CAMPANAS POR EL CLIMA

Toque de campanas para avisar que se superan los 35 grados en la localidad: "Campanas por el Clima"

Los expertos afirman que la percepción general del calor ha cambiado por las altas temperaturas sufridas en los últimos dos años

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El nuevo significado que tiene el repique de campanas en Navarra: alerta por el calor

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

Una iniciativa busca alertar y concienciar del calor a las personas que viven en las localidades con repique de campanas. Se quiere alertar de que hay más de 35 grados para que las personas extremen las precauciones a la hora de salir a la calle, o que no salgan de casa. Pero también se quiere concienciar del calentamiento que está sufriendo el planeta.

En COPE Navarra hemos querido conocer con los protagonistas cómo ha sido y se está desarrollando la iniciativa. Para ello hemos hablado con Julen Rekondo y Mikel Baztán de Fundación Clima, así como con Rosalina Caballín, campanera de la catedral y de la Asociación de Campaneros, además, como es música, ha sido la encargada de componer el repique que sonará como aviso.

“Los últimos dos veranos fueron tan extremos que marcan un punto de inflexión en nuestro cerebro, porque nos hizo creer que eso era la 'nueva normalidad´, y ahora todo nos parece poco”, han venido a decir algunos expertos como el ambientólogo Andreu Escrivà.

Habitualmente cada verano recurrimos al mismo comentario de que hace demasiado calor, y esa expresión se repite verano tras verano. Sin embargo, en este verano ha habido comentarios haciendo que se plantee la duda de si realmente esta estación está siendo menos cálida que en otros años. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de julio, las altas temperaturas se han disparado, y desde el pasado 29 de julio las campanas en la Iglesia de San Andrés de Villava (Navarra) tocan cuando se alcancen los 35 grados de temperatura para avisar a los vecinos de la localidad y que estos puedan tomar medidas de precaución ante el calor. De ello hablamos con Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

Las campanas en la Iglesia de San Andrés de Villava (Navarra) tocan desde el pasado 29 de julio cuando se alcancen los 35 grados de temperatura para avisar a los vecinos de la localidad y que estos puedan tomar medidas de precaución ante el calor, sobre todo con colectivos más vulnerables como las personas mayores.

Habitualmente cada verano recurrimos al mismo comentario de que hace demasiado calor, y esa expresión se repite verano tras verano. Sin embargo, en este verano ha habido comentarios que se han propagado bastante rápidamente, haciendo que se plantee la duda de si realmente esta estación está siendo menos cálida que en otros años.

Hemos escuchado comentar como que "este verano no está haciendo calor" o "el verano pasado sí que fue caluroso". Y, de hecho, distintos expertos han estado hablando de "amnesia climática", que es un término acuñado por el psicólogo Peter Kahn que hace referencia a cómo el avance de la crisis climática distorsiona por completo nuestra visión de la realidad y nos hace no recordad cosas como, por ejemplo, lo que es un verano normal. Lo achacan a que los más jóvenes no visualizan cómo era el mundo antes del impacto de la crisis climática.

“Los últimos dos veranos fueron tan extremos que marcan un punto de inflexión en nuestro cerebro, porque nos hizo creer que eso era la 'nueva normalidad´, y ahora todo nos parece poco”, han venido a decir algunos expertos como el ambientólogo Andreu Escrivà.

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Rosalina Caballín, campanera y que ha compuesto el repique de campanas para alertar del calor

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Los expertos afirman que la percepción general del calor ha cambiado por las altas temperaturas sufridas en los últimos dos años. En 2022 y 2023, los veranos fueron los más extremos desde que se tiene constancia y este año, no se ha llegado a valores tan elevados como los anteriores, pero todavía no ha finalizado el verano, y, de todas formas, los datos que tenemos hasta ahora están por encima de lo que es normal para esta estación. Según muestran los registros históricos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en los años setenta y ochenta España solía tener una o máximo dos olas de calor al año con una duración de entre tres y cinco días en total. En los últimos 10 años, el número de olas de calor y la duración de estos episodios han aumentado por dos.

Por otra parte, la crisis climática no significa que cada año vaya a ser más caluroso que el anterior, y hay que mirar los registros de al menos 50 años. La temperatura no cambia igual en todo el planeta ni en todas las zonas de su atmósfera. Este verano en Navarra, y en otras comunidades de la península Ibérica, hemos podido tener la suerte de un verano más suave, al menos hasta la segunda mitad de julio. Sin embargo, a no mucha más distancia, países como Italia y Grecia han padecido unas olas de calor impresionantes.

En España las olas de calor de este verano comenzaron en la segunda quincena de julio, pero una vez que han llegado, las temperaturas han subido una barbaridad. Entrados en agosto, el exceso de muertes atribuibles al aumento de temperatura es de 771, según los datos publicados por el Sistema de Monitarización de la Mortalidad Diaria(MoMo), del Instituto de Salud Carlos III, responsable de la vigilancia del efecto de las temperaturas en la población. En el caso de Navarra, once personas habrían fallecido en julio como consecuencia del exceso de calor, según datos del citado organismo.

“La influencia del cambio climático causado por el ser humano es tan fuerte que las temperaturas registradas durante las olas de calor no serían posibles sin el calentamiento causado por la combustión de carbón, petróleo y gas”, según los investigadores en clima World Weather Attribution (WWA). En este sentido, el grupo investigador insiste en la “necesidad imperiosa de que el mundo deje rápidamente de quemar combustibles fósiles, y contar con planes de adaptación para tratar de paliar los efectos del cambio climático”.

Cabe preguntarse: ¿qué estamos haciendo contra el cambio climático, por frenar las emisiones? Mientras que existe un amplísimo consenso científico acerca de que la actividad humana ha contribuido enormemente al calentamiento global, que llega a un 97% del conjunto de la comunidad científica, la percepción social sobre ese consenso se debilita en los últimos tiempos aunque varía de unos países a otros, con el auge de las posiciones negacionistas o con el retardismo.

A su vez, la respuesta de los gobiernos y organismos multilaterales es lentísima, y eso se refleja en el no cumplimento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que, por cierto, no son vinculantes, al igual que ocurre con el Acuerdo de Paris (2015). Ello supone que no existan obligaciones legales, ni mecanismos eficaces para su cumplimento, ni rendición de cuentas.

En el caso de Navarra, las campanas en la Iglesia de San Andrés de Villava (Navarra) tocan desde el pasado 29 de julio cuando se alcancen los 35 grados de temperatura para avisar a los vecinos de la localidad y que estos puedan tomar medidas de precaución ante el calor, sobre todo con colectivos más vulnerables como las personas mayores.

Se trata de una iniciativa de la Fundación Clima / Klima Fundazioa, que ha puesto en marcha el proyecto 'Campanas por el clima', que propone utilizar las campanas de las iglesias y edificios públicos o sistemas de altavoces de cualquier institución para, mediante una sintonía de repique original y específica, dar un aviso a la población.

Es una sintonía que ha sido creada para tal fin por la Asociación de Campaneros de Navarra y que se activa en aquellos momentos en los que las temperaturas rebasen el umbral de seguridad marcado por las autoridades sanitarias para cada localidad o hubiese riesgo por inundaciones o incendios.

Funciona además como recordatorio colectivo de que "estamos inmersos en una crisis global que pone en juego nuestro bienestar y calidad de vida y sobre todo el de las generaciones venideras", explican desde la Fundación.

Lo que se pretende desde la Fundación Clima con este repique, que la gente se dé cuenta de que es una señal de alarma, de protección, y que a partir de ahí sea un mecanismo no solo para personas mayores, sino para todas las personas en cualquier lugar.

Respecto a la implantación de esta iniciativa en otras iglesias, el trámite es sencillo: Es ponerse en contacto con la Fundación Clima, conseguir los documentos y la propia melodía o repique, hablar con la parroquia o ayuntamiento, y que haya una o varias personas que se comprometan cuando lleguen las altas temperaturas.

La idea es que este verano nos sirva a nosotros de experiencia, y que podamos luego hacerlo en otros lugares y que nos permita ver qué se puede mejorar para que la localidad que lo quiera hacer tenga el camino más allanado, según los miembros de la Fundación Clima. Tanto en Navarra, como en el Estado, hay varias localidades que están pensando en instalarlo.

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