un dominio sobre los precios y sobre la producción que ha tenido efectos hasta el día de hoy”, comenta Javier Iborra, periodista de Diario de Navarra.

Aunque se le relaciona evidentemente con el petróleo, lo cierto es que hizo mucho negocio también con el transporte. “Él siempre siempre se basó en el transporte. Aunque su monopolio posterior fue el del petróleo, controlaba el refinado, el transporte y la comercialización”.

A través de una estrategia agresiva que combinaba innovaciones tecnológicas, eficiencias operativas y adquisiciones de competidores, Standard Oil logró controlar hasta el 90% de la producción y refinación de petróleo en los Estados Unidos. Este monopolio convirtió a Rockefeller en el hombre más rico del mundo y lo consolidó como una figura controvertida: admirado por su genio empresarial pero criticado por prácticas consideradas depredadoras. Tras enfrentar desafíos legales, su empresa fue disuelta en 1911 por orden de la Corte Suprema bajo la Ley Antimonopolio Sherman. Sin embargo, su fortuna personal siguió creciendo. En sus últimos años, Rockefeller dedicó gran parte de su riqueza a la filantropía, estableciendo instituciones como la Fundación Rockefeller, que transformó los campos de la educación, la salud y la investigación científica, dejando un legado que perdura hasta hoy. “Aparte de la Fundación Rockefeller o instituciones médicas, es verdad que él tenía muchísimo dinero, pero también lo invirtió en desarrollos médicos, educativos, sociales... Es algo que, desde sus más humildes comienzos, siempre destinaba una parte de sus ganancias a lo que llamaríamos hoy obra social”.